Sospechas

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—¡Otra vez han sido ustedes quienes me detienen! —espetó Romeo.

—¿Y quién mas esperabas que lo haga, ah? —contestó el mayor del trio heroico.

El científico rodó los ojos y siguió corriendo, por el cielo se encontraban sus flybots dentro de la fábrica voladora.

Catboy lo detuvo y al final los tres lo rodearon.

—Bueno, bueno. ¡Calmense!, ya me hartaron, me voy...

—Es que aún no entiendes, siempre es lo mismo contigo.

—No es mucho peor que Pharaoh Boy y Octobella juntos —asumió Gecko, con una sonrisa burlona.

—Mmh, muy gracioso amigo —manifestó el moreno—. Pero no... ¡des ideas! —susurró lo último con temor a ser escuchado.

—¿De verdad crees que eso se hará realidad?, no has estado lo suficiente por acá —Rió la única niña en ese momento.

—¡Ay, vamos! Todavía estamos conociéndolos, obvio no pasará.

—¿Pero quién sabe... ¡Oh, rayos!

—¿Qué pasa, Gecko?

—¡Se nos va Romeo! —aviso aterrado el baja estatura.

Dicho eso, los tres comenzaron a correr para alcanzarlo.

En eso, Robot en pijama estaba saliendo del cuartel, cuando miró al de gafas correr y en ese instante lo tomó desprevenido.

—Wow. ¡Muchas gracias!, realmente no sabríamos que hacer sin ti —agradeció el mayor.

El de cabello combinado carraspeo, para llamar la atención de todos. Giraron sus rostros al contrario.

—Insectos en pijamas, ¿que tanto charlan que me duele la cabeza? —comentó el niño inventor.

—No nos oigas, y no, agh, sólo no te metas por favor. Aunque no seas una amenaza no permitiremos que esto pase de nuevo.

El villano se retiró desinteresado, mientras que los tres se juntaron para hablar sentados.

—Esta bien, chicos, sabemos que Octobella huyó como una fugitiva imparable. —El líder de los pj masks junto sus manos de forma armoniosa—. No tengo idea de cuando la encontraremos, todo inició con el día de la perdida.

—Tengo una duda, ¿qué pasará cuándo la encontremos? —Ululette observó por un momento los ojos de su mejor amigo.

Este le sonrió y con pena desvió la mirada—. Cuando la localicemos hablaremos con ella, no importa qué. —Sus amigos asintieron.

Por el lado de la chica pulpo, esta yacía corriendo rumbo tierra firme, ya que minutos antes se sumergió a las profundidades del mar con la intención de pasear. Su más leal amigo la acompañó y este sin pensarlo se escapó de su vista.

—¡Percival, ya basta de huir de mí! ¡No estoy de humor para tus burlas! —decía mientras se sacudía y al instante se subió al césped.

«¿De qué hablaban las mascotitas?» pensó, puesto que había tenido un déjà vu.

—Tal vez no hablaban en serio —expresó ella agotada.

La pulpo no supo las verdaderas intenciones de aquellos hermanos traviesos, aún apesar del tiempo de no atacar, no dejaron sus bromas y secretos. En un intento de permanecer tranquilos, todo terminó en un sinfin de preguntas. Quizás, ellos decidieron aprovecharse del hecho de parecer inofensivos con la llegada de nuevos contrincantes.

En tanto eso pasaba, un chico faraón de ojos violeta se encontraba saliendo de la galería de la ciudad, pensaba en su próxima consigna y de quien se trataría su nueva víctima.

—Haber, Romeo ya tuvo la derrota, ummh ¿Luna? creo que se llamaba así, el niño galáctico y el ninja con sus sirvientes. Varios de ellos son terriblemente endebles. No soporto súbditos así. Pero dejándolos del lado, me parece que es el turno del mono inquieto —conspiró el megalómano faraón.

El menor se encaminó afuera, no sabía que también un ser de aspecto decápodo se ocultaba por ahí. Siempre que podía este le hacía bromas a su dueña, esta era una de esas ocasiones.

Percival notó al pequeño faraón, sin embargo, no se atrevió a cruzar palabras con él. Por su mente pasó que, a lo mejor, este era el extraño "niño antiguo" del cual la ojiceleste le habló.

«Luce muy parecido a su descripción» razonó con un aura perspicaz.

Este no iba a permitir que nadie dañara a la risueña pulpo.

—¿Y bien, en dónde está la mascota? —Se preguntó el niño—. ¡Bastón de Ra, muestrame ahora mismo al mono! ¡Sea donde sea...! —Se detuvo en cuanto sintió la presencia de otro ser, al darse la vuelta permaneció perplejo.

El animal no supo que decir, finalmente conocía a quien su dueña le había contado.

—Por Horus... —susurró—. ¿Será que estos días me quieren sorprender?

El cangrejo se rió de su conclusión, aunque no fue el mejor momento para hacerlo y esto lo hizo golpearse mentalmente.

El animal pensaba en su dueña, y en lo mal que había hecho al escaparse que, luego, se propuso regresar. Entonces, cuando intentó volver, llamó la atención de aquel faraón y fue suficiente para espantarlo.

—Pero ¡ahh! —exclamó el mayor y como defensa apuntó su báculo al pequeño cangrejo.

Como descubierto, lo único que se le ocurrió fue intentar pellizcarlo; como un sistema automático ante peligros. Lo que enfadó más a su contrario.

Octobella seguía en busca de su compañero y no se detendría hasta verlo. Entre tanto, pasó por el museo, las casas bonitas, callejones y esquinas

Mas nada daba para encontrarlo.

—Ushh, cangrejo escurridizo. ¡No sirves de nada!

Aunque sentía una rara combinación entre preocupación y fastidio, no dejaría de buscarlo. Por que, ¿quién además de él estuvo con ella todo este tiempo?

En una luz de esperanza, la pulpo alcanzó a ver a su compañero entre la oscuridad y no se dio cuenta de aquel villano cerca.

—¡Percival, al fin te encuentro! Mi gran amigo, compañero de batalla y secuaz —canturreó mientras perseguía su mirada.

Al estar cerca del morado-amarillo apenas visualizó al villano egipcio, que aún le apuntaba al animal.

Octobella resbaló y cayó junto al chico faraón, ambos hicieron volar al insignificante decápodo de lago.

—(¡Octobella!) —gritó el animal, cuando se alejaba.

—¿Percival?, ¿acaso sueño?, animales parlantes con poderes de pillizcar absurdos. Por Horus... —murmuró mientras sentía un fuerte dolor de cabeza y se tapó la misma zona en busca de aliviar su dolor.

La chica pulpo se quedó estática ante la presencia del moreno. Sus manos temblaron, su sonrisa se formó nerviosa y su respiración cambió.

«Es él, es Pharaoh Boy»

La Quiero a Ella (Pharaobella)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora