14 | a las carreras

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—Tu hermana vino temprano —informó Tessa, entrando en la habitación para encontrar a Tommy sentado solo—. Estaba preocupada. Tú y el maldito Freddie Thorne, la puso enferma. Está bien, pero en su condición necesita paz. Las mujeres hablan.

—Eso es algo que hacen —respondió Tommy.

—Habló de ti —continuó Tessa, mirando a Tommy encender un cigarrillo—. Acerca de cómo te guardas todo pero puedes sentir emociones.

—Bueno, eso es lo que hacen los hombres —dijo Tommy.

—Eres un idiota, Tommy —declaró Tessa—. Tú y Freddie, el esposo de Ada y tu mejor amigo, peleando por lo mismo. Es tan ridículo. Deberías hablar más.

—¿Contigo? —preguntó Tommy.

—¿Por qué no? —respondió Tessa de nuevo—. Soy una camarera, es mi trabajo. La gente siempre habla con una camarera. Y m-me preocupo por ti.

—¿Qué fue eso? —preguntó Tommy, buscando el periódico—. Tartamudeaste.

—Me escuchaste —dijo Tessa sin rodeos—. ¿Por qué pelean tú y Freddie?

Tommy ignoró su pregunta, centrándose en el periódico—. Te buscaré en tu casa a las nueve en punto mañana por la mañana. ¿Compraste un vestido?

Los ojos de Tessa se abrieron—. Mierda. Sabía que había algo que olvidé hacer.

—Tessa —dijo Tommy en voz baja—. Por favor dime que estás bromeando.

—Lo haría, pero eso sería una mentira —dijo Tessa, haciendo una mueca—. Dile a Arthur, quien aparentemente ahora es dueño de este lugar, que me voy a tomar el día libre.

—Espera un minuto —comenzó Tommy, pero Tessa ya estaba cerca de la puerta.

—Adiós, Tommy —gritó Tessa, dejando su delantal en la barra mientras salía corriendo.

Tommy la observó irse, perplejo. Sacudió la cabeza y volvió al periódico, murmurando—: Típico de Tess.


A la mañana siguiente, después de arrastrar a Arthur a la tienda de ropa con ella, Tessa se preparó para las carreras.

El día anterior, ella y Arthur habían pasado una tarde agradable, probándose diferentes vestidos en diferentes tonos de rojo, y Tessa estaría mintiendo si dijera que Arthur no la hacía sentir como una princesa. Para un gángster tan duro, Arthur conocía de telas y ayudó a Tessa a elegir un vestido que sería, y cito, "malditamente irresistible".

Tessa se paró frente al espejo, sosteniendo el vestido para inspeccionarlo, solo en su ropa interior, cuando la puerta se abrió y apareció Mason—. Oye, Tess, me voy a... ¡joder, ponte algo de ropa!

Mason salió de la habitación y Tessa se sonrojó antes de llamar a su hermano—. Mase, necesito ayuda.

—¿Con qué? —gritó Mason.

—Con este maldito vestido —espetó Tessa—. Arthur me ayudó ayer, y no puedo hacerlo sola o lo romperé.

—Por favor, dime que estás usando ropa interior —suplicó Mason.

—Lo estaba antes, estúpido. No ando paseando desnuda. ¡Espera! Olvida que te insulté, necesito ayuda, por favor —se quejó Tessa—. Tommy vendrá en diez minutos.

Mason se resignó a ayudar a Tessa a ponerse el vestido que compró, e incluso cuando lo llevaba puesto, no pudo evitar preguntarse cómo consiguió la buena apariencia de la familia.

—Te ves genial —halagó—. Toda vestida para Tommy, supongo.

—No —respondió Tessa—. Me visto para sentirme bien. Tommy puede irse a la mierda.

Mason se echó a reír—. Me tengo que ir, Tess. John me quiere en la tienda. Que tengas un buen día, ¿sí?

—Gracia —dijo Tessa, poniéndose los zapatos planos, como ella prefería, y siguió a su hermano escaleras abajo.

Para su suerte, cuando dejó salir a Mason por la puerta y la cerró con llave, apareció Tommy, su puntualidad aguda nunca le fallaba. Le sonrió a Tessa en señal de saludo, y ella lo vio mirando el vestido que llevaba puesto, una mirada en sus ojos que no había visto desde antes de la guerra.

Entrar en el auto resultó ser un desafío. Tenía que aceptar la oferta de Tommy de una mano amiga, y una vez que se sentó, pensó que era mejor no moverse por miedo a rasgar un vestido tan caro.

—Te ves bien —comentó, conduciendo por Watery Lane una vez más.

—Gracias —respondió Tessa—. ¿Somos solo nosotros dos?

—Algo así —respondió Tommy.

Tessa se recostó en el asiento—. Nunca puedo obtener una respuesta directa de ti, ¿verdad?

—Es más divertido si no lo haces —dijo Tommy.

—¿Así que supongo que tienes un plan y que has atrapado a Mason de alguna manera? —dijo Tessa—. ¿Y que Arthur, John y algunos de los chicos Peaky también están en camino a Cheltenham?

—Bien adivinado —respondió Tommy—. Pero no puedo decirte lo que están haciendo.

—Entonces, ¿por qué diablos voy? —preguntó Tessa—. Nunca me dices nada. Detén el auto, me voy a casa.

—Tess, relájate —la interrumpió Tommy, agarrándola del brazo con una mano para evitar que saltara del auto—. Estarás ahí para evitar sospechas.

—Quieres decir que me vas a usar como una puta para poner a Billy Kimber de tu lado —espetó Tessa, y la expresión de Tommy cambió—. ¿Entonces tengo razón? Planeabas alejarme con él para obtener lo que quieres. No soy estúpida, Tommy. Puedo descifrar tus planes de mierda.

—Oye, escúchame, ¿de acuerdo? —dijo Tommy suavemente, tomando la mano de Tessa solo para que ella se la arrebatara y se volviera a mirar los campos—. No te va a pasar nada. No dejaré que Kimber te toque, ¿de acuerdo? O cualquiera de sus hombres. Estarás conmigo todo el tiempo. Lo prometo.

—No hagas promesas que no puedas cumplir, Tom —dijo Tessa suavemente, y Tommy fue sacudido de nuevo a otro momento de su vida, de pie en la plataforma del tren antes de irse a la guerra.

En aquel entonces, habían sido promesas de matrimonio y volver con vida y esperar el uno al otro, y estar enamorados. Tommy todavía amaba a Tessa; simplemente no sabía cómo decirle. Escucharla tener tan poca fe en su capacidad para cumplir sus promesas le hizo sentir un dolor en el pecho, como si de alguna manera hubiera perdido la confianza de todos solo por perder la de Tessa. Ella siempre le creyó cuando él dijo que haría algo, pero ahora dudaba de él.

Decidió entonces, incluso si las circunstancias estaban en su contra, que no dejaría que nadie lastimara a Tessa en las carreras, y si fuera necesario haría todo lo necesario para protegerla.

Después de romper todas sus promesas anteriores, y de recordarle sus fracasos cuando se trataba de amarla, Tommy estaba decidio a no perderla más de lo que ya lo había hecho.

VIOLENT DELIGHTS | Thomas Shelby ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora