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— Podríamos llamar a Cas...
— No – dijo Dean – La última vez que le llamé, apareció desnudo y lo peor de todo es que fue cubierto de abejas, las cabronas me querían picar, tuve que sacar a Cas de ahí.
— ¿Lo peor fue que estuviera cubierto de abejas, pero no que estuviera desnudo?
Dean abrió la boca para decir algo, pero mejor la cerro y miro al camino. Sam solo sonrió mirando como su hermano se quedaba callado.
Cuando regresaron a la cabaña con el hueso santo para matar a Dick, invocaron a Crowley pero este no apareció y creyeron que los había traicionado como era algo típico de él.
Hasta que de la nada alguien toca la puerta, los dos se miraron y Sam va a abrir la puerta, dejando entrar a quien menos se esperaban.
— ¿Meg? ¿Qué haces aquí?
— Eso mismo quiero saber, estaba oculta del otro lado del mundo cuando su ángel me trajo aquí.
— ¿Cas? ¿Dónde está? – dijo Dean.
— En el auto.
Dean salió de la cabaña encontrándose con Cas, sentado del lado del copiloto. Tenía que ser paciente con el ángel para que no creyera que lo regañaba o algo por el estilo.
— Hey, Cas – sonrió al verlo - ¿Cómo estás?
— ¿Sabias que los monos le quitan la cascara a la banana que van a consumir? Es impresionante y aun no entiendo porque prueban cosméticos en ellos – miro a Dean - ¿Qué tan importante es un labial para ti, Dean?
Dean cerro los ojos un momento, suspiro y volvió a mirarlo.
— No es importante.
— Exacto.
— Cas vamos a dentro – le sonrió.
Cas bajo del auto, acompañándolo mientras le daba más datos innecesarios sobre los monos. Cuando entraron a la cabaña, Cas comenzó a decir de la buena elección que hicieron con el hueso santo.
Estaban por tratar de hablar con Cas cuando Crowley apareció.
— Hola muchachos, vaya, vaya, que tenemos aquí – miro a Meg – La despreciable – Meg trato de huir cuando Cas se interpuso – Y miren a quien tenemos aquí, al ángel que me traiciono. Disfrutaría tanto matarlos a ambos, parece que ya hicieron parejita.
— No le hagas daño – pidió Cas.
— Créeme, le hare mucho daño.
Cas alejo a Meg y comenzó a hablar nuevamente de los monos, tratando de hacer conversación con Crowley, él miro a los hermanos en busca de una respuesta lógica y ellos solo dijeron que no era él.
— Bien aquí tienen mi sangre y tienen al ángel que es muy necesario ahora – dijo Crowley – En cuanto acabemos esto, disfrutare matarte querida.
En cuanto dijo eso desapareció.
— ¿A que se refería con que Cas era necesario? – dijo Sam.
Dean miro al ángel quien de inmediato desvió la vista de él, se acerco un poco a él.
— Cas ¿de qué estaba hablando?
— No lo sé, oigan ¿no creen que falta un gato aquí?
— ¡Cas! Por favor, necesitamos respuestas.
— Estás molesto...
— Estoy molesto – admitió Dean – Porque este fue tu error, tú dejaste a los Leviathanes libres y ahora tienes que ayudarnos a reparar TU error.
— Yo no puedo hacer nada.
— Maldita sea Cas, claro que puedes hacer algo. Ayúdanos.
Cas se quedó en silencio unos segundos, con la cabeza gacha.
— ¿Saben que nos hará bien ahora? Jugar twister.
Desapareció después de escuchar un aleteo.
— Genial, hiciste que desapareciera la única oportunidad de ir por esas cosas – dijo Meg, dándole un trago a su cerveza.
— ¿De que hablas? – dijo Sam.
— Esas cosas estuvieron dentro de Cas, cada una de ellas y él puede identificar al verdadero Dick, pero si no estuviera zafado – señalo con la mirada al ángel que estaba jugando twister – Seria de gran ayuda – suspiro.
Dean sabía que Cas no les ayudaría, y él más que nadie quería que estuviera fuera de eso, teme que, si se enfrenta de nuevo a esas cosas, le pase algo y vuelva a perderlo. No quiere eso, no quiere perderlo de nuevo. Pero lo necesitaba, lo quería a su lado.
Mientras hablaban del plan, decidió acercarse a Cas para convencerlo al menos de que estuviera a su lado.
— Cas – susurro cuando se acerco al ángel que estaba limpiando los platos – Te quiero a mi lado, necesito un copiloto.
— Dean no puedo ayudar.
— Solo te quiero a mi lado – lo miro, casi suplicándole que dijera que aceptara.
— Bien – le sonrió.
Cas los llevo a ambos a donde estaba el Impala guardado, cuando Dean vio a su bebé se le formo una sonrisa, regreso su mirada al ángel que lo miraba.
— Dean realmente no sé que puedo hacer, soy un completo inútil, sé que esto es mi culpa y más que yo debería arreglarlo – suspiro y bajo la mirada – Estoy maldito el lugar donde sea que este, siempre termino arruinando las cosas.
Dean se acerco a él, con una de sus manos tomo la mano de Cas y con otra levanto su mentón para que lo mirara. Esos ojos azules que tanto amaba, tenían de vuelta ese brillo tan especial, que lo hizo sonreír.
— Cas, maldito o no, así te quiero – le sonrió – Te quiero a mi lado, siempre. No importa que pase hoy, yo quiero que estes conmigo Cas.
— Dean...
Acorto la distancia y lo beso. Un beso que tanto ansiaba desde el día que lo encontró, desde que lo defendió de esos ángeles. Rozando sus narices, lo miro con una sonrisa. Pasara lo que pasara ese día, tenía la certeza de que su ángel estaría a su lado.
— Hagamos algo Cas – susurro acariciando su mejilla – Cuando acabemos con esto, llévame a todos los lugares que fuiste, en especial al de las abejas – sonrió divertido y Cas le sonrió de igual manera.
— Está bien. Bien, vámonos.
Cuando entraron, Dean veía a Cas muy perdido y podía jurar que temía enfrentar de nuevo a los Leviathanes.
— Dame la mano Cas, este lugar es muy grandes y te puedes perder.
Tomo su mano y comenzaron a caminar, buscando a Dick Román. Cuando encontraron al primero, le dio espacio para que lo viera, Cas estaba casi sobre Dean cuando asomo la cabeza, los dos se miraron y Cas negó. Dean susurro un "bien, sigamos" volvió a tomar su mano y continuaron caminando.
Hasta que por fin lo encontraron en el laboratorio, apegándose al plan, mataron a Dick Román. Dean miro a Cas con una sonrisa, de por fin a ver acabado con eso, pero no contaban con la energía que el Leviathan despegaría al matarlo, tragándose a ambos al Purgatorio.