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Kise y Aomine por fin habían tenido una alerta roja en varios días, después de acabar con uno de los pretenders que había perdido la razón, se dirigieron al laboratorio subterráneo, donde encontraron a Imayoshi Shouichi sin problemas y le entregaron un nuevo pretender con el cual trabajar.


—Recuerdas que ésta es la última vez...¿Verdad, Aomine?— La voz del pelinegro se dejó escuchar, haciendo que Aomine rodara los ojos.

—Sí, sí... entiendo.

—¡Ánimo, Aominecchi! —El rubio tomó una silla y se sentó en esta. Aomine por su parte tomó un par de herramientas que yacían sobre una barra de metal y caminó hacia el modelo de robot que recientemente habían traído.

—¡¡¿Qué crees que estás haciendo?!!— Dijo casi en un grito el de lentes, quitándole rápidamente las herramientas que Aomine había tomado.

—¿Qué más? Voy a ayudarte.— Enarcó una ceja ante las repentinas acciones de su ex-compañero —Hoy no hay claves rojas, así que estoy libre. Quiero ayudarte.


El de lentes abrió sus ojos que siempre estaban cerrados al saber los planes del moreno, incluso tragó saliva ante ello.


—¡¡No!!— Otro grito se escuchó por parte de él, notando las miradas de Kise y Aomine ante su extraño comportamiento —Es decir... no es buena idea... me gusta trabajar en solitario.— Trató de cambiar el tono de su voz, pero ya era tarde, Aomine había tenido un raro presentimiento en cuanto a su repentino comportamiento.


Pero el moreno no pudo pensar por mucho tiempo, ya que escuchó un pitido, proveniente de su celular, y sin demora se alejó de la escena para hablar más cómodamente.


Tan rápido como contestó, frente al celular se mostró el holograma de Kuroko en tiempo real, con ese rostro de inexpresividad de siempre.


—Hey Tetsu ¿Todo bien?— Cuestionó al saber que su amigo normalmente llamaba por la noche, cuando las actividades de ambos daban su término.

—No... no está todo bien.— Habló para luego tomar su bento que yacía sobre su escritorio —Mira esto.


Aomine mostró una cara de pocos amigos e hizo un pequeño puchero. Si Kuroko intentaba presumirle cuán bien cocinaba su pretender, claro que estaba funcionando.


—¿Eso qué?— Cruzó los brazos y gruñó en molestia.

—Esta comida sabe mal... — Señaló su bento con el ceño un poco fruncido ante sus propias palabras —Creo que Kagam-kun está fallando. Aomine-kun, me gustaría que lo revisaras, creo que tiene algún fallo.


El moreno soltó un suspiro al escuchar la petición del peliceleste, aquello iba en contra de sus planes; se suponía que no debía ver a Kagami, había tenido éxito en ello durante más de una semana, y ahora Kuroko le estaba pidiendo que fuera a revisarlo. Tenía que inventar una excusa rápido antes de que sus planes fallaran.

Just love me, pretenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora