D e m e n t i a

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Corría el año 1920. La familia Sandoval era una familia acaudalada residiendo en Londres. El último heredero de la familia tuvo una hija que cuando creció contrajo matrimonio con un marine de los E.E.U.U. Al cabo de un año ella tuvo un hijo al que llamó Leonard pero el parto se cobró su vida. Y la tragedia parecía acompañar a la familia porque los abuelos del pequeño Leonard también perecieron en un accidente. Por todos estos sucesos Nicholas se quedó con toda la fortuna familiar y su hijo.

Pero por desgracia para el pequeño Leonard su padre no fue lo que debió ser...Para empezar nunca recibió amor de su padre ya que este le culpaba de la muerte de su madre. Solo este simple hecho ya le traumatizaba. Además lo encerró en casa y no lo dejaba salir. No iba al colegio ni se relacionaba con otros niños de su edad. Le obligaba a hacer todas las tareas del hogar y solo le concedía tener algún que otro juguete. Mientras su padre se gastaba la fortuna familiar en alcohol, prostitutas y juergas con amigos. Luego llegaba a casa y apalizaba a su hijo por encontrar alguna tarea sin hacer o simplemente porque el exceso de alcohol le empujaba a ello. Pero el pequeño Leonard empezó a descubrir que le gustaba pintar, dibujar personas o animales que alcanzaba a ver desde su ventana. Un amanecer. Una pareja paseando. Etc. Un día le enseñó los dibujos a su padre porque había perfeccionado mucho su técnica, pero su padre los rompió todos diciéndole que eso no servía para nada, que cuando creciera debía hacerse soldado o marine al igual que él. Pero el niño no quería saber nada sobre eso y siguió dibujando y soñando con paisajes que solo vislumbraba desde su ventana.

Creció con una gran belleza, un cabello castaño claro, rubio a la iluminación. Ojos claros como el mar en una mañana soleada, como el cielo despejado. No falta añadir un rostro perfilado sin arrugas, la piel muy suave, delicada y perfecta.
El adolescente casi adulto era igual a su madre.

Y así pasaron los años hasta que el niño se convirtió en un joven y su padre envejeció a pasos agigantados debido a su tren de vida. Pronto su padre no tuvo más remedio que empezar a conceder libertades a su hijo, como salir a dar un paseo por las cercanías, dar de comer a unas palomas, comprar lapices de colores para dibujar... aunque su padre aún intentaba controlarlo mediante el terror y las palizas. Demasiados años recibiendo odio de su padre hizo que ese odio se tornara recíproco cada día más y más. En una mañana de verano, Leonard conoció a una joven dama con la que hizo una amistad especial. Conquistó a la joven con sus dibujos y con su personalidad. Era evidente que le gustaba, pero su padre le prohibía verla. Así que una noche, en un arranque adolescente, la joven llegó de noche a casa de Leonard y trepó a la ventana, colándose dentro de su habitación. Al principio el joven tuvo miedo por su padre, pero la pasión del primer amor unido a un deseo irrefrenable hizo que Stephan bajara la guardia. Dando por hecho que su padre estaría en un estado etílico tan grande que no escucharía nada y se dejó llevar.

Mientras se besaban por una vez en su vida Leonard olvidó las palizas, los insultos y vejaciones, el odio In Crescendo que sentía, y fue feliz...por un instante al menos...

Cuando menos los esperaban los jóvenes amantes fueron sorprendidos por el padre borracho. Se levantaron y se intentaron vestir pero Nicholas agarró a la joven y empezó a tocarla, a mofarse de ella, a llamarla "puta". Entonces Leonard quiso interponerse entre ellos pero un bofetón en el momento exacto le tumbó de bruces al suelo.

La joven dama, en un intento de defenderse, ella arañó al padre, y este en un acto reflejo le propinó un revés que la lanzó trastabillando hacia atrás. Quiso la mala suerte que ella fuera a retroceder hasta la ventana, y como está se había quedado abierta por la pasión que no permitió a los jóvenes ni llegar a cerrar la ventana, ella se precipitó al vacío.

El grito que emitió Leonard fue desgarrador, animal. Se asomó rápidamente y solo pudo ver que la cabeza de su amor estaba abierta de par en par y una mancha roja de sangre crecía y crecía.

Estando al borde de la locura solo pudo escuchar a su padre decir: "maldita zorra, encima ahora tendré que limpiar el cadáver..."

Y así, algo se rompió en la mente de Leonard. El momento había llegado, sin previo aviso, casi esperado después de una vida de maltrato y odio reprimido. El joven estaba asomado comprobando el cadáver. Sin que ni siquiera su cerebro tuviera que ordenárselo se dirigió al cajón de lápices de colores, cogió un lápiz cualquiera ya que siempre los tenía afilados.

Cogió a su padre por el hombro, lo giró 180 grados y le clavó el lápiz en la yugular. El gesto de su padre fue más de sorpresa que otra cosa. Cayó al suelo y Leonard simplemente volvió a clavarle el lápiz una y otra vez. En el cuello, en los ojos, daba lo mismo. Estaba borrando el rostro de su padre como cuando borraba un dibujo que le disgustaba. Lo hacia sin pasión, sin furia, metódicamente. Toda la furia había desaparecido cuando se rompió su mente. Ahora empezaba a ver el mundo de otra manera, con otros ojos, y borrar a su padre era el primer paso.

El Arte Maldito [INCOMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora