Las palmas de Jai, cálidas y suaves cómo moldeando la piel de mis hombros. Acariciando cada centímetro de mi piel, mientras sus labios se encargaban de llevar todos mis pensamientos fuera de la tierra y espacio que estábamos ocupando, me llevaba más allá, me hacía sentir como si fuese otra persona, como si fuese la primera vez que nos besamanos, como si siempre fuese, la primera vez.
En mitad de sus besos y de su respiración agitada que provocaba que dejemos de besarnos por unos segundos para tomar aire y sonreírnos mutuamente, pensaba, que había hecho en verdad para merecer, que el esté en mi vida. No quería pecar de vanidad pero sentía que tenía junto a mi probablemente a una de las mejores personas sobre la tierra, se que el amor es así, te ciega perfectamente y hace que idealices a la persona en cuestión, pero quisiera que cada persona vea a Jai desde mi punto, desde mi visión, para que sepan comprender, como lo veo yo, y que realmente no hay nada malo en el.
Me sentía inundada, por su amor, por sus húmedos besos que no sólo abarcaban mis labios mientras mis piernas estaban enredadas en su cintura, eran besos que no eran silenciosos, eran besos que iban dejando por todo mi rostro, el empalagoso camino que acompañaba este momento íntimo que estamos compartiendo después de tantos meses. Besos en mis mejillas, besos por mi barbilla y mi cuello, siguiendo a la parte posterior posterior de mi oreja. Tenía los ojos cerrados y me guiaba por su ritmo, nuestros cuerpos tenían ritmo propio, un ritmo independiente de nuestro mando, era un leve vaivén de nuestras caderas que creaba la sagrada anticipación.
Amaba sentir la incipiente barba por sobre su mentón y cuello, esa barba de 2 o 3 días que siempre le rogaba que por favor no se afeitara, porque amaba sentir el roce cuando me besaba, como ahora estaba sintiendo el roce mientras había abandonado los besos por sobre mi rostro para besarme por sobre la zona de mi pecho. Cuándo Jai no tenía vello facial era como un niño, era el hombre que yo amaba, pero ante mis ojos siempre sería ese niño que cuando sonríe puede pedirte lo que sea.
Jai tiene ese privilegiado cuerpo de ensueño para cualquier mujer, digno de haber sido moldeado como una delicada y bella obra de arte, mis manos tampoco podían contenerse. Desde su pecho hasta sus hombros bajando por el abdomen para después aferrarme a su espalda. Siempre olía tan bien que me embriagaba, del modo que quedaba sin palabras cuando iba presionando su cadera contra la mía excitandome más y más, provocando que muerda sus labios sin medirme, provocando que pase frenéticamente mis manos por lo ancho de su tatuada espalda. Me descontrolaba, la lujuria desbordaba por mis poros y yo también tenía que besar su piel, morderlo, de hecho lo hacía, era un camino por su cuello donde iba absorbiendo y lamiendo, siendo motivada por que gemidos bajos, con su voz ronca, prácticamente gruñiendo en mi oído, diciendo sucias palabras para provocarme más y más
-No sabes como he extrañado esto. - gruñio a la vez que sus manos iban por debajo de mi ropa interior, apenas por mi espalda bajo, mareandome, porque no llegaba a tocarme donde yo quería. Encorbe mi espalda, porque tenía las manos grandes y las palmas calientes, calientes como se pusieron mis mejillas al sentír como sus manos invadían lo más íntimo de mi cuerpo. Ahora fui yo quien gimió pero no fue para nada en un tono bajo, más bien había gritado y maldecido.
-Yo también he extrañado todo. - me queje con los ojos cerrados, y mis manos por sobre sus hombros, sosteniéndome, mientras sus dedos se divertían de verme tan entregada a su tacto.
Debía dejar de tocarme así, porque podría llegar a venirme ya mismo, en todos los meses que estamos juntos jamás había echo esto, pero el modo en que sus dedos recorrían nuevo territorio, me hacía preguntarme porque demonios no lo hemos hecho antes.
-Jai.. De.. Bes..detenerte. - le rogue con la voz ronca también producto del éxtasis que me causaba con sus jueguitos. Creía que me vendría ahí mismo pero quitó su mano y sus ojos estaban encendidos por la lujuria, su mirada penetro la mía mientras llevo sus dedos a su boca con una sonrisa ladeada. No podía creer lo que acababa de hacer.
-Si que te extrañaba. - dijo y me tomo por la cintura para hacernos girar y quedando sobre mio. No quería gritar recordando que estábamos en su casa, por lo tanto lleve mi dedo hacia mi boca para morderlo y mantener los gritos reprimidos.
Jai con una mano abrió mis piernas y luego bajo su ropa interior, a veces no creía como era que después de tanto, nunca me dejaba de asombrar por lo que veía cuándo el liberaba su gran bendición.
Lo tomo por el extremo y lo acerco, pero no prosiguió introduciéndolo, se ve que hoy estaba empeñado en hacerme sufrir.
-Jai, por favor.r.- rogué cerrando los ojos echando la cabeza hacia atrás.
-Hoy moría por que hagamos el amor sabes. - dijo pasando de arriba hacia abajo el extremo. - pero me han dejado con ganas.
-Eso no fue mi culpa.
Jai se introducio lentamente y mordió su labio. - claro que no pero no sabes como es para un hombre quedarse con una ereccion sin luego tener acción.
-Más, vamos. - me queje.
Jai lo siguió introduciendo pero luego lo quito.
-Ah mierda!. - dije impaciente.
-Ni siquiera pude sacarme las ganas yo solo de lo triste que me has dejado por irte así.
-Bueno perdón p-perdón. - dije desesperada queriendo que me penetre ya. - dale Jai
-¿que quieres eh?. - pregunto retirandolo por completo para tomarlo entre sus manos, estaba de rodillas frente mio, con su miembro entre sus manos, ahora recorriendolo suavemente.
-¡Que me hagas el amor ya mismo! . - dije enojada porque parecía tan divertido con mi necesidad de que me penetre de una vez.
Jai seguía mordiendo su labio mientras seguía teniendo diversión el mismo con su miembro.
-No sabes que recompensante es para mi verte así, para mi, queriendo que te penetre ya mismo mmm.
Una mirada fulminante salio directa hacia el, y sin mas preámbulo me acerco hacia su cadera tomándome por los muslos y lo hizo, llego al fondo en esa primera embestida, a la mierda con reprimir el gemido, pensé luego de haber dado un grito que supongo habrá llegado hasta mi casa.