Capítulo único

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"Cosas que puedes preguntarle a tu yo del futuro"

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Aprovechando que la mayoría de los adultos estaban tan drogados a tal punto que apenas podían moverse, encendí mi teléfono y le envié un mensaje a Tweek.

Craig Tucker: ¿Quieres ir al arcade o a comer pizza? Mis papás están por las nubes y no creo que se den cuenta si les robo algo de dinero :P

Desde que empezó la pandemia casi no nos hemos visto y las pocas veces que nuestros padres nos dejaron salir, no podíamos tener contacto físico en público sin que alguien se escandalizara porque "estábamos transmitiendo el covid" al tomarnos de la manos. Era una mierda no poder ni siquiera tocar a mi novio, pero Tweek también andaba bastante paranoico al respecto y, habiendo aprendido mi lección con lo de Corea del Norte, preferí respetar su espacio personal y no repetirle por décima vez las estadísticas de covid en niños de nuestra edad. 

Aún así, se podría decir que logramos adaptarnos al cambio. Después de las clases en línea, creábamos una sala de zoom privada para charlar o ver algo en Netflix. Al inicio solo veíamos películas de terror —hasta el día de hoy no puedo creer que sean las favoritas de Tweek— y acción,  pero con el tiempo le agarramos el gusto a ver comedias románticas. Era de las actividades más divertidas que se nos ha ocurrido porque podíamos burlarnos por horas sin aburrirnos.

También jugamos Minecraft de vez en cuando. A Tweek le gusta construir y cada cierto tiempo rediseña nuestra casa, pero al menos nuestras camas siempre se mantienen juntas. Yo soy más de minar y criar animales, por eso fui la persona más feliz cuando Tweek logró instalar un mod que incluía cuyes. Desde entonces hemos tenido a Stripe en el dormitorio y unos cuarenta reemplazos en el corral por si algo le llega a pasar a la original.

Cada cierto tiempo, Tweek me manda sus playlists favoritas para que las escuche en medio de la noche. Al inicio no comprendía el porqué le gustaba tanto Jack Stauber, pero con un par de canciones me di cuenta de que la música de ese tipo y Tweek emiten la mismas vibras. No sé, no es algo que pueda explicar con palabras, pero es reconfortante sentir a mi novio al lado mientras escucho música.

De hecho, creo que manejamos la situación demasiado bien. Cuando regresamos a clases presenciales, me enteré de que la mayoría de mis amigos habían roto con sus respectivas novias durante el encierro y, de hecho, se sorprendieron muchísimo al enterarse de que lo mío con Tweek siguiera existiendo a pesar de que nos habíamos visto frente a frente unas dos veces desde que inició la pandemia.

—¡¿Cómo lo hiciste, maldito Tucker?! —me preguntó Clyde en el almuerzo una vez—. Bebe rompió conmigo al mes de que inició el encierro porque, según ella, no le prestaba atención. Estoy seguro de que Tweek es diez veces más dramático que ella, así que... ¡¿Cómo?!

Yo me encogí de hombros en esa ocasión. Yo solo estaba dándole a Tweek la atención que necesitaba para que no tenga ataques de ansiedad tan constantes, y estoy totalmente seguro de que él también hacía lo que estaba a su alcance para que nuestra relación funcionase a pesar de las complicaciones. Nos mandábamos tiktoks de animalitos, hacíamos llamadas y Tweek me daba clases de repostería los viernes, de las cuales no aprendí nada porque soy un cero a la izquierda en la cocina. No sé, cualquier cosa que nos hiciera sentir que estábamos frente a frente y no mirando el monitor de una computadora. ¿Eso no es lo que estuvieron haciendo estos tarados con sus novias durante toda la cuarentena? ¿Entonces qué demonios estuvieron haciendo además de jugar Call of Duty hasta las cuatro de la mañana?

Cosas que puedes preguntarle a tu yo del futuro | CREEKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora