AntonellaLos día eran aburridos, a veces en las tardes revisaba la revista de Mart para ver sus fotografías.
Joder el cielo es muy hermoso, es un arte lo que hace y gusto poder apreciarlo.
Implanta tranquila ver las nubes, por cierto hoy habían muchas, parece que va a llover y amo que suceda eso.
Margot me había dejado su cámara por si quería tomar fotos al cielo, por lo que la encendí para tomarle fotos al cielo nublado.
Tomé varias para que tuviera algo nuevo que publicar. Cuando la iba a guardar habían varios álbumes, pero había uno que me llamaba la atención.
Se dividían en mañana, atardeceres, nubes, luna y noche.
Pero tenía uno aparte que se llamaba "Mi cielo". Tenía varias fotos mías que nos tomamos juntos y otras solo de mí.
Me gustó mucho su detalle.
A veces él es muy cortante pero tiene un lado muy bueno que hace que sea un gran chico, aunque no le guste mostrar ese lado de él.
La lluvia comenzó y mi vista se pegó a la ventana para ver hasta la mínima gota.
Mi ganas de salir eran muy fuerte.
¡A la mierda todo!
Quiero tener este recuerdo en mi mente, asi que garré mi suéter y salí.
Me encantaba el frío y los charcos que se formaban.
Corrí por toda la calle mientras solo disfrutaba de aquél momento. Cada vez la lluvia era más fuerte y más la amaba.
Me senté debajo de mi árbol un rato para descansar y disfrutar la lluvia
Me llegaron unos mensajes de Mart.
-¿Puedes venir?-
Ya era muy raro que me escribiera ¿Y ahora quiere que vaya para su casa?.
No creo que pase ningún autobús a esta hora, ya que eran las 7 de la noche.
Hablé con mi hermana para que me llevara a su casa, porque me quedaba muy lejos y no que creo que llegue a pie.
Ella aceptó, pero con la condición de que me cambiara la ropa, porque no quería que le mojara sus asientos.
Ya de camino a su casa, bajé la ventanilla para apreciar la brisa y las gotas que hacían una buena relación.
Solo espero que no me diga que le devuelva su cámara porque me voy a molestar mucho.
Cuando llegué toqué a la puerta.
-Está abierto- dice desde el fondo.
Cuando entré él estaba en el piso con una botella en la mano.
-¿Margot qué paso?- Le pregunto.
Él soltó una lágrima, nunca la había visto de esa manera.
-Nada pasó, nunca pasó nada entre Jules y yo- Me dijo
Supuse que habían peleado y que fue muy grave.
-¿Pelearon?-
Tomó un sorbo de la botella.
-Mejor deja de beber y dime qué sucedió entre Jules y tu- Le quito la botella.
-Terminamos, ¿Y sabes qué es lo más jodido? Que yo la amaba demasiado-
Me senté con él, apoyó su cabeza en mi hombro, solo podía su pecho agitarse y volvió a tomar la botella.
-Al final Chris tenía razón, siempre van haber mejores que yo-
No podía seguir escuchando a Mart así y en ese estado.
-Tu eres un gran chico, el mejor de este puto mundo y si ella no vio eso estaba ciega- Le digo.
-Yo la amaba y tal vez fue ese amor el que me cegó y no me dejó ver que ella nunca sintió lo mismo por mí-
Él me abrazó con fuerza.
-¿Por qué todas las personas que quiero se van mi lado?-
Fue en ese momento se me salió la primera de muchas lágrimas.
-Yo no nunca me iré- Le dije mientras coloqué mi cabeza con la suya.
Mi mirada fija en sus ojos y él hacía lo mismo.
-Es un mundo de mierda- Dice mientras tomaba de mi mano.
Se sentía cálida la palma de su mano.
-Somos perfectos en un mundo de imperfecciones-
Me levanto y lo tomo de mano mientras entrelazamos los dedos.
-¿Sabes qué es perfecto?- Le pregunto
-¿Qué es perfecto?-
Lo guío hacia la puerta, bajo la lluvia.
-Esto es perfecto Mart, aprovecha este momento y disfruta conmigo-
Él solo se quedó con la cara puesta a las nubes, teniendo los ojos cerrados, dejando que la lluvia le empapada todo el cabello, lo cual lo hacía ver muy tierno y lindo.
-Ven, toma mi mano-
Le digo iniciando una danza improvisada, una caminata, abrazos y todo lo que quisiéramos hacer en ese momento, solo para nosotros dos.
Quería que su alma de cristal se olvide de lo que siente.
Lluvia, charcos, lágrimas y alcohol.
La noche perfecta, pero solo para el que la aprecie.
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La Relatividad del Amor
Romance¿Tiempo? Acaso tienes tiempo para visitar ha alguien, que probablemente ya ni recuerde el color de tus ojos. Tantos viajes y el camino sigue avanzando. Igual que el tiempo, nunca se detiene y tampoco te espera. Dime ¿Disfrutaste la última vez que es...