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Resumen:

"Yo... quiero continuar donde lo dejamos, Gojo-kun".

Y una parte de él, que se hinchó lo suficiente como para dominar todo uso de razón, deseaba que no tuvieran que recoger nada, que se quedaran ahi, ahogándose el uno en el otro hasta que se desmayaran o vaciaran sus billeteras para extensiones adicionales.

"Entonces", ronroneó Marin, "¿te parece bien si inicio un chat de video para nosotros?"

Gojo no puede dejar de pensar en lo que pasó en el hotel del amor. Y cuando suene el teléfono, tal vez esta vez pueda continuar donde lo dejaron.

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AVISO IMPORTANTE (DEL TRADUCTOR): Esta historia contiene mucho smut (contenido sexual y explícito) asi que, si no se sienten cómodes leyendo este tipo de contenido, probablemente esta no sea la historia que están buscando ahora.

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¿Qué diablos pasó?

Mejor aún, ¿por dónde se supone que debía empezar?

Tal vez todo comenzó antes de que entraran a la habitación 303. O tal vez más atrás, en el café manga, donde Marin divulgó en su próximo cosplay de ensueño. ¿Cómo podía decirle que no lo haría? Con su comportamiento intrépido, todo era posible.

Pero tal vez eso tampoco fue todo, y Gojo no pudo discernir un solo pensamiento coherente dentro de su caos interior.

Recuerdos borrosos aparecieron a la vista: de una habitación completamente blanca, de un viaje en ascensor silencioso, de todas las cosas que desearía haber hecho si no estuviera completamente aterrorizado de admitirlo, no importa frente a...

Gojo jadeó por aire, la inhalación abrasando su garganta tanto como el dolor en su abdomen. Ya no estaba en esa habitación ni en el pasillo ni en el ascensor ni en ningún lugar cercano; estaba parado en la supuesta comodidad de su propia casa, el agua helada golpeando contra él en la ducha. Y, sin embargo, hizo poco, si acaso, para calmarlo.

Otros recuerdos fluctuaron, unos que perforaron la cordura que empañaba su mente. Había... bueno, pensó que era un grito, pero cuanto más repetía ese sonido que Marin habi hecho... en su mente, más parecía...

Le gustaba.

Como los personajes de su juego favorito.

Como lo que sea que estuviera sonando en la televisión mientras él la esperaba.

Como la chica de la habitación de al lado.

Respiró desesperadamente, cerró los ojos y se apoyó contra la pared de la ducha. Tal vez la asustó con sus movimientos tan bruscos, y no fue su intención en absoluto, junto con muchas otras cosas, pero juró que ella se relajó. Fundida en él. Se acercó más. Lo miró como él la miraba a ella cuando estaba distraída con otra cosa por la que desmayarse.

O tal vez eso y todo el año que pasó con Marin fue un sueño elaborado del que se negó a despertar. Mejor embotellar todo lo que albergaba para ella, olvidar que pasó, y...

¿Y qué?

Pero lo que sucedió marcó cada centímetro de Gojo. Incluso después de que se lavó, se vistió, huyó a su habitación y trató de dormir, los ecos del hotel del amor, de Marin, lo perseguían.

El vidrio era frágil, ¿no? Siempre propenso a las grietas, sin importar cuán sutil sea el impacto. Tal daño lo astilló, eventualmente, ya sea por el paso del tiempo o en meros segundos. Para Gojo, resultó ser esto último.

No quería ser un estúpido, usándola y descartándola como si fuera un pañuelo. No quería faltarle el respeto, ni decepcionarla, ni hacer nada para robarle a Marin su radiante sonrisa.

For the Ones That Feel It the Most- My Dress-up Darling- TraducidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora