Un brote

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Había una vez un pequeño brote de naranjo. Se abría paso con sus raíces a través de la tierra, tratando de abarcar la mayor cantidad de terreno posible para poder hacer frente a las fuertes ráfagas de viento que del norte venían.

Afrontó lluvias torrenciales, días de fuerte sol abrasador, conejos hambrientos, y después de mucho tiempo y esfuerzo, ese pequeño brote logró convertirse en un robusto árbol, alto y fuerte, con ramas frondosas y bonitas hojas verdes.

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