Sabyne es Alta Lady de la Corte Otoño, está casada con Eris Vanserra, después de la muerte de Berón ha pasando una década desde la guerra contra Hybern, nuevas amenazas malignas acechan las tierras de Prythian. Mientras Sabyne intenta proteger a su...
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•━━━ CAPÍTULO 4 ━━━•
El Convenio de los amantes
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Cuando Sabyne regresó al castillo, vió a una sirvienta salir atónita del pasillo, cerca de la oficina del lord. La sirvienta parecía que quería romper a llorar.
—¿Qué ha pasado? —le preguntó Sabyne.
—El lord... —se detuvo abruptamente, pues un gritó salió del pasillo.
—¿Qué ha sido eso?
—El lord, mi lady. Esta como loco.
—¿Qué ha pasado?
—El lord la está buscando, la ha estado buscando desde hace horas —dijo la sirvienta.
Sabyne siguió el pasillo para descubrír porque Eris soltaba semejantes gritos, escuchó que regañaba a sus guardias en la oficina. Ella tocó estrepitosamente para dejar clara su presencia.
La sala estaba repleta de la tensión latente de Eris y el temor en el rostro de los guardias.
—¡Fuera, déjenos solos! —le gritó él.
Los guardias se escaparon cerrando las puertas, Eris le dió la espalda.
—¿Porqué gritas de esa forma, qué sucede? —preguntó Sabyne.
—¿Dónde estuviste? —le preguntó él, escondió cualquier rastro de lo que verdaderamente quería decir.
—Ocupada.
—¿Dónde estuviste? —dijo en tono severo.
—Fuí a la ciudad.
—Te desapareciste después del medio día, ya ha anochecido ¿Todo este tiempo estuviste en la ciudad? —le preguntó él.
—Sí —no le debía ninguna explicación, ya se enteraría después.
—Acompañame al jardín, mi lady, debo mostrarte algo —dijo él.
Había algo en su tono que no la convencía, aún así lo siguió hasta los jardines reales. Él no mencionó más durante su transcurso, ella se arrepintió porque comenzó a sentir el frío del viento.
Entonces Eris se detuvo —¿Sabes qué sucedió aquí?—le preguntó.
Sabyne negó, se sentía demasiado cansada como para recordar.
—Aquí amenazaste a Haze —mencionó él.
Ella sintió su corazón inundarse en rencor, tanto maldito misterio para reclamarle sobre el asunto con esa tonta. Sabyne se iba a dar la vuelta para dejar a su esposo con sus redundantes incoherencias. Pero él la retuvo por primera vez sin una pizca de cariño. La jalo hasta las sombras dónde había un adorno oscuro.
