Capítulo 9

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(Ingrid)

- ¿Tú? -mis ojos casi se desorbitan.

- ¿Qué novata? ¿No ha pasado ni un día y ya eres la nueva putita de Jordan?

-Es mi hermano capullo, que te den- terminé nuestra conversación cerrando la puerta delante de sus narices.

-Ingrid, Ingrid, abre la puerta- exigió este.

-No- le negué desde dentro del apartamento.

-Ingrid, perdón.

- ¿Cómo sabes mi nombre?

-Lo escuché cuando la directora lo dijo- explicó. - ¿Me dejarás entrar ahora?

- ¿Qué quieres? -cuestioné desconfiada.

-Que hablemos.

«Sí ya...hablar...seguro. »

- ¡Lárgate y déjame en paz! - ¡Dios de mi vida! ¿Cómo puede llegar a ser tan exasperante una persona?

«Mira quién lo dice... » Me reprochó mi conciencia.

« ¡Cállate maldita sea! Tú deberías estar apoyándome ahora mismo, no dándome la la lata. » Me reprendí a mí misma.

- ¡Ingrid! Abre la puerta o...- ¿me estaba amenazando? ¿A mí? Por favor.

- ¿O qué? -le interrumpí descortésmente. -Te recurso que hoy quien tuvo las de perder fuiste tú, no yo.

-Tiro la puerta...si no la abres.

-Sigue soñando- emití mientras me dirigía a mi habitación para cambiarme y abrirle al poseso de ese tipo.

- ¡Ingrid! -entonces oí un golpe en la puerta, ocasionado por el impulso y choque de un cuerpo contra esta.

-Tú subnormal, deja de darle a la puerta. ¿Eres deficiente mental o qué? -vociferé desde la segunda planta a la vez que bajaba apresuradamente los peldaños.

Como los mil demonios abrí la puerta bruscamente, provocando que el poseso que estaba apoyado en la puerta perdiera el equilibrio.

-¿Quién mierda te crees para venir a mi casa y exigirme que te abra la puerta? ¿Y encima le das a la puerta? A ver si respetamos ¿no?

-Relax bonita.

-Estás en mi propiedad lindo, así que te puedo denunciar por ello. Largate de mí casa y vete al infierno- le señalé la salida irradiando furia.

-En primer lugar bonita, estudio abogacía, así que no me podrías hacer nada aunque quisieras; en segundo lugar, me marcho si me da la real gana; y tercero créeme que el infierno es estar a tu lado.

Mi mano voló a su ojo, sacudí mi puño y rematé el golpe dándole con el codo.

-¡Joder! ¿Qué problema tienes? -mencionó tapándose la sangre que se desprendía de su nariz.

-No te confundas cariño, yo no tengo ningún problema contigo, el problema es tuyo.

-Ya lo veo- levantó su mano y me enseñó como su mano estaba manchada por un poco de sangre.

Su gesto hizo que me revolviera y me entraran náuseas.

Aquel chico me hizo un puchero, y sí, funcionó.

-Anda...entra...

«A pesar de todo soy una buena persona ¿no?»

«Oh...sí...una buena persona que quiere venganza...ya, una buena persona, claro.» Me espeté a mí misma.

-Gracias... -sonrió con dolor-. Por cierto, me llamo Kay.

«¿Cómo? ¿Ese era Kay?»

-¿Tú, tú, eres Kay? -tartamudeé torpemente.

-Sí.

«¿Cómo, cómo es posible que no lo haya recordado? Todo era muy distinto...»

-¡Ingrid! ¡Ingrid! ¿Estás bien?
Esas palabras fueron las últimas que pude oír antes de cerrar los ojos y rendirme ante la situación.

Perdonen por no haber subido antes. ¡Lo siento mucho! Es que he estado atareada.

Besos;) Xk y reitero mis disculpas.

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