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la toman se había dividido. finalmente todo había finalizado. finalmente pudo un punto final a toda esa historia que siempre tenía un punto y aparte, una coma, una explicación entre paréntesis.
había salvado a draken.
había salvado a hina.
había salvado a kazutora.
había salvado a baji.
había salvado a muchos.
para salvarlos había tenido que pasar por mucho. golpes, apuñaladas, más muertes, peleas, lágrimas, e incluso arriesgó su propia vida en varias ocasiones. pero por fin todo terminó.
lo último que hizo antes de viajar al pasado, fue reunirse con hinata y, al estar frente a ella, pedir su mano. le pidió que se casen dentro de doce años, que sean felices finalmente y puedan vivir en paz.
luego, van a la casa de hinata, con el fin de encontrar a naoto.
siente el típico cosquilleo, la oscuridad, un dolor ligero en ciertas zonas. siente su cuerpo flotar a otra realidad y su mente dormir por unos segundos, pero ya está acostumbrado.
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—¡vamos, takemichi-kun, no podemos llegar tarde la boda! —es lo primero que se encuentra. la bella hinata tiene su cabello más largo y atado, se ve más sedoso y suave que en el pasado, siente repentinas ganas de tocarlo.
ella lleva un vestido rosa claro común. por un momento creyó que quizás esa era su boda, que ese sería el momento más grande de su vida, pero se da cuenta que no es así en cuanto algo raro sucede:
su cuerpo no reacciona ante el toque de manos que comparte con hinata, su corazón no bombardea con amor ante los hermosos ojos brillosos que lo observan. sus mejillas no se calientan cuando hace un pequeño puchero porque él se ha quedado tenso en su lugar.
—¡takemichi-kun, va--! oh… espera, ya lo entiendo. eres ese takemichi, ¿cierto? —pregunta ella. él simplemente asiente sin entender las poca reacción ante hina, incluso su mente parece alejada de aquellos pensamientos enamoradizos con los que cargó desde los catorce años. no comprende realmente, pero piensa en la posibilidad de que quizás simplemente ha terminado con hina y todo se fue al carajo.
