Narrado por Nicolás.
He pasado toda la noche pensando en el maldito correo que Edgar recibió de nuestro jefe. Tengo muchas quejas al respecto y nadie con quién desahogarme. No quiero hablar de esto con Edgar, si le cuento todo lo que opino de Diego seguramente arruinaría más las cosas.
Me metí a mi cama con la intención de dormir como a eso de las 11 de la noche, ahora son las 3:24 de la mañana y sigo aquí; acostado, mirando al techo pensando en todo lo que puede llegar a pasar mañana.
También estoy esperando el momento en el que Edgar decida venir a dormir, siempre viene a dormir a mi cama y a estas alturas de la noche con mi paranoia en su punto más alto lo único que me haría sentir un poco menos enfermo es él. Sentirlo cerca, acurrucarme con él, quedarme dormido en entre sus brazos.
¿Qué mierda está haciendo Edgar a estas horas? Seguramente está perdiendo el tiempo jugando algo en el computador o mirando alguna serie. Nunca le ha gustado ir a dormir temprano y últimamente ha tenido ese mal hábito de dormir tarde y despertar tarde. Luego soy yo quien tiene que hacer lo imposible para que se levante por las mañanas.
Me dan ganas de ir a buscarlo y decirle que venga a dormir ahora mismo. Normalmente yo me duermo sin esperar a que llegue y mágicamente despierto con él, pero esta vez, por más sueño que tenga no puedo dormir, mi jefe me tiene con los nervios de punta.
Para empezar, ¿por qué le manda los correos a Edgar? ¿Por qué no a mí? ¿Por qué pide que vayamos ambos? ¡La vez anterior sólo pidió que fuera uno! ¡Es obvio que lo hace para que Edgar vaya! Al citarnos a los dos tiene por seguro que Edgar asistirá. Podría apostar que si Edgar hubiera ido solo desde la primera vez, él no nos citaría a ambos ahora.
Además, ¿para qué mierda vamos? ¿para hacer acto de presencia en otra aburridísima conferencia de la empresa que no tiene nada que ver con nuestro trabajo? Es obvio que esas conferencias son una excusa para ver a Edgar.
Diego me enferma demasiado, a veces siento que simplemente no puedo competir contra él, es guapo, trabaja en un puesto importante que no sé cómo mierda consiguió, tiene viajes de negocios y todas esas mierdas de gente importante. Definitivamente él no es un fracasado.
Pero Edgar está enamorado de mí y eso es lo importante. Edgar me ama a mí, me prefiere a mí. ¿Verdad? Mierda claro que sí, deja de ser tan inseguro Nicolás. Ya deja hablar contigo mismo y duérmete. Maldita sea no puedo dejar de pensar.
El ruido en mi cabeza es abrumador, estos pensamientos son horribles, el miedo que tengo de perder a Edgar es ridículamente enorme. La habitación está oscura y en silencio. El silencio también me está matando y las peleas internas conmigo mismo están acabando con mi cordura. Mierda Nicolás deja de pensar. ¡Deja de pensar!
Escucho la puerta de mi habitación abrirse y finalmente puedo dejar de pensar, sé que es Edgar y sé que viene para dormir a mi lado como cada bendita noche. No me muevo, no haga nada, simplemente me quedo en silencio y siento como entra en la cama con cautela, cree que estoy dormido e intenta no despertarme.
Se acerca a mí poco a poco, uno de sus brazos rodea mi cintura, me abraza, se acomoda en la cama y nuevamente hay silencio. Este silencio no me mata, es un silencio completamente pacifico. Me volteo para quedar frente a él, busco sus labios y los beso, él me corresponde y ya soy yo de nuevo.
— ¿Te desperté? — Me pregunta con una calma que me tranquiliza todavía más.
— No, ya estaba despierto.
— ¿No puedes dormir? — Hace otra pregunta y no sé qué excusa darle a mi insomnio.
— No. — Contesto y siento su mano acariciando mi espalda.
ESTÁS LEYENDO
Vaso roto
RomantikTodos hemos escuchado alguna vez que lo que no te mata te hace más fuerte pero en la mayoría de las ocasiones lo que no te mata hace que desees estar muerto. Lo que no te mata te rompe, te transforma en un vaso roto... ¿Y qué es un vaso roto? "E...