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«Benditas sean las lágrimas de tu hijo...»

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Siwon veía con felicidad a su pequeño ángel, seguro de que se llevaba gran parte de su corazón, su vida, su alma y sus sonrisas, al igual que su esposa, que sentía lo mismo sin duda alguna.

El pequeño bebé en brazos de ambos levantaba sus manitas con una sonrisa adorable, haciéndolos chillar de felicidad, todo frente a la madre del alfa, qué como siempre mantenía su rostro serio mientras bebía su taza de té verde en silencio, incomoda por los recuerdos de sus sueños últimamente, meditando y pensando de más por culpa del nacimiento de su nieto, el momento que tanto espero en toda su vida desde que su hijo se convirtió en líder.

Siwon miraba con cierta confusión a su madre, ella mantenía su rostro viendo al frente, sin agachar la cabeza nunca, con los ojos perdidos en un punto fijo mientras bebía la caliente bebida. Su omega solo se levantó, pidiendo permiso a los alfas para ir a la habitación y dar de comer su pecho al pequeño bebé, dejando en un interminable silencio a ambos alfas, madre e hijo, sin nada que de decir.

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Namjoon caminaba con su mirada hacia el suelo, viendo sus zapatos vino tinto a la par del calzado negro, ambos dando lentos pasos por el camino de tierra húmeda que daba a la gran salida del jardín de la casa líder, al bosque, más exactamente al gran lago donde era tan pacífico y oscuro. Sin decir nada como siempre, uno ignorando la presencia del otro, para luego fingir que era su primer y único pensamiento, el otro ignorando el vacío en su pecho, su ganas de desahogarse con alguien, de que ese alguien fuera el alfa a su lado.

Seokjin aclaró su garganta, obligándose a si mismo, impulsado por su fastidioso e iracundo lobo, a decir las palabras que su padre pidió le diera al omega. Por supuesto, tenía que tener contento al omega que les daría el dinero y poder a su familia desde que se casaran, mantener una sonrisa en su rostro para tener asegurado el lugar que su familia merece. Con algo de duda, movió el cabello de Namjoon, que era tan liso como una suave tela de seda. El omega lo vio confundido, con miedo, temor... Pero en su interior nervioso y con ganas de chillar tal como su animal lo hacía.

Escucha, Kim. Podemos llegar a un acuerdo que nos conviene a los dos, a mi igual que a ti, sin que tengas que llevarme la contraria... -Se alejó algunos pasos rememorando las palabras que estaban en la hoja, escritas en la cursiva de su padre, vio a los ojos al espectante omega, que bajo su mirada al cruzarla con la suya. Rodó los ojos con molestia, atreviéndose a tomar una de las manos del otro -necesito... De tí así como tú necesitas de mi, ayudarnos para salir de esta situación ¿Bien? Lo pensé, lo que dijiste el día de nuestro compromiso, aún pienso que deberías huir tú, porque de todas maneras podrían conseguirte otro esposo, eres tú el hijo del líder, no yo...

Pero tú eres mi destinado, únicamente te pido ayudarme a disolver todo esto si no sientes nada por mi, te harán más caso, eres el alfa después de todo... Quién manda en nuestra falsa relación -sorprendido por la reacción del omega, alejó las manos con una sonrisa incrédula

Bien pensado, pequeño estorbo. Pero, soy prácticamente el futuro de esta manada, tú no eres más que la decoración a mi lado, si te vas... Puedo conseguir otro omega, uno dominante, o una beta... Alguien capaz de llevar realmente el liderazgo junto a mí, no necesito una joya más, como tú... -Nam lo sabía, sabía que la conversación terminaría así... Nuevamente. Jin olvidó lo que sea que su padre le haya dicho, y dijo lo que quiso y sentía en ese momento -lo único que debes hacer, es irte, vete de aquí después de casarnos, así es como el puesto será mío y no es necesario que me jodas más con tu llanto incesante y absurdo, te ofrezco una gran solución y lo único que haces es actuar infantilmente

Alejó su presencia a pasos rápidos, ignorando los llamados del alfa con su voz de mando, le dolía que hiciera eso... No sentimentalmente, literalmente le dolía. Su pecho ardía con dolor al escuchar la voz de mando y solo corría con más rapidez para entrar a la casa y esconderse como siempre bajo sus sábanas, con miedo de lo que era su futuro.

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Siwon estaba más que confundido, todo lo que estaba pasando no salía de su cabeza. Sentía a su pequeño retoño con el olor triste, su lazo familiar debilitándose cada día más y su madre no hacía más que intervenir cada vez que buscaba hablar de los sentimientos con sus hijo o esposa, de los propios o los de ellos. Debía mantenerse fuerte y respetar la palabra sabía de su madre, pero la situación iba de mal en peor, cuando supo que su hijo solo comía ensaladas y pan, que su esposa cada mañana no estaba en la cama, ahora estaba distante y a su lobo le confundía y dolía oír a la vieja alfa decir que todo iba como la luna quería que fuera. Su animal estaba más que dormido día con día, la migraña se hacía peor cada día y lo único que lo mantenía cuerdo era saber que su hijo estaría en buenas manos, pues al hablar con el alfa y la familia de este, no podía pensar menos, su pequeño estaría en buenas manos al contraer matrimonio.

Quería saber lo que queria su hijo, lo que pensaba ¿Le gustaba ese alfa aunque fuera su destinado? ¿Él quería algo más que estar en casa para siempre, cuidando bebés y limpiando? ¿Era feliz hasta ahora? Y le entraba una gran ansiedad al saber, que no sabía nada de eso de la boca de su propio hijo. No hacía más que fumar y fumar últimamente, resolviendo su trabajo y golpeando su frente con frustración -esto debe ser una broma...

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Jin: vete alv-

Nam: 🙂

Nam: 🙂

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[margaritas] - JinNam©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora