Para Fubuki, la repentina desaparición de Saitama justo el día de su boda la había afectado bastante.
Ella pensaba que el héroe calvo había desaparecio, por lo que estaba muy preocupada.
Pero cuando se entero de la verdad, cuando leyo la carta que Genos le dio.
Entendio todo.
Saitama los había abandonado.
¿Por que?, nadie sabe.
Al menos ella no.
Se sentía... insuficiente, una inútil mejor dicho, después de todo, no pudo hacer nada para evitar que Saitama se fuera.
Y el mismo Saitama lo decía en aquella carta.
"Fubuki... tu eres la que menos me importa, pero aún así, espero que encuentres a alguien que te aguante y no te quiera solo por tu físico. Aunque eso podría ser lo único que tienes para ofrecer"
Aquellas palabras si le dolieron, y mucho...
Tanto que en el día de su boda, casi destruye todo el lugar por culpa de sus poderes descontrolados.
Estuvo meses en depresión, su única y mejor compañía era la soledad. Su esposo no pudo hacer mucho para intentar animarla, Tatsumaki tampoco, nadie pudo ayudarla.
Todos los días, en las noches, recordaba melancólica, y con lágrimas en sus ojos, los momentos que compartió con Saitama desde que lo conoció, ella no lo amaba, al menos no en el sentido romántico, ella lo amaba de verdad, pero una forma de amar más pura que lo sexual, lo veía como un hermano mayor que siempre estaría para ella, lo veía como aquella figura paterna que nunca tuvo y que siempre necesito.
Aferrándose al único recuerdo que le quedaba del héroe, una foto que ambos se tomaron el día del cumpleaños de Fubuki.
Si bien varios rumores afirmaban que Saitama solo había asistido por el pastel, la comida gratis y por su hermana Tatsumaki.
Fubuki ignoro todo eso cuando Saitama la felicito por avanzar como persona.
Pues ella había dejado su grupo, y ascendido a la clase A, siguiendo los consejos que Saitama le daba.
Consejos que ella extrañaba...
Extrañaba su compañía...
Su estúpida cara inexpresiva...
Sus abrazos...
Extrañaba sentirse segura y cálida a su lado.
Lo que inicio con un leve sollozo se convirtió en un llanto ahogado entre las sábanas.
No podía evitar sentirse triste.
Saitama era el amigo más cercano que tenía.
No podía creer que el le haya hecho algo así...
La ira tomó control de ella.
"¿Por que me hizo esto?"
"¿Hice algo mal?"
"¡¿No fui suficiente para ti?!"
"¡Dime!, ¡¿por qué te fuiste?!, ¡tu...!, idiota... calvo... d-de... mierda..."
Pero eso no duró mucho, el llanto regreso, más fuerte que antes.
Ya no le importaba si su hermana o su esposo la escuchaban, ella quería desahogarse, llorar todo lo que tenga que llorar, sufrir y sufrir, para después sonreír.
Cuando Mob nació, fue una sorpresa para todos, Tatsumaki no dijo palabra alguna pero era obvio que el pequeño también era hijo de Saitama, ya que ambos tenían esas caras inexpresivas tan especiales.