Minato era un fiel defensor en la idea que un shinobi debía adaptarse a la situación por cuenta propia, sacar provecho de las circunstancias imprevistas y utilizar al máximo los recursos que estuvieran a su alcance. Seguir órdenes ciegamente, sin tomar en cuenta los eventos inesperados, sin reflexionar implicaba liberarse de las responsabilidades, diluir nociones y vivir en la ignorancia.
Minato no quería ninguna de esas cosas, ni para él ni para Kakashi. Esa era la línea.
Necesitaban toda la información disponible para maximizar la posibilidad de éxito.
Aún así, él quería creer que evitar que Kakashi fuera de su reunión con el Hokage —porque pensaba encontrar una forma de reunirse con el Hokage ese mismo día, sin importar cuánto tiempo le tomase— era una buena decisión. Kakashi era un ninja talentoso, brillante, pero era todavía muy joven. No tenía que tomar las mismas responsabilidades que Minato tomaría ni tampoco involucrarse del mismo modo. Tenía todo el derecho del mundo a ser partícipe de la conversación, conocer los mismos detalles que Minato y al mismo tiempo. Estaba más allá de la misión, lo estaba ocurriendo. Los afectaba por igual a ambos y estaba por fuera de los parámetros convencionales.
Podía haberle pedido que lo llevase y Minato sabía que si utilizaba ese argumento, él tendría que ceder. No era una decisión justa, desde luego.
Pero Kakashi confiaba en Minato. Confiaba en Minato más de lo que confiaba en el resto de las personas en su vida.
Ese tipo de lealtad, entregada tan completa y generosamente, era un bien precioso en un mundo como el suyo. No era raro en sí, pero estaba sometido a constantes pruebas.
Tenía que asegurarse de no romper ese voto de confianza.
La nimia posibilidad de que Sandaime se mantuviese más alerta si más de una persona lo enfrentaba estaba colgando como una vaga idea en sus pensamientos, sumando mérito con cada momento. El hombre que Minato había visto el día anterior frente a la multitud, no se parecía al hombre que lo había enviado a Rōran. Su vitalidad se había esfumado y la expresión su rostro hablaba de años de pesar y tristeza, de una historia que le era absolutamente desconocida y que estaba llena de páginas de ceniza. Si Sandaime ya había tenido un sucesor, como claramente indicaba la montaña de los Hokages, entonces algo lo había hecho regresar a su puesto.
A menos que estuviese obrando como su representante o hubiesen dos líderes activos en la aldea, por supuesto. Algo sin precedentes, pero no imposible. Senju Tobirama había tenido un rol muy activo durante el mandato de su hermano, después de todo. Él había contribuido a la mayor parte de la organización de la aldea y diseñado muchos de los sistemas internos, incluida la Academia Ninja, pero no había sido llamando Hokage hasta después de que su hermano dejase el puesto. Su rostro tampoco se había esculpido hasta que su nombramiento fue oficial.
Tenía curiosidad, desde luego, pero no necesitaba más cosas en las que pensar.
No quería arriesgarse a someter a su estudiante a más presión de la debida ni quería arriesgarse a que aprendiese más de lo estrictamente necesario. No pretendía averiguar más sobre ese tiempo en el que había arribado, tampoco, por lo que el esfuerzo era consciente. Había limitado su exposición a la aldea y había resistido la tentación de escabullirse en la biblioteca para ver qué novedades podría encontrar entre sus estantes.
Minato se mantuvo por un momento frente a la Torre Hokage. Se sentía extrañamente solitario el lugar, sin guardias ANBU que él pudiera percibir y sin los guardaespaldas personales de Sarutobi Hiruzen custodiando visiblemente la entrada, a pesar que él sabía que el Hokage estaba en el interior. La luz de la mañana era tenue todavía, apenas una pincelada de suave naranja, y el festival de la noche anterior garantizaba que la mayoría de los habitantes de Konoha no hubiesen dejado aún sus hogares. La mayoría del pueblo estaría lejos de la rutinaria vida de la aldea.
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Kintsukuroi - Preludio
FanfictionNamikaze Minato y Hatake Kakashi despiertan en el lugar correcto, pero en un tiempo totalmente equivocado. Puede que sea, incluso, más complicado que eso. [Parte 1 de la serie "Kintsukuroi"]