¿Qphs Ayanokouji caia en Danmachi?

Prólogo...

(Empieza con avances de la novela ligera de COTE)

En la isla desierta, mientras todo Tercer Año estaba detrás de Koenji, el Primer año se centraba en mi. La recompensa de 20 millones a mi expulsión era un incentivo suficiente para que no dudaran en usar incluso la violencia. Sobre todo, Kazuomi Housen, quien intentó herirse con un utensilio mío, y sin dudar tuve que colocar mi mano para que no se lastime, utilizándolo luego como amenaza para que me ayude en la evaluaciòn.

Mientras están intentando acorralarme, encuentro una peculiar cueva en esta isla. Estaba llena de arbustos, y pude notar la temperatura un poco menos caliente que el exterior.

Para jugarles una mala pasada al resto, decido meterme...

"Scratch"...

Sonaban mis pisadas adentrándome en la misma. Pisaba gran variedad de ramas distintas.

Mientras me adentraba más adentro, inhaló hondo. Tenía que estar seguro de que no haya azufre en el aire, o algún gas intoxicante el cual sea de peligrosidad para mi, pero, algo llamó mi atención.

Luego de caminar unos cien metros de profundidad, un brillo celeste blanquecino irradiaba dicha sala.

Mi curiosidad fue lo suficiente para seguir caminando, hasta que vi una pequeña estructura arquitectónica que estaba flotando sobre el mismo piso, a una altura elevada de 1,63 metros.

Una especie de tabla, con jeroglíficos extraños era el objeto. No los conocía. Ni siquiera se asemejan al futhark antiguo, egipcio, u otros sistemas de escritura...

Algo me dijo que lo agarrara. Sentía eso desde lo profundo de mi. Entonces, con ambas manos, manteniendo en alerta, lo tomo, y un brillo sosegò mi vista...

[Destrucción de cueva]

"Sprashhhh"

Un faro de luz se hizo presente. Alcanzó el cielo, y sobrepasó el mismo. Grandes rafagas de vientos se hicieron con el mismo, y de un momento a otro, abrí mis ojos en un nuevo lugar.

[Canto de aves]

"Pio, Pio, Pio"

-Mm...- Dije pensando.

El aire se sentía distinto, el olor del mismo ambiente, la temperatura, la presión del aire, los colores de la naturaleza, los pájaros desconocidos que revoloteaban en el cielo, y por último, la gran ciudad amurallada que se encontraba a una distancia relevante de mi, la cual estaba amurallada.

-¿Seré libre ahora?- Fue lo único que dije, y el viento se lo llevó consigo.