Única parte.

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-¡Midoriya, tanto tiempo sin vernos! -Saluda enérgico Kaminari.

El hombre apuesto le sonríe mientras se despoja de su bufanda y abrigo.

-¡Cuánta nostalgia!

-¡Oigan, Midoriya llegó!

Vaya que era una persona querida.

-Deberíamos brindar con la cerveza primero. -Dice Hanta sirviéndole un vaso con la bebida ya mencionada.

-Gracias...

-Escuché que eres abogado, Midoriya.

-¡¿De verdad?! ¡Eso es tan genial! ¡Comienzas a marcar tu camino hacía la cima!

-Supongo que tu trabajo te deja bastante ocupa-

-Disculpa. -Interrumpe la conversación.

El rumbo que esta estaba tomando no le gustaba para nada, sin mencionar el hecho de que si había aceptado aparecer por ahí, solo era porque quería ver a alguien en específico.

-¿Kacchan vendrá? -Le pregunta a el hombre sentado a su lado, Sero Hanta.

El pelinegro lo mira sorprendido para en seguida responder.

-Ah... No. Nadie pudo localizarlo así que... Bueno, no pudimos invitarlo.

-Ya veo. -Le da un trago a la bebida que sostiene en su mano.

Sero lo mira aún con expresión confusa y sorprendida. No hay que ser un genio para notar la decepción en el rostro de Izuku.

-Tal vez... -Voltea su rostro hacía el lado contrario de el de Izuku. -Tal vez no deba decir esto, pero... ¿No será algo malo para ti el volver a verlo?

El ojiverde regresa su atención a él.

-¿Perdón?

-Bakugo siempre te molestaba, sabes... Te hizo "el chico de sus recados" y todo eso.

-...Jeh. -Sonríe inconcientemente trayendo los recuerdos a su mente.

Hace tiempo atrás, Kacchan y yo estuvimos en una relación algo retorcida.

"-¡Izuku! -Me habló sin siquiera mirarme, sentado tranquilamente mientras leía alguna revista sin sentido. -Ve a traerme algo de pan Yakisoba y de melón. Apúrate."

Admiraba la vista que tenía de él, su espalda, su nuca, su cabello...

"-Si no regresas en cinco minutos, te mataré. -Dijo volteando a verme. -Jej..."

Aunque su comportamiento fuera un show barato y cliché, me obligaba.

Se aferraba a mí y no me dejaba ir.

"-Izuku, préstame dinero."

Me gustaba la manera en la que su mirada se hacía cruel cuando declaraba una "orden".

"-Haz mi tarea para mañana."

Y yo siempre las seguía.

{

-¡Izuku!

Un día como cualquiera estando en la azotea...

-¿Por qué siempre sigues mis órdenes?

De nuevo, no me miras. Estás sentado en el piso, probablemente chateando con alguien en tu teléfono. Abro mi boca para responder, pero, ¿Qué debería decirte?

Debo ser honesto, ¿No es así?

-Porque quiero.

-¿Ah, eso era? Entonces, bésame.

Ni siquiera me miras.

-Empiézalo.

Aquella fue la primera vez.

Te miro fijamente aunque tú a mi no; los dos estamos serios, la situación ya no es un simple juego de adolescentes aburridos, ¿Verdad?

-¿A caso no vas a obedecer?

Luego de ese día, sus órdenes, de algún modo, fueron siempre sexuales.

Pensé que tal vez me alejarías después de besarte; en cambio, lucías perdido mirando mi corbata para después, sin aviso, envolverme entre tus brazos.

-Si me abandonas, no te lo perdonaré.

}

Ese día, cuando esos ojos fríos me miraron...

-Adiós. -Me despido de los que aún se quedan bebiendo en el lugar.

Por primera vez, pensé que estaban algo vacíos.

-Un chico de los recados, eh... -Hablo conmigo mismo por la calle.

Sin importar cuán ilógicas fueran sus órdenes, yo quería que se saliera con la suya.

-Hace frío...- Tengo que cubrirme con mi bufanda o atraparé un resfriado. -Me pregunto si Kacchan estará sintiendo frío también.

Kacchan, Kacchan, Kacchan, Kacchan...

¿Estás bien? ¿Dónde estás ahora?¿No tienes frío? ¿No estás solo?¿Encontraste a alguien más que siga tus órdenes?

Yo...

"-Izuku."

No puedo olvidar cómo me mirabas.

"-Escucharías mi última orden?

Probablemente no pueda cumplir con tu última orden...

"-Quiero que olvides y pretendas que nada ha pasado."

...mientras esté vivo.

Recordando la peor parte de nuestra relación, no puedo evitar hacer otra cosa más que llorar.

"-Si ese es tu deseo."

Como siempre, nos miramos con la misma expresión seria, después de responderte me di la vuelta; y así, todo terminó justo donde comenzó, en la azotea de nuestro instituto.

Solo que esta vez no me pediste que me quedara.

Orden final - BakumidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora