¿Estamos solos?

56 10 0
                                    

Omnisciente

Cada día, me sumerjo más en la observación del ser humano. Son tan distintos a nosotros; cada individuo lleva consigo su propia historia. Es sorprendentemente fácil adentrarse en la vida de alguien con tan solo pronunciar un simple “hola”. Pero al mismo tiempo, abandonarla es igual de sencillo con un simple “adiós”. ¿No es así?

Recorro largas horas, observando a niños que juegan, parejas que comparten momentos, y personas que discuten. A menudo, me cuestiono si la vida tiene una explicación simple. ¿Somos marionetas manejadas por fuerzas externas, o realmente somos libres? Se dice que existen dos caminos, el bueno y el malo, y que somos nosotros quienes elegimos la dirección a seguir.

Pero, ¿somos verdaderamente libres para decidir nuestros destinos? Si optamos por el camino malo, ¿acaso nuestro destino ya está predeterminado, al igual que si elegimos el camino bueno? Si nuestras historias ya están escritas, ¿qué significa realmente la libertad? ¿Tenemos solo la libertad de decidir nuestro punto de partida hacia un futuro bueno o malo?

El ser humano, innegablemente, lleva la semilla del egoísmo en sus genes. Hace lo que sea por su bienestar y hará sacrificios con tal de quedar bien ante los demás. A pesar de todos mis días de observación, aún me debato con los misterios de este mundo. Un día escuché que llegará el momento en que todos retornemos a nuestro comienzo, que todo se repite. Nunca comprendí completamente esa idea hasta que me vi obligado a nacer de nuevo.

Kila

Noto cómo Jennifer viene aterrorizada.

—¡No se confíen! —dice sofocada—. Corran, vienen por ustedes y… ya los encontró lo… —Al ver que perdía el equilibrio, camino hacia ella, pero Juan fue más rápido y la sostiene, a lo que ella se desmaya en sus brazos.

—¡Jennifer! —grita Ludmila.

Juan la recuesta en un sofá. —¿Qué haremos ahora?

—Lo siento —dice Luisa con voz temblorosa—. Lo siento chicos, les fallé —todos nos miramos confundidos.

—Puede que no me caigas bien —admito—, pero esto no tiene que ver contigo. Todo lo anterior sí, pero esto no.

—Me iré.

—¡Qué! —gritamos al unísono.

Tobías se acerca con carita de tristeza. —¿Te vas?

—Lo siento, Tobías —mira a los chicos—, lo siento Kila y Leysi, lo siento Lumy —ve a Jennifer desmayada—, lo siento Jenny por no ser la hermana que deseaste que fuera.

—¿Pero para dónde vas? ¿Tienes a alguien que te pueda cuidar? —pregunta Juan.

—No necesito que me cuiden, vine a protegerlos y no pude. Ya se acabó mi tiempo aquí, les fallé…

—Está bien, nos fallaste —apoyo—. Pero si es así, deberías quedarte y sacarnos de este rollo en el que nos metiste.

Puede que solo sea una niña y que en realidad no nos haya ayudado en nada, pero el saber que se va me hace sentir una extraña sensación de abandono y soledad.

—El mensaje en la carta decía “Ludmila está en peligro” —recuerda Mila—. Eso significa que aún hay amenazas, no te puedes ir.

—Y el USB podría tener respuestas —agrega Ludmila, sosteniendo el objeto.

—Primero, escondamos el cuerpo de Marcela —propone Juan—. No podemos dejarlo aquí a la vista.

—Y luego, cuando Jennifer despierte, que nos cuente lo que sabes —colabora Víctor.

¿ Todo tiene fin ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora