La testigo Radical

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Acabo de ver el final de un programa de baile en el que famosos sufren o disfrutan el escarnio público y la fama efímera. Es curioso que un producto tan banal, y desde mi perspectiva actual, mundano, me produzca nostalgia. Es la nostalgia de un mundo irreflexivo en el que el ideal de perfección tiene un vuelo muy bajo. Antes me la pasaba viendo este tipo de programas en familia, y ahora, a los veintisiete, las figuras, el brillo, la misoginia y la intrascendencia de las danzas pronto ahogan esa nostalgia en repudio.

Casi es la medianoche de un día que fue hermoso, y yo acá con los fantasmas del recuerdo, y tal vez los fantasmas a secas que me prestan sus ojos para verme al espejo. Encuentro en mi cuello la cicatriz de una batalla cuyas peores consecuencias me incluyen. Puedo voltear y ver a mi alrededor indómitos tomos. En ellos he grabado las sílabas perennes que propiciaron tantos de nuestros encuentros.

Me encargué de lavar el puñal con el ímpetu de un neófito en el arte. No pude evitar seguir con la mirada los caminos del agua que transitaba las duras arrugas que ahogaron mis sueños de niñez. Aunque me regocijo en mi papel de sirviente no olvido los primeros sacrificios: Eleonora Juárez, Juana Bermúdez, y la peor: María Augusta. El precio por tu obsequio de infinito tiempo son los alaridos y súplicas que hasta hoy me acompañan en las pesadillas e incluso en la vigilia.

El puñal está lavado y mantuve mi túnica puesta y limpia desde las doce de ayer como buena oveja tuya. El siguiente paso es firmar un tomo, el más pulcro, pues no hace mucho lo conseguí en un bazar y empecé a utilizarlo para esbozar las indecibles palabras.

Un rayo ilumina el cuarto y siento que no es casual, el reloj me incita a actuar, tomo el puñal y corto mi cuello en casi toda su circunferencia. La túnica ya no es púrpura, el rojo se adueñó de mi mundo y la vista está cansada y nublada, suelto el puñal que cae tronando contra las baldosas en un latoso ruido que agudiza mis últimos instantes en el rito. Llego a tomar la pluma.

Tuya siempre, Jehová; María Augusta.   

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2022 ⏰

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