꧁CAPITULO 22꧂

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Soltó un suspiro al recordar las palabras que dos días antes de la catástrofe, Rowena y Layla le habían dicho, sintió como si ellas dos ya hubieran sabido que morirían y por eso Rowena hizo esos papeles donde lo dejaba como unico heredero de todo perteneciente a ella.

Se quedó pensando unos minutos, duarnte cuatro años, no se atrevió a averiguar qué cosas le había dejado Rowena, después de todo, aquello lo le pudo trate recuerdos, y sentir más tristeza.

Rowena jamás hablo del padre de Layla, y esta tampoco contaba nada, ninguna de las dos, en ningún momento le habían dicho que tenían más familia.

Supo que sabían hacer magia, y nada más, ni siquiera supo si eran criaturas sobrenaturales, pero lo que si sabía, es que fueron bastante poderosas, aún después de la muerte, ya que cuando intento revivirlas, no pudo lograrlo, no solo por un bloqueo mágico, si no porque también ellas no querían volver.

Unas horas después de las muertes de ambas mujeres, había ido a verlas, y cuando las vio muertas, trato de revivirlas, pero ellas dos habían hecho un bloqueo mágico, según Jahleel hubiera sido fácil romper ese bloqueo, pero tanto Rowena como Layla no querían volver a la vida.

Jeff había visto por unos segundos, una imagen algo borrosa de ambas mujeres vestidas de blanco, sonriendole tristes, pero igualmente negando suavemente con sus cabezas.

Y lo comprendió, ambas no querían volver, las dos querían descansar en paz, no sabía cuánto tuvieron que pasar su madre adoptiva y su hermana mayor, pero con solo saber que no querían volver, le fue suficiente que pasaron por mucho.

Claro le había dolido aquello, ya que había pensado que no querían volver por él, Jahleel al ser una criatura poderosa, pudo comunicarse tan solo unos segundos con ambas mujeres, y Jahleel le había contado que las dos sólo querían descansar en paz, pero le habían mandado un mensaje, un mensaje corto pero que siempre quedo grabado en su memoria.

"Se feliz Jeffrey pase lo que pase..."

Ese fue el mensaje que le habian enviado, se sintió triste, pero a la vez feliz, de que ambas mujeres, aunque no estuvieran a su lado, fueran felices en otra parte, donde estarían bien, un lugar donde no sufrirían más.

Había aceptado los deseos de ambas, por qué la Felicidad de sus seres queridos, era la cosa más valiosa para el, no importaba si el acabará sufriendo o solo, solo quería la felicidad de los suyos, el tan solo saber que ellos eran felices, le alegraba.

Salió de su ensoñación, cuando Allen tocó su hombro lo llamo.

-Madre-nombro sacudiendo lo un poco hasta que reacciono-Se encuentra bien?-pregunto preocupado-

Jeff le miró y le dio una pequeña sonrisa, y le revolvió los cabellos.

-Estoy bien-aseguró con voz tranquila-Solo porfavor, Allen, Dallas y Evan-Nombro a los tres-relajan un poco, disfruten de los pequeños momentos de felicidad y tranquilidad cachorros, pasen tiempo con sus hermanos, no sean tan "amargados"-termino de decir haciendo conejitos con sus dedos-

Los tres nombrados se miraron entre sí, más los dos mayores, quien solo asintieron, y relajaron sus expresiones.

-Lo que usted diga Madre-pronunciaron ambos dándole una pequeña sonrisa-

El azabache les devolvió la sonrisa, y giro su cabeza un poco, para observar a los otros tres niños quienes veían todo tranquilos, y sin pronunciar palabra para no molestar.

-Rose, Luka, Andrómeda vayan entrando a la casa-observó cómo los tres niños obedecían inmediatamente-Evan tu también-el rubio iba a protestar-sin protestas jovencito-frunció levemente el ceño, y el niño obedeció dando zancadas-

꧁⊱Mᥱ ρᥱrdιstᥱs ρor ᥙᥒ ᥴᥲρrιᥴho̸⊱꧂[HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora