♔Sin Internet♔

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"Apuesto a que no aguantan ni siquiera un día sin internet ustedes dos" esas eran las palabras exactas que Luzu había dicho a Samuel y a Guillermo. Le molestó de cierta manera que esos dos no se despegaran ni siquiera un momento de sus celulares o cualquier máquina que los conectara con el mundo de internet. Y eso tenía que acabar ya. ¡Era el colmo!

Luzu, junto con Lanita, habían ido a visitar a ambos jóvenes a su casa para grabar un vídeo, salir un rato y cenar, cualquier cosa en realidad. Pero la sorpresa que se dio Luzu al verlos ahí sin despegarse ni un segundo no fue ni medio normal. ¿Es que ni siquiera podían dejar un momento esas cosas y atenderlos como es merecido? ¡Joder!

Había apostado con ellos por la misma razón. Esos dos tenían que cambiar si quiera un poco para prestar más atención a la vida real y es que no se daban cuenta de muchas cosas...

—Pero vamos, que sé perfectamente que ninguno de ustedes dos, par de mamones, pueden aguantar un día entero sin internet. ¿Para qué me molesto en apostar algo que sé perfectamente que voy a ganar?

—¿¡Pero que dices!? ¿Qué acaso no nos crees capaces de soportar un día, Luzu? —preguntó Samuel en un tono aparentemente molesto, y a decir verdad, lo estaba. ¿Cómo es que Luzu tenía la osadía de decirles aquello y retarlos para comprobarlo? De cierta manera lo cabreaba y aumentó cuando Luzu movía negativamente la cabeza, afirmando claramente que no podían con el reto.

—Te la estás jugando, Luzu —advirtió Guillermo después de Samuel, siguiéndole sus palabras.

—Apuesto a que Willy y yo podemos aguantar todo un día sin usar el internet. —Y es que claro, ni Samuel ni Guillermo se iban a dejar decir aquello por Luzu. Ellos dos sabían perfectamente que podían aguantar un día sin internet. No le veían problema y le ganarían demasiado fácil a Luzu y de paso cerrarle de una buena vez la boca.

—Eso quiero verlo entonces. Está decidido, mañana no usarán nada de aparatos. ¿Hecho?

Guillermo y Samuel intercambiaron miradas que por un momento que estaban llenas de dudas. Tal vez no podrían hacerlo, pero el orgullo era muchas veces más fuerte que nada y estos dos eran bastante orgullosos, había que decirlo.

Ya no podían arrepentirse de sus palabras.

—¡Hecho! —dijeron al unísono. Solo esperaban no arrepentirse de aquello, pero ya no había marcha atrás. El trato ya estaba cerrado y Luzu había logrado su cometido.

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El día ya había llegado y Luzu no se sentía más que ansioso por ganar la apuesta y comprobar algunas cosas que aún lo tenían un poco en duda, pero no importaba, estaba casi seguro que muchas de ellas se responderían al final del día... Cuando ganara, claro.

No esperó más, entró en el departamento de ambos jóvenes junto con Lana y gritó para que ambos tíos —aun dormidos— lo escucharan y de paso dieran un brinco del susto en sus respectivas camas.

—¡Despierten de una vez, par de flojos! ¡Hoy hay muchas cosas que hacer! —gritó Luzu logrando que Samuel y Guillermo se despertaran de manera poco agradable y con los corazones latiéndoles de manera rápida por el susto al escuchar todo el ruido que su amigo llegaba a hacer—. ¡Vegeeeetta! ¡Wiiiilly!

Samuel fue el primero en salir de su habitación seguido del menor.

—Joeh, Luzu, ya deja de gritar de una buena vez que ya estamos despiertos —se quejó el mayor al salir de su habitación aún adormilado y medio molesto. ¡Y sueño tan bonito que estaba teniendo todo para que Luzu lo arruinara!

Guillermo no estaba mejor que Samuel, incluso se le veía peor. Salió con una cara que lo llevaban los mil demonios...

—Me cago en todo, Luzu. Pero si es muy temprano todavía para levantarse. —Guillermo fulminó a Luzu con la mirada mientras que este solo se dedicaba a sonreír de manera burlona—. ¿Por qué tan temprano, pringao? ¡Que quiero dormir!

Sin Internet | Wigetta | One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora