El Despertar

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*Suena el despertador por sexta vez*

- Oh mierda..

Llegaba otra vez tarde a la universidad, todas las alarmas que tenía programas no sirvieron para nada.

Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina con los pantalones a medio subir y el pelo totalmente desarreglado, me preparé un café con leche y para qué mentir ya eran las cuatro y media de la tarde, no me iba a poner a desayunar o algo parecido. Me dirigí directamente al baño para terminar de arreglarme.

Volví a mi habitación y no se que me dio en ese momento para abrir mi armario y ver que estaba ahí mi vestido de graduación.

- JODEER!! *Grité*

Se me había olvidado completamente que la graduación era hoy, después de estar semanas preparando todo y mirando vestidos meses antes para que todo estuviera perfecto... Y si, parece que no pero soy bastante perfeccionista y selectiva en algunas cosas.

Lo agarré y volví al baño para prepararme nuevamente, iba a contrarreloj pero todo tenía que estar todo acorde al plan de inicio pero claro, toda despistada profesional tiene su plan B. Ya había hecho ensayos de preparación exprés del vestido hace una semana y algo por si pasara algo como esto y se me olvidaba completamente que estaba cerca de este gran día.

Terminé de arreglarme en cuanto al tema del vestido y zapatos, mi maquillaje sería fácil, para alguien con los ojos almendrados y color avellana hay colores que quedan geniales y al ser tan blanquita de piel, los tonos cálidos y fríos me quedan todos estupendos y si juntamos los tonos pasteles que me hacen parecer una nenita tierna y adorable... - ¿Qué defectos podría tener?

Me puse tonos azules con toques dorados, todo combinado con mi vestido negro y los tacones, que más bien eran una especie de plataformas.

Para los labios un rojo fuego estaría bastante resaltante y potente y como a mi me gusta destacar desde el punto de vista de una antisocial que le gusta los colores llamativos, estaría increíble. Además, para estos labios regorditos con esa forma de corazón haría resaltarlos más... - Soy toda una Diosa.

Solo me faltaba arreglarme el cabello, ese cabello de color caramelo que destacaba tanto por ser totalmente natural y no teñido, en fin.. la envidia de muchas chicas. Agarré la plancha e hice algunos rulos para darle un poco de ''volumen'' para posteriormente ponerme un pequeño lacito color granate en la parte de atrás de mi cabeza y estaría completa.

Justo en ese momento empezó a sonar mi teléfono, lo agarré y lo volteé para ver quien era, pero como mi intuición iba más allá ya sabía que me estaba llamando Daichi. Era hora ya de bajar, salir e ir a la graduación.

Daichi y yo somos amigos desde la infancia, nos metimos a la misma carrera universitaria porque a ambos nos gustaba mucho la literatura y para ser muy concretos y exactos nos gusta mucho la poesía.

Bajé las escaleras y me dirigí directamente al coche. Ahí estaba él, bajado y apoyado en la puerta para poder contemplarme bien.

(Daichi) *Silva* - ¿A dónde vas tan hermosa? 

(Ayla) *Le sonreí y le di dos besos* - Vámonos ya o llegaremos tarde y seguro no nos dejarán entrar. *Lo mira de arriba abajo* - Tú también te excediste, estas genial *Le sonríe nuevamente guiñándole un ojo*

Nos dirigimos hacia la universidad, estaba a unos 15 minutos, tampoco estaba tan lejos, pero para ir andando era toda una matada y a mi paso de tortuga acabaríamos llegando media hora más tarde.

No mantuvimos mucha conversación durante el trayecto, no quería molestarlo, apenas se había sacado el carnet de coche, no quería morir por distraerlo.

Intensifícate y HazloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora