Prólogo.

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Era se una vez, un niño de una cierta familia en un cierto país, un niño puro e inocente con una familia normal, un niño feliz que fue creciendo como todos, un niño que vio como sus seres queridos eran asesinados, un niño que se escondió para sobrevivir, un niño que poco a poco fue perdiendo su felicidad, un niño que quería creer en que volvería a ser feliz pero tenía miedo en ser defraudado y traicionado de nuevo por sus expectativas, un niño que dejo de ser niño y se convirtió en adulto y perdió la poca esperanza que tenía, aquel adulto que perdió todo, él, que no merecía lo que le sucedió, él, que no tuvo culpa de nada y aun así cargó con las consecuencias de todo, él, que había perdido toda felicidad, la volvió a encontrar, se enamoró de una bella chica, una chica que también lo amaba, volvió a sentir lo que tanto anhelaba, ser querido y querer, vivió feliz, sanó y dejo de estar afligido por las cosas que le afligían, y de nuevo como si todo estuviera en su contra, como si no mereciera ser feliz, le fue arrebatada su felicidad, volvió a ser como antes y al no querer sentir de nuevo para perderlo todo se aisló, s encerró en su mundo propio, empezó a ser alguien frío y solitario, él, que solo quería ser feliz, encontró felicidad en la evasión de la realidad, creía que era mejor si dejara de existir en ese mundo que había sido tan cruel con el, en ese mundo que por más que lo intentara no podría ser feliz y empezó a anhelar otra vida, otro mundo, un lugar distinto en el que pudiera ser feliz, en el que pudiera sentirse vivo de nuevo y entonces encontró refugio en la lectura, ahí al menos podría imaginarse como serían otros mundos, otros lugares mejores, volvió a ser feliz, al menos mientras se imaginaba vivir dentro de aquellos lugares que sus libros relataban, aquellos lugares donde lo imposible era posible, y así aquel hombre que había visto tanto, que había escuchado tanto, que había sentido y vivido tantas cosas inhumanas, tantas cosas que le habían generado tanta animosidad hacia su mundo y los humanos, decidió dejar ese mundo atrás, se suicidó una noche, no dejó nada atrás, no tenía nadie a quien querer, ni nada que dejar, y ese fue el fin de su vida en aquel mundo lleno de guerras y gente depreciable, lleno de maldad y egoísmo, lleno de tantas experiencias que quisiera olvidar.


Al morir se encontró en un abismo, no había nada ni nadie, nada que ver, nada que escuchar, nada que sentir ni oler, un abismo que no comprendía pero con el que sentía familiaridad, y entonces como si fuera una historia de fantasía como las que solía leer reencarnó, no como un humano, sino como un elfo, un elfo con orejas puntiagudas con cabello rubio-platino y ojos azul zafiro, y así comenzó su segunda vida, con expectación de otro mundo en el que su vida fuera diferente y más emocionante...

Viajes a través de otros mundos.Where stories live. Discover now