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Draken: Izana, ¡¿te ha llegado a dar el coche?!
Izana: No... Creo que sigo vivo, la verdad.
Mikey: Ojalá no lo estuvieras...
Las personas dentro del coche salieron a ver como estaba Izana. Eran un hombre y una mujer jóvenes. Cogieron la mano de Izana alegrandose de que estuviese bien. Draken vio su oportunidad de escapar antes de que Baji y Chifuyu les siguiesen atacando.
Draken: ¡¿Podemos viajar con ustedes?! Verá, a mi amigo le ha dado fiebre y... ¡Cuidado!
Una pata proveniente de uno de los dos, intentó atacar a la pareja. Draken e Inui se pusieron delante y las partieron en dos. La pareja se preguntó lo que acababa de ocurrir, pero decidieron ayudarles a huir. Todos se metieron en el coche y era bastante estrecho para meterse cinco personas más dos.
Mikey: ¿Me puedes cambiar el sitio? ¡Estoy justo al lado de Izana!
Izana: Te quejarás, yo me estoy dando contra la ventana y me duele.
Draken: Chicos, por favor...
De repente, una pata de araña atravesó la ventana donde estaba Izana. Por suerte no le dio.
Mikey: ¡Tsk! ¡Casi!
Izana: ¡Por favor, arranquen!
Arrancaron y de repente, fueron tan veloces que ni las patas pudieron llegar a ellos. Solo rozaron el maletero y poco más. Mikey, Izana e Inui se quedaron mirando por la ventana hasta que les perdieron de vista. Draken siguió con Kazutora, procurando que no tuviese frío. Por fin, volvió la calma.
Mikey: Por fin...
Izana: Eso.
Inui: Por fin, estamos a salvo por ahora.
La mujer, mientras conducía, miró para atrás con curiosidad.
Mujer: ¿Qué edad tenéis, chicos?
Draken: Pues... El enano sentado a mi lado, el de las mechas rubias y yo tenemos quince. El otro rubio tiene dieciséis y el peliblanco, dieciocho.
Mikey: ¿Me has llamado... Enano?
Hombre: ¿Solo preguntas que edad tienen? ¡¿No te preguntas que acaba de ocurrir?!
Mujer: Ah, no. Esto ocurre normalmente.
Todos entendieron que no quería hablar del tema. Nadie quería.
Mujer: ¿A dónde os llevamos, chicos?
Inui: Si puede ser al hospital... Lo agradecería...
Mujer: El más cercano es... Una hora.
Draken: ¡¿Una hora?! ¿Kazutora aguantará?
Inui: Sin preocupaciones, Draken. ¿Qué hora es?
Hombre: Las cuatro.
Izana: ¡¿De la mañana?!
Draken: De la tarde...
Mikey echó la cabeza en él hombro de Inui. Izana se puso a mirar por la ventana rota. Draken siguió con Kazutora. La pareja puso una canción de la radio relajante. Ahora había paz.

Draken había estado todo el tiempo mirando por la ventana pensando en que podía hacer ahora que estaban lejos del pueblo y de sus amigos. Kazutora no había abierto los ojos en todo el trayecto. Tampoco la habían liado tanto, era la primera vez en esta semana que podían dormir con tranquilidad. Por eso, Mikey e Izana se durmieron al estar cinco minutos en el coche. Inui también pero algo más tarde. Draken fue el único que se quedó despierto cuidandolos a todos. La pareja miraba de vez en cuando hacia atrás y le preguntaban si iba bien.
Draken: Perdone por preguntar pero, ¿falta mucho? Estoy un poco preocupado por mis amigos.
Hombre: No te preocupes, quedan unos minutitos. ¿Tú estás bien?
Draken: Sí, sí.. Yo estoy perfecto...
Estaba aún preocupado. Kazutora estaba durmiendo de más, aunque tuviese fiebre. No daba señales de encontrarse bien. Inui se despertó y parpadeó un poco para mirar a Draken.
Inui: ¿Falta mucho?
Draken: Acabo de preguntar. Faltan unos minutos.
Inui: Kazutora... ¿Está bien?
Draken lo miró con sorpresa. Kazutora estaba sudando y sufriendo aún con los ojos cerrados. Draken lo cogió en sus piernas y solo sacudió un poco.
Draken: Kazutora. ¡Kazutora! ¡Despierta!
Hombre: ¿Qué ocurre?
Draken: Está mal... No sé explicarlo. ¡Por favor, abre los ojos!
Kazutora: ¡¿Ah?! ¡¿Qué ha pasado?! ¡¿Dónde estoy?!
Kazutora, respirando muy rápido, se levantó y miró a todas partes buscando respuestas a sus preguntas. Draken lo relajó. Inui también lo cogió de los mofletes.
Inui: Calmate. Estamos escapando al hospital.
Kazutora: ¿Para revisarme la cabeza...? ¡No estoy tan loco!
Draken: Por favor, no grites. Estos amables señores nos están llevando allí. Y no es para revisarte la cabeza...
Mikey: ¡Aaaahh! ¡¿Por qué estoy durmiendo junto a Izana?!
Izana: ¡Aaahh!
Draken: Ahh... Siento mucho el escándalo...
La pareja sonrió de la disculpa de Draken y dijeron que no pasaba nada. Llegaron al hospital poco después. Le dieron las gracias y salieron para entrar en él. Draken puso sus manos en el mostrador.
Draken: Buenas tardes...
???: ¡Ah! ¡Tienes un aspecto horrible!
Draken: Me están llamando otra vez feo...
???: ¡No, no! Estás muy pálido. Ven pasa para acá.
Draken: ¡No, yo quería que vieses a...!
Al final acabaron todos siendo revisados por doctores especialistas. A cada uno les metieron en una habitación. A Draken le pusieron varios tubos para saber como tenía la sangre. Encontraron varios restos de veneno de zombie y lo investigaron en otro cuarto diferente. Mientras, se quedó con Inui en otro cuarto, Inui con varias vendas en muchas partes del cuerpo.
Inui: Me han sacado por lo menos cuatro tubos diferentes de sangre. ¡Acababa de perder el cincuenta por ciento de ella por Izana y ahora vienen aquí y...!
Draken: Shh... Silencio. Estoy pensando.
Inui: ¿Qué piensas?
Draken: Pienso que si al veneno que me han sacado le va a ocurrir lo mismo que le había pasado al de Chifuyu, eso significa que...
¡Bam!
Una explosión se oyó de repente en la sala de pruebas. Los dos se levantaron y corrieron para allá. La luz se apagó por la explosión y provocó que todas las máquinas con luz dejasen de funcionar, como un apagón. La puerta estaba bloqueada pero de tantas veces que había abierto una puerta en la casa, la abrieron rompiendo el manillar. Se llevaron una grandisima sorpresa. Muchísimos tubos de ensayo rotos por el suelo y todos los materiales, seguramente radiactivos, esparcidos por el suelo. La gente que estaba investigandolo que iba con máscaras y gafas, estaban en el suelo ensangrentados por la tripa y no reaccionaban. Aunque eso no era lo peor, sino que la sangre con veneno se movía a placer por las paredes como si estuviese vivo. Además, había manchado todo el suelo y el techo como pintura azul que se reconvertía en un ser probablemente vivo que se unía al resto para moverse también. Al juntarse con los materiales radiactivos se hacían más grandes y fuertes. También se juntaba con la sangre proveniente de las personas en el suelo. La escena era asquerosa y horrible para la vista.
Draken: ¡Ay, madre mía...! Tapate los ojos y vámonos...
Inui empezó a toser en ese momento. Se tiró al suelo sin poder coger nada de aire. La radiación estaba afectando sus pulmones. Draken, al no entender lo que le ocurría, lo cogió y se lo llevó de allí, no sin antes cerrar la puerta.
Draken: ¿Qué te ocurre? ¡Respira, hombre! ¡¿Quieres morirte?!
Inui intentó como pudo coger aire. Por fin, algo le llegó a los pulmones, pero tuvieron que alejarse de allí.
Inui: Casi no lo cuento... ¡Ha sido horrible, Draken!
Draken: Sí, sí. No llores y levanta.
Inui: ¡Ah! ¡¿Qué es eso?!
Los dos miraron para la puerta de nuevo. El mejunje azul llamado sangre con veneno sobresalía por la única rendija libre de la puerta. Draken ayudó a levantarse a Inui y los dos salieron corriendo de nuevo.
Draken: ¡Pero si había cerrado la puerta! ¡Las puertas de experimentos no deben tener un espacio por debajo! ¡Inui, sigue corrien...! ¡¿Qué demonios haces?!
Inui: ¡Era por él otro lado donde habían metido a Mikey, Izana y Kazutora! Hay que volver...
Draken se puso una mano en la cara y volvieron haciendo un rodeo. Todo por lo que se movía la sangre se quedaba azul y pegajoso. Draken consiguió de una recepción dos mascarillas y una se la pasó a Inui. Los dos fueron con cuidado pisando lo que no estaba azul, intentando llegar a la habitación de Mikey, Kazutora e Izana. Lo peor tampoco era eso, sino que por donde había azul, las puertas estaban abiertas y la gente de dentro ensangrentada sin respuesta.
Draken: Hay que tener muchísimo cuidado esta vez. No quiere convertirnos, directamente nos mata.
Inui: Draken, me voy a bajar la mascarilla. Me ahogo...
Draken: Vale, pues no respires entonces.
Inui: ¿Y me muero aquí?
Draken le miró con cara de decepción por no meterse en lo importante. Oían ruidos como cosas arrastradas, seguramente era el mejunje. A los dos les recorrió un escalofrío. A cada puerta que pasaban, veían a otra persona caída en el suelo.
Draken: ¿Tienes miedo?
Inui: Más quisieras.
Draken: Je, estás conmigo, ¿lo sabes?
Inui: Eso no arregla las cosas, pero sí que lo sé. Oye, ¿no huele un poco a... Radiactividad como antes?
Draken: Mmm, no. Yo no huelo nada... ¡Inui, súbete ahora mismo la mascarilla!
Inui lo miró asustado justo antes de notar otra vez el ahogo. Draken lo agarró de la camiseta y le intentó dar aire de nuevo. En cambio, no fue nada fácil ya que cuando intentó ayudarle, el arrastre del mejunje azul se escuchó en el otro lado del pasillo. Todo estaba tan oscuro que no se sabía de donde venía. El mejunje se tiró contra los dos por la espalda, por suerte lo esquivaron. Draken agarró a Inui por la capucha y corrió mirando hacia atrás. Dos segundos después, se tropezó por pisar mejunje azul y los dos cayeron por una puerta, que se había abierto cuando se dieron contra ella, hacia abajo por unas escaleras. Claro, el daño no faltó. Al llegar abajo, fueron a atravesar otra puerta, pero en cambio solo se dieron de cara contra ella.
Draken: ¡Tsk! ¡Qué dolor!
Inui: ¡Corre, que viene!
Draken abrió la puerta, dejó pasar a Inui y la cerró de un portazo. Los dos se tiraron al suelo para recobrar el aire, sobretodo Inui que antes no podía ni respirar. De pronto, él mismo encontró algo a un lado de la puerta. Unas llaves. Por cierto... ¿Dónde estaban?
Draken: Parece un almacén oculto. Hay hueco por detrás de las escaleras y hay muchas cosas guardadas.
Inui: Vamos a robar.
Draken: ¡¿Pero cómo que vamos a robar?! ¡Mikey sigue ahí arriba con esa cosa!
Inui: No solo Mikey, eh.
Draken lo ignoró y siguió mirando otra salida. No había. Era muy grande, sí, pero solo había una entrada y una salida. Eso era malo, cuando el mejunje azulado empezó a entrar por debajo de la puerta. Inui y Draken se pusieron a un lado juntos. No tenían armas y encima estaban heridos por la caída de las escaleras, pero tenían...
Inui: ¡Tenemos una llave!
Draken: ¿De qué sirve una llave?
Inui: De arma por lo menos, creo que no.
El mejunje derribó la puerta hacia abajo. Los dos pegaron un grito. Fue a por ellos arrastrando todas sus partes y manchandolo todo de azul. El olor a radioactivo era gigante y encima, Inui no llevaba ya la mascarilla y la de Draken estaba partida. Se metieron debajo de las escaleras haciendo un lío al experimento y tras darle la vuelta, subieron poniendo de nuevo la puerta como antes y cerrandola con la llave. Claro, que también buscar la llave entre todas las que había, dio para un rato. Por fin lo consiguieron y subieron corriendo.
Draken: Ahora tenemos unos minutos libres. Vamos. ¡Mikey! ¡¿Dónde estás?!
Inui: ¡Izana! ¡Kazutora! ¿Dónde está la gente?
Un golpe respondió a sus preguntas. Corrieron a él, no sin antes coger lo que fuera de metal y unas tijeras para defenderse. En una de las habitaciones, que era en la que el ruido había sonado, estaba Kazutora pero tirado en el suelo mirando a uno de los doctores. Encima, gruñó.
Draken: ¿Kazutora...?
Inui: Atrás, Draken. Tengo unas llaves para defendernos... Digo, ¡tijeras!
Kazutora se dio la vuelta relamiendose los labios. Los dos se asustaron tanto que se alejaron, para que dos segundos después...
Kazutora: ¿Qué os ocurre?
Inui: ¿Eh? ¿No eres un zombie?
Kazutora: Pues... Yo creo que no.
Draken: ¿Pero no te estabas comiendo a ese doctor?
Kazutora: No, le estaba robando las chucherías que tiene en el bolsillo.
Inui: ¡Pero estabas gruñiendo!
Kazutora: ¡Porque no tiene de los que me gustan!
Draken: ¡¿Pero porque le quitas los caramelos del bolsillo a un muerto?!
Kazutora: Chucherías, Draken.
Draken e Inui se pensaron que eran tontos. Draken echó su arma a un lado y fue a ver como estaba el doctor tras el "ataque mortal" de Kazutora. Él mismo se quedó mirando a ver si Draken encontraba más caramelos en sus bolsillos.
Draken: ¡¿Pero qué?! Vete fuera con Inui.
Kazutora: ¿Sigue vivo?
Draken: Sí parece, herido pero vivo. Creo que hemos acabado aquí, vamos a ver a Mik...
De repente, el mejunje azul se tiró contra Inui. El olor a radiactividad hizo que Kazutora se alejate y no pudiera ayudar. En cambio, Draken se puso su mascarilla rota y fue a ayudar. Inui, al haberle pasado ya eso dos veces, pudo resistir y peleó, pero ninguno tuvo en cuenta que era tan líquido que se les resbalaba por las manos hacia abajo. Lo mismo con Draken cuando uso su arma metálica, si iba muy fuerte le daba a Inui ya que lo atravesaba. El olor se hizo tan fuerte que Draken empezó a quedarse sin aire y tuvo que dejar a Inui sólo.
Draken: Lo siento...
Kazutora: ¡Espera! ¡Tal vez hay un aspirador aquí!
Draken: ¿Un aspirador...?
Kazutora entró y buscó lo que fuese útil. Draken seguía intentado ayudar con las tijeras. Kazutora salió de repente con un ventilador.
Draken: ¡¿Se puede saber de donde has sacado un ventilador?!
Kazutora: Estaba en un cajón. No hay tiempo, vamos.
Los dos iniciaron el ventilador y la sustancia azul empezó a volar, dejando libre a Inui. Kazutora lo puso al nivel máximo y el mejunje no pudo librarse. Se partió en millones de trozos azules que salieron por detrás. Fue un espectáculo un tanto asqueroso. Draken apagó el ventilador y fueron a coger a Inui.
Draken: ¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño?
Inui: No lo sé... ¡No lo sé! Creo que se me ha metido alguna cosa de esas en la boca. ¡Qué asco!
Kazutora: ¿Se te ha metido en la boca? Te recomiendo que te la laves.
Draken: ¿Tú como sabes eso?
Kazutora: ¿Crees que nunca me he metido algo radiactivo en la boca?
Draken: Espera... ¡¿Qué de verdad te has metido algo así en la boca?
Kazutora: ¿Tú no?
Inui miró a los dos sin saber que decir, antes de correr al baño a lavarse la boca. Draken y Kazutora fueron sin hacer ruido. Los dos tenían un arma e Inui, unas llaves que no servían para nada, pero bueno. Los tres fueron en piña sin separarse. Fueron abriendo habitación por habitación con la calma que les iba desapareciendo al no encontrar ni a Mikey ni a Izana. Draken contaba hasta tres y abría la puerta. Los otros miraban con las armas en las manos. Así, un pasillo entero de no encontrar nada y si eso, más doctores heridos. Y ahí, fue cuando abrieron la última puerta del pasillo y antes de que alguno pudiera entrar, Draken se llevó un golpe en la cabeza con un tubo de ensayos.
Mikey: Ups... Lo siento, Ken-Chin.
Draken: Jo, Mikey...
Mikey: Pensábamos que eras un zombie. Llevamos aquí un rato esperando a que alguien entrara para darle con el tubo en la cabeza, zombie o no zombie.
Draken: ¿Estabamos...?
Izana: ¡Sí! Yo también estoy aquí. Al parecer, uno de los dos no puede quedarse solo.
Mikey: Y ese eres tú.
Izana: ¡Tú!
Draken: Ya empezamos...
Los cinco se alegraron de que estuvieran todos bien, aunque enfadados unos con otros. Inui cerró la puerta y se sentaron en el suelo a pensar. Mikey tenía ya curado el brazo malo.
Mikey: Así que hay una sustancia radiactiva dando vueltas por aquí y que si se destruye vuelve a salir... ¿Y si la aspiramos?
Kazutora: ¡Eso dije yo!
Draken: ¡¿Pero de donde sacamos una aspiradora?!
Mikey: Bueno, bueno. Tal vez, podemos escapar nosotros.
Izana: Eso supondría dejar a todos los doctores aquí y salvarnos solo nosotros... Me gusta, vámonos.
Draken: Nadie se va de aquí.
Mikey se tiró al suelo a pensar. Izana, Kazutora y Draken seguían sentados con los ojos cerrados pensando también, antes de que Mikey volviese a hablar.
Mikey: ¿Y si hacemos como lo que le hicimos a Ken-Chin de sacarle el veneno con una jeringa? Solo que esta vez, es todo lo que hay que coger, no solo el veneno.
Izana: ¡Me gusta la idea! Sobretodo porque la hice yo.
Mikey: Sí, es cierto...
Kazutora y Draken no se enteraban de nada de lo que hablaban. Mikey lo explicó, mal explicado pero de algo se enteraron.
Izana: Lo que no me gusta de ningún plan... Es que nosotros siempre tenemos que derrotar a eso... Si lo hiciesen otros...
Draken: Que perezoso y quejicoso eres.
Mikey: ¡Já! ¡Te ha insultado!
Izana: ¡Yo no soy eso!
Izana en cambio, se puso a pegar a Mikey. Draken siguió sin entender el porqué pegaba a Mikey en vez de a él. Izana agarró del cuello a Mikey y él le dio una patada en las piernas, que hizo que se cayese encima de Mikey y se diese con la cabeza. Los dos gritaron por el dolor de cabeza que se acababan de hacer ellos mismos.
Draken: Ay madre...
Kazutora: Mi pregunta es... ¿De dónde vamos a sacar una jeringa tan grande como para extraer todo el mejunje? ¡Es tan grande como un cuarto!
Izana: ¿Enserio es tan... Grande...?
Mikey: ¿Te vas a echar atrás solo por su altura? ¿A que alucina Kazutora, Ken-Chin?
Draken: No... Es así de grande.
Mikey: ¡Ostras, es enorme!
Draken se río por lo bajo. Mikey ya se negó a salir pero la presión que le metían los otros hizo que cambiase de opinión.
Mikey: ¡Vamos a derrotar al mal!
Draken: ¡Eso! Vamos allá.
Kazutora: ¿Y la jeringa?
Draken: ¡No tengo ni idea! Cogemos todas las que podamos y así mismo.
Izana: ¡Vamos allá!
Draken: Vamos, Inui. Abrenos la puerta.
Inui no reaccionó. Draken se quedó callado para mirar atrás. La verdad, no había intervenido en las conversaciones que habían tenido. Mikey lo miró de arriba a abajo esperando a que le diese las llaves.
Mikey: Vamos, o lo abres tú, o me las das a mi. ¡Inuii!
Draken: Espera, Mikey. Inui, ¿todo bien? Vamos, hay que irse...
Kazutora: Oh, no. ¡¿Te has lavado mal la boca y te has dejado restos?!
Siguió con la misma cara de sufrimiento. Mikey e Izana no entendieron a lo que se referían. Draken se puso de rodillas mirándole con curiosidad. Inui no levantó la vista.
Draken: ¿Te encuentras mal? Si quieres, podemos irnos el resto y te dejamos aquí a ti. Solo danos las llaves.
Hacia la pregunta de Draken, solo pestañeó, dando a entender que probablemente no se encontraba bien. Mikey intentó arrancarle ahora sí las llaves de la mano.
Inui: Draken, corre...
Draken: ¿Qué corra? ¿A dónde?
Mikey: ¡¿A dónde nos vamos si no nos das las llaves?! ¿Eh, Inui, eh?
Inui cerró los ojos fuerte y se echó para atrás. Mikey se empezó a cansar de esperar y de intentar arrancarle las llaves. Comenzó a temblar fuerte y eso asustó a todos.
Kazutora: ¿De verdad que te quitaste la radiación de la boca?
Draken: Anda ya, Kazutora.
Izana: No entiendo que está pasando.
Mikey: ¡Porque no te enteras! Aunque, yo tampoco estoy entendiendo nada...
Inui en ese momento, se le cambiaron de color las manos a un color blanco pálido, como unas garras. Mikey gritó que podía ser un zombie, aunque todos lo negaron. Tal vez, estaba poniéndose pálido por otra cosa. Draken pidió que le diese las llaves, pero Inui no escuchó.
Mikey: ¡Hay que quitarselas! ¡Se va a volver un zombie!
Draken: ¡Qué no se va a volver zombie! Si lo fuese, se habría desmayado ya.
Kazutora: Ehh, ya lo ha hecho.
Draken: ¿Qué? ¿Cuándo lo ha hecho?
Kazutora: Mientras hablábamos de nuestro plan. Pensé que estaba cansado y no dije nada.
Izana: Ah, ¿qué no estaba durmiendo?
Mikey: Yo también pensaba que se había quedado dormido.
Draken: ¿Enserio soy el único que no se ha dado cuenta?
Todos le asintieron. Draken por fin les creyó. Mikey se acercó y tiró de las llaves de su mano, que se habían quedado enganchadas a sus uñas largas y blancas. Draken le ayudó a poder quitárselas, y una vez fuera, corrieron a la puerta.
Mikey: Nop, nop, nop, tampoco...
Izana: ¡¿Se puede saber que haces, tonto?!
Mikey: Mirar que llave es.
Izana: Si no las estás metiendo en el cerrojo. ¿Cómo lo vas a saber sino?
Mikey: Pues por como son. Mira, esta de tres, no parece. Está que tiene un emblema dibujado... Tampoco. Pues no es ninguna entonces.
Draken: Trae aquí. Voy probando.
Tras probar unas cuantas, consiguió la que era y los cuatro salieron de ahí, dejando solo a Inui. Fue medio segundo de pura calma, justo antes de verse... Rodeados. Miles de doctores, todos los que se habían estado encontrando en el camino, eran ahora zombies.
Mikey: ¡Ah! ¡Adentro otra vez!

Mikey: ¡Ah! ¡Adentro otra vez!

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Pueblo encantado (Tr)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora