Cierra los ojos - ordenó seriamente el rubio de obscura corbata
La de ojos marrones obedeció de inmediato sintiendo como el contrario tomaba una de sus manos separando sus dedos suavemente y colocando algo en la palma de esta.
Ya puedes abrir los o...
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El automóvil de los Lefebvre se encontraba varado a mitad del tránsito, iba rumbo a la mansión de los Fathom con la castaña de pasajera en uno de los asientos traseros.
Al llegar la chica fue recibida por la mujer rubia de hermosa y amable sonrisa. Tal como le había prometido la mayor, en la cocina ya estaban todos los ingredientes requeridos para preparar las galletas.
Toma querida - le sonrió la mujer entregándole un delantal
Gracias - respondió colocándoselo - ¿puedo pasar al baño para lavarme las manos? - cuestionó
Claro, ya sabes donde está - respondió amable
A Lefebvre le parecía bastante curioso no haberse topado con el hijo de los Fathom cuando llegó, sin embargo no le tomó importancia mientras se dirigía al baño.
Al volver a la cocina se topó justamente con aquel rubio de orbes esmeralda ayudando a su madre con los utensilios. Felix también llevaba un delantal y tenía recogidas y dobladas su mangas.
Ah ya volviste querida - sonrió la mayor pasándole un tazón - porque no van tú y Felix a preparar la mezcla en la mesa
Claro mamá - respondió el varón por la chica
Sin rechistar la castaña tomó el tazón siguiendo al rubio que llevaba los ingredientes hacia la mesa. Con un rotundo silencio entre los dos acomodaron todos los ingredientes sobre la mesa.
Lefebvre miró de reojo al rubio después de terminar. Fathom estaba ocupado leyendo la hoja dónde estaba escrita la receta. Por el contrario, la chica se dispuso a tomar la taza medidora llenándola hasta la mitad de harina.
¿Qué haces? - cuestionó Fathom frenandola
Voy a poner la harina - respondió confundida
Eso no va primero - soltó mostrándole la hoja de la receta
Pues si me dejaras leer - balbuceó - o si al menos me dijeras lo que dice - soltó ligeramente molesta
Fathom pestañeo brevemente, con sorpresa separó ligeramente sus labios para hablar arrepintiendose al instante volviendo su atención a la hoja de instrucciones.
La femenina suspiró rodando los ojos para comenzar a hacer los pasos que había alcanzado a leer de la hoja cuando el rubio la había mostrado.
Señora - soltó una empleada acercándose a la cocina - la buscan en la puerta - informó
Claro, ya vuelvo niños - musitó Amelie antes de retirarse dejándolos solos
La mezcla ya se encontraba en la batidora siendo revuelta. Lefebvre se acercó al tazón para verter lentamente la cantidad específica de leche que pedía la receta.
Lo haces mal - murmuró el rubio deteniendola
Es la medida correcta - respondió la chica
No lo es, mira - estampó la hoja contra la cara de la joven
