La fuente del silencio

Capítulo 2: Inesperado obsequio

Luego de firmar la pila de papeles que estaban al lado de su escritorio se inclinó hacia atrás para poder recargar su torso en el espaldar de su asiento tratando de relajarse.

Un agudo suspiro salió desde lo profundo de su garganta al no sentir un peso más encima de sus hombros luego de ver todo su trabajo terminado.

De pronto la puerta es tocada suavemente llamando su atención.

— Pasa — Ordenó antes de oír a la puerta ser abierta por su asistente — ¿Qué quieres?

— Buenas noticias señor, el presidente de la compañía del norte firmó su petición — Alegre, la joven mujer habló dándole las buenas nuevas al azabache que aún permanecía recostado en el espaldar de su cómodo asiento

Todo se resumió en un silencio extenso y el sonido de las manecillas del reloj que colgaba de la pared.

— Bien, ya puedes irte — Respondió de manera seria

— Sí, señor — Luego de decir aquello, la mujer se marchó dejándolo a solas en su oficina nuevamente

Por su parte él se enderezó y apoyó los codos en su escritorio cruzando los dedos entre si, había logrado hacer algo que nisiquiera su abuelo o primo habían logrado. Logró hacer convenios con la compañía líder del norte, sin duda un gran logro. Pero aún así ¿por qué no se sentía feliz o por lo menos alegre?

— Mierda, de seguro que no tardará en llamarme para darme una buena nueva de la que ya soy consciente — Luego de un suspiro dijo, pensando en que no faltaba mucho para recibir una llamada de felicitación y ser invitado a alguna reunión que sería organizada por su abuelo

No pasó nisiquiera dos minutos hasta que su teléfono comenzó a sonar, una llamada entrante indicaba que había estado en lo correcto. La llamada era de nada más ni nada menos que de su abuelo.

Tomó el dispositivo entre sus manos y contestó la llamada, atento a las siguientes palabras de su abuelo;

— Felicidades, Giyū, lograste algo muy importante, ve a casa a cambiarte. Estás invitado a una reunión organizada en tu honor — Lo escuchó decir, al parecer se oía alegre por su nuevo logro

— Sí, allí estaré — Murmuró antes de cortar la llamada

Sin vacilar, pensar o chistar abandonó su oficina tomando su chaqueta que estaba en un pequeño sofá al lado de su escritorio y se marchó.

— Señor ¿ya se va? — Curiosa, su secretaria le preguntó al verlo salir de prisa de su oficina

— Sí. Todos tienen el día libre hoy, se pueden ir temprano — Ya un tanto lejos le informó dejándola confundida y alegre por sus palabras

Al subir al ascensor lo último que escuchó fue un agudo "Sí señor" de parte de ella. No le prestó demasiada importancia o atención y siguió en lo suyo, tomó su celular y justo cuando iba a marcar a cierta persona, esta misma le llamó, como si estuvieran conectados.

— Sabito...

— Sí, ya estoy informado, iré a tu casa en unos minutos — Igual o más alegre, el de cabellera durazno habló

— Claro, te veo allá — Nuevamente colgó la llamada y guardó el teléfono en su bolsillo

Al bajar al primer piso lo primero que hizo fue ir directamente al estacionamiento para buscar su coche para así poder marcharse.

Una vez dentro de su vehículo, prendió el motor y se marchó conduciendo en dirección a su casa.

Hace tan solo un día antes sentía que si lograba hacer convenios con la compañía del norte se sentiría bien, pero sentirse bien es algo que no podía sentir hoy. Se sentía frustrado, inseguro y temeroso. Un logro significaba una maldita cosa..