16. Vieja chiflada.

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BONNIE.

-¿Qué quieres decir con eso?


Yo tomé aire y lo miré. Sus tristes ojos miel me observaban a la espera de algún argumento, pero no sabía cómo decirle. No sabía cómo explicarle. 

Lo amaba, lo quería, lo adoraba... mentiría si dijera que sus sentimientos no eran correspondidos, ¡claro que lo eran!

Pero luego estaba el asunto de Verónica. Me resultaba difícil no pensar en el hecho de que me mintió, el saber que mi mejor amigo me vio desnuda mientras estaba disfrazado de mujer me resultaba perturbador. Me encontraba en un dilema.

¿Seguirlo o perderlo?


-Quiero decir que.. -tomé un poco más de aire- que hay un vuelo esperándome. Adiós, Zayn.


Me solté de su agarre y caminé en dirección contraria. Y mediante cada paso que cada escuchaba un grito y un sollozo por parte de él. El nudo en mi garganta ya había aparecido, indicando que en cualquier momento las lágrimas iban a salir. No, yo debía ser fuerte.


-¡¡Bonnie!! ¡¡Por favor, no me dejes!! -gritos y más gritos eran todo lo que se escuchaba en aquel aeropuerto- ¡¡Si deseas, sólo podemos ser amigos!! ¡¡Pero no me dejes!!


Yo limpié con mi mano derecha una lagrima que salía de mi ojo, y que recorría mi mejilla.


-¡Bonnie! -gritó una vez más- ¡No me dejes!


Y volteé una vez más. Sólo para que mi corazón se arrugara al ver a un Zayn arrodillado en el suelo, totalmente desesperado, totalmente destruido. Él sólo me rogaba con su mirada. Algunas personas lo observaban, o más bien, nos observaban. La mayoría eran miradas de ternura, o algunas, con muecas de fastidio por los gritos del moreno. Y allí fue donde me di cuenta de que estaba dejando una parte de mi en Bradford, una parte que quizás -solo quizás- jamás volvería, esa parte de mi, se quedaba con Zayn. Mi corazón no se quedo con él, porque él es mi corazón. No sé de donde saqué tanta voluntad para no abrazarlo.

Y me volteé, y seguí caminando.

Ya no se escuchaban gritos, ni sollozos. Ahora yo estaba en una pequeña fila de personas a la espera de abordar un estúpido vuelo. 

Fue la mejor y peor decisión que pude haber tomado, eso lo recordaré siempre.


* * *


El vuelo se había tardado un poco más de lo esperado, internamente agradecí eso, pues apenas abordé, lo único que pude -y quise- hacer fue dormir. Me ayudó a no pensar en Zayn.

Iba a hacer todo lo posible por no pensar en él.

Cuando aterrizó, intente olvidarme de todas mis tristezas, y mirar lo que tenía en frente de mi. A través de la ventana, observaba las hermosas luces que daban vida a la singular ciudad de Nueva York. Desde los catorce años, siempre había querido vivir aquí. 

El sueño de cualquier chica, vivir en la ciudad de los suspiros.

Asi lo decidí, siempre veía a las grandes modelos en la Semana de la moda. Siempre buscaba fotografías, códigos postales, información. Cualquier cosa por sentirme parte de aquí. Llegó un momento en el cual pensé que quizás sólo era un estúpido capricho adolescente. Pero ahora me doy cuenta de que quizás, algunos sueños pueden hacerse realidad. Aunque mi sueño y mi felicidad no estaban completos sin él. 

Enamorando a Verónica → zaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora