Tails, un pequeño zorro de dos colas que forma un gran lazo de amor fraternal hacia su mejor amigo, cuyo nombre es Sonic un erizo con alto entusiasmo, el mejor en los deportes, el favorito de las chicas y entre más cosas.
Tails se verá en apuros ya...
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Una mañana como cualquier otra se encontraba un sonriente zorro de dos colas, caminando tranquilamente mientras cargaba una mochila llena de cuadernos y libros. El pequeño pero gran zorro estaba en estudios y ahora se encontraba en su ultimo año de colegio, por ahora ha estado muy bien, había cumplido las obligaciones de cualquier estudiante tiene, hacer la tarea, cumplir con sus proyectos y exposiciones; esperaba terminar todo como el mejor estudiante de todos los siglos.
Al fin había entrado a su lugar de estudio, el se sentaba al frente de toda la fila ya por sus calificaciones y entusiasmo que ha estado poniendo por medio año y entre más cosas.
La clase había empezado y todos estaban atentos lo que decía el maestro.. o bueno, el era casi el único a la enseñanza, ya que los demás de atrás solo hablaban en susurros y se reían levemente para no ser escuchados por el docente. De un abrir y cerrar los ojos la puerta había sido tocada varias veces, el de las dos colas podía apostar de quien era.. Claro, su mejor amigo el típico estudiante que llegaba una hora tarde a las clases, pero, eso no le quitaba la fama que tenía con las damas de ese lugar; Ni apenas se vio al erizo parado en la puerta las demás ya pusieron toda su mirada en el, parecía ser el único chico que estudiaba con ellas ya que toda la atención que recibía el azul era de parte de ellas.. siempre ellas.
Tails solo rodó sus ojos con incredulidad y molestia, para después ver a su amigo con una delicada sonrisa al pasar por su lado, el puesto de Sonic era la ultima fila de todas pero al erizo no le molestaba en lo absoluto, ya que los puestos de atrás siempre serán superiores que los de adelante.
Dos horas de clases habían pasado, el timbre del receso sonó y todos fueron al patio para poder pasar el terrible dolor de trasero que daba estar sentado casi eternamente. Tails fue a buscar a su amigo el erizo, no fue más su sorpresa al ver que una chica rosada le pedía pasar el almuerzo juntos mientras sostenía las manos del chico con las suyas y daba pequeños brinquitos.
"¿En enserio? ¿Después de que Sonic le había rechazado más de miles de veces seguía insistiendo? Enserio Amy se había puesto demasiado fastidiosa"
Pensó el zorro mirando con un poco de molestia tal escena, sabía que Sonic la volvería a rechazar ya que le contó que no tenían ningún par de sentimientos amorosos hacia la eriza rosa, ya que solo la veía como una amiga de la infancia y nada más.
Tails decidió alejarse de aquella escena e irse a tomar su merienda en su puesto de clases, no era casi tan fan de convivir con sus demás compañeros y perderse sus estudios. Posiblemente tails se esté apartando de los demás, no por sus estudios según el, si no porque el pobre zorro no tuvo una buena infancia con los demás niños del jardín.. ¿Cruel, verdad?
Comía tranquilamente mientras se quedaba pensando en algunas cosas que los distraía de todo el ruido de sus compañeros de afuera, se hubiese quedado así hasta terminar su merienda si no fuera por la llegada de cierto erizo.
– ¡Hey, Tails! ¡¿Te encuentras aquí?! – Entró repentinamente el albino de pelaje azul llamando a su mejor amigo dentro del salón. Tails dio un pequeño brinco por la llegada del otro, casi atragantándose con su propia comida, Sonic giró la mirada y pudo encontrar a su zorro de dos colas mirándolo un poco espantado.
– Uf, que alivio que te encuentres aquí.. no sabía donde más buscarte. – habló un poco aliviado, cogió una silla que se encontraba cerca de el para ponerla junta a la mesa de su compañero
– Sonic, sabes que siempre paso todo el tiempo dentro del salón. – respondió tails negando con la cabeza, mirándolo con una pequeña sonrisa como para poder decirle "tonto"
– ¿Ah, enserio? – volvió a preguntar el contrario mirándolo con sarcasmo y una sonrisa se posó en sus labios. Aunque pase y pase los años, Sonic el erizo nunca cambiara de actitud con sus amigos, algo que le hacía gracia al pequeño zorro
Así pasaron los minutos de aquellos dos hasta que sonó el timbre para regresar al salón y continuar las clases, parecía que las horas y/o minutos se pasaban volando cuando esos dos estaban juntos, ¿Por qué?
