LA PRIMER NOCHE

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Una mujer se encargó de despertarme con sutileza, su tacto era suave y cuidadoso sobre mi alborotado cabello castaño, su gentil mirada color jade me hizo sentir a salvo por primera vez desde que todo esto comenzó, tenía un largo cabello avellana lacio, su tez era pálida, pero el momento no duró mucho, poco tiempo después de que abrí los ojos el estruendo de un látigo golpear al suelo y un cuerpo de por medio se hizo presente, sobresaltada me apresuré a esconderme detrás de la mujer que me había despertado.
-¡Eres un inútil!- grito una voz grave, al terminar esa frase lanzaron a un muchacho a la habitación donde la mujer y yo estábamos, el chico tenía un desordenado cabello azabache, su piel era morena, tenía moretones casi negros que decoraban sus brazos, vestía una camiseta blanca y unos pantalones marrones para acampar, sus ojos eran de un bonito azul marino.

-¡Si mañana no lo haces bien te convertiré en un tapete de decoración!- grito la voz y luego se cerró la puerta con brusquedad.
La mujer miro al chico con gentileza y lastima a la vez.
-Dylan ¿Estás bien?- dijo preocupada al notar que tenía una pequeña herida sangrante sobre la ceja derecha, el rostro del joven cambio su furiosa expresión por una amable sonrisa.
- Si- afirmó mientras se levantaba y sacudía el polvo, cuando se incorporo por completo noto mi presencia y su sonrisa se desvaneció, convirtiéndose en una mueca de disgusto.
- Así que tú eres la famosa niña nueva ¿Eh?- dijo mientras cruzaba su mirada con la mía, sus ojos consiguieron intimidarme, por mi parte estaba intentando encontrarle sentido a lo que dijo ¿"Niña nueva''?, entonces se hizo presente el recuerdo de el hombre (o lo que sea) que me había comprado "bienvenida a la familia del circo pequeña" ¿Ese era el circo?.
-¿Cuál es tu nombre niña?-
Miré a la mujer que use como escondite, ella me miró con amabilidad lo cual me dio suficiente confianza para dar respuesta a la pregunta.
- M-mi nom-bre es Alayah- respondí temerosa.
- Mucho gusto "Alayah"- saludo Dylan, suavizando su tono al notar que estaba asustada, la curiosidad trepaba por mi garganta.
-¿Dónde estamos?- formuló mi boca, Dylan tardo en responder, en cambio desvío la mirada a la mujer.
- ¿Hagata no le has dicho?- le cuestionó, Hagata negó con la cabeza, Dylan suspiro en señal de cansancio, quizá tener una primeriza frente a él no era lo que más quería en ese momento.
- En el circo- me contestó.
- Entonces lo que pasaba allá afuera ¿era un ensayo de tu acto o algo así?- pregunté saliendo de mi escondite, Dylan se limitó a asentir con la cabeza.
-y...!!- comencé a decir pero Hagata cubrió repentinamente mi boca.
- Shhhhh, ¡Guarda silencio! ¡En cualquier momento vendrán a revisar que estemos dormidos, si no lo estamos para cuando vengan nos castigarán!- me susurró con pánico. Dylan en ese momento pareció recordar algo que lo motivó a darle la razón a Hagata.
- Tiene razón hay que ir a dormir, sobre todo tú Alayah debes estar exhausta- comentó
- No realmente, durante los últimos dos días he estado inconsciente o dormida- repuse yo al tiempo que me levantaba del suelo
- Igualmente vamos a dormir- mando Hagata y se introdujo en un pasillo seguido por Dylan quién me hizo una seña para que los siguiera.
El lugar no contaba con ventanas lo que hacia que la oscuridad gobernará el lugar en todo su esplendor, ambos caminaban con total naturalidad mientas yo hacía un esfuerzo por no chocar con las paredes, y un descuido mío hizo que me estrellara contra una especie de vitrina, "Auch" dije para mis adentros.
-¿Estás bien?- preguntó Hagata.
- S-Sí- contesté.
Entonces sentí como algo cálido tocó mi mano, sobresaltada retrocedí de un brinco y quite mi mano.
- Tranquila fui yo- dijo la voz de Dylan - si te sigues chocando con las cosas te harás daño- continuo y otra vez esa sensación cálida hizo contacto con mi mano, me deje guiar por Dylan mientras sobaba mi frente evadí el mueble que tenía delante.
Llegamos a un cuarto donde había más personas todas ya dormidas, observé a todo con atención, mujeres y hombres jóvenes de entre los veinte y los treinta años, niños y niñas de cinco a diecinueve, todos agrupados en la misma habitación compartiendo las siete camas que había ahí.
-Dylan ¿Sabes dónde va a dormir Alayah?- dijo Hagata con una sonrisita - Todos ya compartimos cama incluyéndome- comentó
- No se preocupen puedo dormir en el suelo- la idea no me molestaba para nada, no quería molestar a nadie.
- No. Puedes dormir en mi cama, mi compañero se ... Se fue hace poco- dijo Dylan no muy complacido con la idea pero sin estar molesto o incómodo.
Me negué inmediatamente, él estaba herido y probablemente cansado, además me incomodaba la idea de dormir con alguien desconocido.
- Calma, dormiré en el piso si te parece más cómodo- dijo el casi divertido con mi actitud.
- No, ¡No!, ¡¡No!!, ¡¡¡No!!! - repetí varía veces mientas me cruzaba de brazos.
- Ya, no seas dramática- dijo Dylan, me jalo y luego me lanzo al colchón, después el se tumbó en el suelo.
- Y más te vale que te duermas - estuve a punto de resongarle cuando Hagata habló
-¡Más vale que los dos se callen!- nos susurró y se cubrió con las sobras de las cobijas que quedaban en su cama, de mala gana obedecí, me acomode en la cama e intente dormir; me di la vuelta, desate mi cabello, me quite las cobijas de encima... Por más que lo intente no logré conciliar el sueño, pasaron una o dos horas antes de que me hartarse de la situación y me levantara de la cama, salí de la casita haciendo el menor ruido posible, una vez afuera mire a mí alrededor, había varias carpas de colores fluorescentes bañadas por la luz de la luna, escale hasta el techo de la casa el cual estaba hecho por una lámina de asbesto, me senté a admirar al bello astro de plata sobre mi acompañado por los brillantes puntitos a los que llamamos estrellas.
Suspiré y admire las estrellas un rato  "me gustaría ser una estrella... y mirar todo lo que sucede desde ahí arriba"  pensé, entonces escuché los paso de algo acercándose a la casa "maldición"  pensé.
- Cuenta que sean las veinte personas que el jefe dijo, ah.. veintiuna trabajo a una nueva- dijo una voz femenina y algo chillona
"Maldición, maldición, maldición, maldición,  MALDICIÓN" grité para mí mente, yo no estaba adentro y, yo era la nueva, los golpes el los brazos de Dylan no eran exactamente un buen augurio ¿¡Qué pasaría si descubrían que alguien faltaba!?,mi mente se puso en blanco, no tenía idea de que hacer, entonces alguien tomo mi hombro y me hizo girar sobre mí eje cosa qué me hizo dar un respingo, estuve a punto de gritar cuando esa persona cubrió mi boca con su mano.
- Shhhhh, Alayah no haga ruido si nos descubren entonces nos irá mal a los dos- su voz me dio una pista de quien era.
- ¿¡Dylan qué haces aquí!?- le pregunté a estupefacta puesto que había pensado que yo estaba sola.
- Soy yo el que debería hacerte la pregunta, ¿no te dije que te durmieras?- cuestionó al tiempo que me obligaba a avanzar por el techo hasta llegar al otro extremo, su comentario no me agradó en lo absoluto ¿quién se creía el para mandarme?.
-¿Y tú quién eres para darme órdenes?- le dije a mientras golpeaba a su hombro en un acto de reclamo.
- El chico que te está evitando conocer la fosa- me dijo con un tono altanero al tiempo que llegábamos al otro lado del techo - Mira debajo de nosotros hay una venta que da directamente a la recamara, baja y entra a ella, y acuéstate en la cama- a regaña dientes seguí sus instrucciones, me recosté en la cama, y, cubrí mi rostro con la cobija para simular que dormía, poco después sentí como se hundía el colchón por qué alguien más se acostaba en él. No tuve tiempo de intentar reclamar al intruso cuando se escucho el rechinido de la puerta al abrirse, luego se escucho un sonido similar a la corteza de un árbol crujiendo.
- Uno... Dos... Tres..- comenzó una voz cansada con la cuenta -... Diecinueve... Veinte... Veintiuno........ Están todos ya vámonos- dijo la voz. Se oyó el chirriante sonido de la puerta cerrándose haciendo que mi agitado corazón se tranquilizara en respuesta.
-Buenas noches- le dije a Dylan para salir del colchón y tirarme en el suelo.
-¿Por que haces eso?- preguntó el extrañado
- No quiero dormir contigo- le contesté cerrando los ojos.
- ¿No te da frío?- cuestionó él curioso.
- Un poco - admití
- ¿Quieres que cambiemos?-
-No-
-¿No prefieres dormir en la cama?-
- Lo que quiero es: ¡dormir!- le dije en susurros
-¿Por que de pronto tienes tanto interés en mi? Hace un rato estabas molesto con solo saber que yo estaba aquí.- le recordé molesta.
- Lo siento, no me di cuenta, no estoy molesto contigo ni nada parecido. Es solo que me recuerdas un poco a mi hermana menor- me dijo mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios, ese acto me pareció muy tierno, era lindo que tuviera presente a su hermana a pesar de no tenerla cerca.
- Ella también tenía un mal temperamento- dijo al recordar algunos momentos con su hermanita, la frase arruinó el momento de empatía que estaba teniendo por el e hizo que  frunciese el seño.
- Vaya ...., Vamos a dormir ¿Te parece?- dije con mi disgustada expresión.
- Sí, sí, solo duerme en la cama, o mañana te dolerá la espalda- insistió Dylan.
- ¿¡Si lo hago dejaras de hablar!?- le cuestioné ya cansada del tema, él asintió con su cabeza y me recosté en la cama, me acomode en mi respectivo sitio y por fin logré dormirme

Desde abajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora