Incomodidad

289 24 7
                                        

"No puedes mezclar viejos engaños con nuevas heridas"

Esa misma tarde y tras encontrarme lo que restaba de la mañana mirando mi reflejo en cada ventana que encontraba en mi camino, me encontré con Foi en la su habitación en el hospital.

Hacía mucho que no iba a visitarla y ella se enojó conmigo por ello, pero rápidamente lo olvidó y comenzó a comentarme sobre cómo iban sus tranquilos días en los últimos días, me alegré de solo escuchar su emocionada voz relatar sus divertidos días en la sala de juegos junto a otros pacientes, me agrada que no se quedase encerrada en la habitación.

No obstante, a pesar de disfrutar de sus enunciados y su compañía, mi mente se encontraba en otro espacio tiempo y ella supo notarlo con rapidez, mis pensamientos se encontraban flotando en el beso que compartí con el pelinegro que me recordaba tanto a Hyder.

—¿Por qué aún me visitas, Vaitiare? — cuestiono, volviendo mi presencia a nuestra conversación casi unilateral.

—¿Ya no quieres que venga? —pregunto con gracia en la voz, ella lo capta con rapidez y rueda los ojos para apresurar mi respuesta—. Foi, sabes que me encanta pasar el rato contigo, ¿por qué haces esa pregunta?

Me acomodo en mi sitio y veo como sus verdes ojos giran con rapidez y vuelve hasta mí, —Siempre que vienes te ves decaída, sé que esta clínica te trae malos recuerdos de esos días y soy su madre, debe ser extraño para ti seguir viniendo, ocultándote si es que lo ves llegar.

Mi piel se congela y el nudo en mi garganta se forma, me obligo a parpadear con rapidez para evitar esas gruesas lagrimas que aparecen en cuanto recuerdo cómo acabé aquí esa noche.

—No me molesta nada de eso, Foi, sabes que no siento nada por él y... —no puedo evitar soltar un largo suspiro que la pone en alerta—... y tú has sido uno de mis mayores apoyos en esos momentos, no sé cómo podré agradecerte por tanto.

—Pues ya haces bastante, —aligera el ambiente con una suave risa agradable—, me traes dulces y chocolates a escondidas, además de que eres la única persona con quien puedo hablar mal de la pésima comida en este país.

Su comentario me hace estallar en risas por un corto momento antes de poder continuar con la conversación.

—Lo digo enserio, Foi —mi voz sale con seriedad—, a pesar de que entraste por curiosidad a mi habitación, siempre recuerdo tus palabras ese día.

Lloré en sus brazos después de contar parte de lo que sucedió, Foi me cuido lo que restaba del día, acariciando mi cabello después de escuchar una versión trastocada de cómo su hijo y yo habíamos "terminado nuestra relación amorosa" y cómo era que acabé en la misma clínica en que ella estaba internada. Me sentí tan aliviada después de mucho, no quería que el tiempo pasase.

—En tal caso, puedes agradecerme haciendo una cosa. —alzo la ceja en señal de pregunta—. Asiste al grupo de apoyo que te recomendé hace un tiempo.

—Ya hablamos de esto, te dije que ya me encuentro bien —mi respuesta es inmediato, sin permitir que continúe hablando.

—Vaitiare, si realmente quieres agradecerme, debes asistir a esas charlas grupales —exige con una suave insistencia—, he escuchado por personas que pasaron por lo mismo, dicen que les ayudó bastante a sobrellevar la situación.

Resoplo, agotada de la misma conversación, —Foi... —ella me observa con una mirada de súplica y caigo—... bien, lo pensaré.

Ella me da una sonrisa abierta, sabe que ganó perfectamente.

—Es un gran avance —comenta sin alegría en su aguda voz—. Pasando a otro tema y volviendo a mi pregunta inicial, hoy te ves diferente, hay más viveza en tus expresiones, ¿no tienes algo que contarme?

Now and then (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora