Capítulo 13

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Besos y Whisky

En este momento Tom solo era consiente de tres cosas; la primera era la estruendosa música que no lo deja escuchar ni sus pensamientos, aunque eso tenía sus ventajas, como el que Severus tuviera que hablar directamente en su oído y eso hiciera que sus cuerpos se pagarán aún más. La segunda era la perfección con la que el cuerpo del pelinegro encajaba con el suyo, como si fueran dos piezas de rompecabezas que por fin encontraron su lugar juntas. La tercera era que en todo el lugar él era la persona más afortunada, lo era porque estaba con Severus y éste le regalaba las sonrisas más hermosas que jamás había visto.

Tuvieron que separarse, para disgusto de Tom y diversión del pelinegro al notar su pequeño mohín. Severus se marchó rumbo al tocador con la promesa de no tardar más de lo necesario.

Mientras tanto Tom decidió buscar la barra y pedir tragos para ambos.  

Reconocía que el pub tenía un agradable ambiente, a pesar de las personas alcoholizadas chocando en la pista o las parejas devorándose en las oscuras esquinas del lugar.

Al principio no creyó le agradaría, no era el tipo de lugares que él frecuentaba. Cuando el pelinegro lo invitó a bailar se imaginó algo muy diferente.  

Se imaginó que irían a un lugar más tranquilo, un salón de baile, moviéndose al ritmo de algún vals, sujetando con delicadeza la cintura de Severus y guiándolo por toda la pista con gracia. Esto sin dudas había sido mejor que lo que había imaginado.

—Hola, guapo —lo saludó una chica rubia, no contestó —¿Estás solo? —le preguntó ignorando que no respondió su saludo

—No —contestó seco

—¿Vienes muy seguido? —insistió ella en hacer conversación con él

Se giró para verla y estaba seguro que cualquier persona diría que era una chica demasiado atractiva, pero a Tom no lo interesaba en le absoluto.

—Escucha, no me interesa lo que sea que estés intentado. Estoy esperando a alguien importante y no quiero que estés molestando cuando él regresé.

—¿Él? Por qué estar con un hombre cuando eres muy atractivo y podrías estar con una…

—No, —la voz fría y cortante de Severus la interrumpió —no puede. Está conmigo.

Tom se acercó a él, rodeo con una mano su cintura y con la otra le ofreció el whisky que había pedido para él.

—¿Y el tuyo? —preguntó y antes de que Tom pudiera responderle habló de nuevo —¿no tienes? Puedes probar el mío.

Severus le dio un trago a su bebida y después lo besó, apenas tuvo tiempo de reaccionar y corresponder el beso. Tom sintió su boca llenarse del líquido y como a su paso esté dejaba un sabor dulce. Algunas gotas escurrieron por su barbilla, no lo molestó, no cuando la lengua del pelinegro estaba bailando con la suya y llevaba un ritmo que prometía hacerlo perder la cabeza.

Al final la chica se fue mascullando cosas que no pudo ni le interesaban escuchar.

Cuando se separaron Severus limpió con suavidad las gotas de whisky que escurrían por su barbilla con su mano —la próxima vez vendrás conmigo al baño.

—Sí, mi amor —contestó, aunque su cabeza aún daba vueltas después del beso y su poca concentración se encontraba en el tacto de las manos de Severus sobre su piel

Supo que fue la respuesta correcta cuando recibió otro beso.

Aprendiendo a enamorarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora