CAPITULO DOS/MERRIWICH

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Me quede dormida mientras esperaba que dieran las cuatro para salir con Cledwyn. Así que se me hizo un poco tarde cuando me levantó mi hermana.

Estaba terminando de hacerme mi trenza de corona para amarrarme el listón que combinaría con mi vestido.

—Papá ya le está dando su cátedra—me dijo Cadogan en la puerta de mi habitación—Deberías apurarte, no vaya a ser que le suelte algo que lo haga irse de la casa.

—El no haría tal cosa—contesté y sentí la mirada de mis dos hermanos en la espalda—Bueno, esa vez papá lo intimidó mucho, por lo que salió corriendo esa vez.

—Desde esa vez papá supo que no era digno para ti hermana—dijo Genoveva—Además que simplemente no me gusta que te ordene que hacer.

Me volteé a verla terminando de amarrar mi trenza

—Él no me ordena nada—respondí—Solamente me dice las cosas que están bien y mal.

—Por eso boba—dijo Cadogan—Te limitas a hacer tus cosas favoritas solo porque a él no le gustan...

—Bueno basta ya—contesté colérica—Es mi problema ¿bien?

Ambos alzaron las manos en señal de rendición. Genoveva se tumbó en su cama mientras Cadogan se acostaba en la mía.

Caminé hasta el baúl donde guardábamos los zapatos, me coloqué unos que eran de meter y cómodos.

Me di la vuelta y mis hermanos estaban cuchicheándose.

—¿Qué están diciendo? —pregunté—Díganme

Mis hermanos se voltearon a ver entre ellos.

—Le estaba diciendo a nuestro bellísimo hermano, que si no nos quería acompañar a New Cresthill para la fogata que se hará en la noche—se sentó a su lado agarrándolo de los hombros—Porque ahí estará la muchacha que le llama la atención, ¿a qué si Ginebra?

Me volteo a ver guiñándome para que le siguiera la corriente.

—Ah si—balbuce—Genoveva tiene razón, irá esta mujer de cabello rubio que te llama la atención.

—Así es hermano—continuó—Así que yo digo que puedes pedirle permiso a nuestros padres para que podamos salir los tres, tú irás con esta bella muchacha, Ginebra irá con Cledwyn y yo iré con mis amigas.

—No, por qué no irá ninguna muchacha rubia, ella es castaña—contestó mi hermano—Pero las ayudaré a ir mujercitas, no se preocupen.

Mi hermana le soltó un beso sonoro en la mejilla.

—¿Sabes que te amo? —dijo Genoveva, volteando a verme— Te iré a buscar a pie, para que lleguemos cuando esté la fogata ¿bien?

Asentí mientras me iba a ver al espejo, llevaba un vestido azul marino largo, mis pies no se miraban por lo largo que estaba, las mangas eran largas holgadas, abajo del pecho traía un listón dorado que lo adornaba, llevaba un amuleto solar para protegerme, pasé mis manos por el vestido, era uno de mis favoritos.

Me giré para que mis hermanos me vieran.

—¿Qué tal me veo? —les pregunté— ¿No es muy excesivo?

—Tú puedes ir desnuda y te verías excesiva por lo bella que estás hermana—me halagó mi doble—Te ves preciosa, el color te hace resaltar tus ojos.

Mi hermano se paró caminando a mi sitio, me tomo de la mano y me dio una vuelta

—Te ves bellísima—dijo—Si él no te halaga, huyes ¿vale?

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2022 ⏰

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