Annie Brown:
Blanco, ese es el color que reinaba en aquella sala y el color que más yo odiaba ¿Por qué? Pues porque el blanco representa paz y eso era justo lo que dejé de tener aquel día.
– Buenos días señorita Brown – saludó la doctora Emma Wilson sonriente – ¿Cómo te sientes?
– Supongo que si estoy aquí es porque no estoy bien ¿no?
– Tienes razón, bueno, cuéntame qué cosas te gustan hacer.
– Bueno...me gusta leer, escuchar música, estar sola y de vez en cuando escribir alguna que otra estupidez.
– ¿Y me puedes decir alguna de esas estupideces que escribes?
– Tal vez en otro momento.
– Bueno está bien...ahora ¿me puedes hacer un dibujo? – preguntó mientras me pasaba un hoja con un montón de colores.Agarré el color negro y no sé por qué me vino a la mente la imagen de una familia feliz. Eran dos niñas con sus padres, pero una de las niñas estaba con un tono más claro que el resto, como intentando dar un efecto de transparencia. La otra niña estaba sonriendo pero en su cara se lograba reflejar que no estaba del todo feliz. La verdad es que yo dibujaba muy bien, aunque había dejado de hacerlo hacía algún tiempo. Terminé mi dibujo y se lo entregué a la psicóloga quien lo recibió tan sonriente como siempre. Ya me estaba irritando su sonrisa irrompible.
– Dibujas bien Annie – murmuró con la vista en el papel.
– Gracias Dra. Wilson
– Por favor dime Emma.
– Ah claro, Emma.....................................................……….….…
– Buenas tardes mi amor – saluda mi mamá al verme entrar a la casa.
– Buenas tardes mamá.
– ¿Qué tal te fue hoy en el psicólogo? – preguntó mi madre tan sonriente como Emma.
– Ni siquiera sé para qué tengo que ir a ese horroroso lugar lleno de color blanco.
– Pues mi amor porque es para tu bien y para que seas feliz.
– Yo jamás voy a ser feliz...o tal vez si – hago una pausa – el día que me muera y me reúna con Anya.
– Annie no digas esas cosas, te guste o no seguirás yendo al psicólogo y punto. – alzó la voz doña Anelia (mi madre).
– Tengo tantas ganas de cumplir dieciocho años para que dejes de controlarme – grité yo esta vez.
– Pues aún te faltan dos años y en estos dos años harás todo lo que yo te diga y punto.Abrí la boca para decir algo, pero luego la cerré otra vez y me fui a mi habitación. El único lugar en el que podía tener al menos un uno porciento de felicidad. Mi cuarto estaba pintado de gris y toda la decoración era negra, el cubrecama, los cojines, las alfombras, los adornos, las puertas del closet, mi ropa, todo. Antes solía ser rosado y verde, eran mis colores favoritos, también los de Anya, mi mejor amiga. Luego de aquella catástrofe todo lo que tiene que ver conmigo tiene que tener oscuridad.
Luego de unos minutos de relajación mental agarré mi móvil y busqué un libro en mi biblioteca digital. Los libros son como mi lugar seguro, siempre logro comprenderme con algún personaje. Antes no me gustaba leer, de hecho lo odiaba, pero luego me fui alejando de todos y mi única compañía fue un libro. Encontré en los libros una forma de entrar en mi especie de mundo perfecto.
– Hola An, la cena ya está en la mesa, tu padre y yo te esperamos abajo – me comunicó mi madre antes de cerrar la puerta...An...solo me llama así cuando sabe que me hizo sentir mal, para ella ha sido un poco difícil tratarme después de todo aquel suceso, sobre todo porque ocurrió en la adolescencia, en la etapa de rebeldía y fusionado con todo aquel trauma me convirtió en una persona difícil de tratar. Pues puedo ser multipolar, ahora podría estar sonriendo y de repente gritarte cosas tan hirientes que te echarías a llorar.
Dejé mi teléfono sobre mi cama y bajé al comedor. Mis padres estaban sentados a la mesa como me había dicho mi madre. Teníamos arroz, carne y vegetales para cenar. No era una comida que me disgustara la verdad, pero preferiría la pasta. Recuerdo que antes solía ir con mis padres todos los sábados a cenar en el restaurante italiano. ¡Dios! Esa comida era deliciosa. Pero dejamos de ir cuando me cerré a todos, no soportaba estar rodeada de tantas personas.
La cena transcurrió en silencio y tanto Anelia como Francisco permanecieron callados. Terminé de comer y subí a mi habitación, me coloqué los audífonos y me tumbé en la cama hasta que me dio sueño. Esto era casi una rutina, mi vida se volvió una rutina después de aquel terrible momento.
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– Buenos días Annie – saludó Emma entrando sonriente a su horrenda sala blanca – ¿Qué tal va ese verano?
– Normal, no es nada del otro mundo.
– ¿No te dan ganas de ir a la playa? – preguntó con su característica sonrisa.
– No – respondí secamente.
– Bueno Annie, ¿Por qué no me cuentas uno de los momentos más felices de tu vida?Me detuve un momento a pensar y encontré el momento perfecto. El momento en que jamás me pasó por la cabeza que hoy podría estar pasando por esto.
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NOTA DE LA AUTORA:
Holi! cómo están? Espero que archi mega super duper bien y bienvenidos a esta nueva historia.
Eres la luz de mi oscuridad fue algo que se me ocurrió con diferentes situaciones que he visto, ya sea en libros, en personas que conozco, hasta en mi misma porsupuesto.
Yo espero de todo corazón que está historia les guste mucho, así que disfrutenla y bueno...hasta un próximo capítulo.
Bye
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Eres La Luz De Mi Oscuridad
Подростковая литература¿Qué harías si el cuadro perfecto de una vida perfecta se cae y se destruye? ¿Lo ocultarías? ¿Tratarías d arreglarlo? ¿Lo desecharias?...¿Qué harías si la luz que alumbra tu alegría se apaga y no la puedes arreglar? ¿Pasarías el resto de tu vida a o...