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—Que se joda. —Me quejo. —Probablemente lo dijo sólo para no hacerme sentir mal y romper mi estúpido corazón. —Lanzo el libro en mis manos a la cama.

—Eres muy pesimista, para serte sincera. —Me mira divertida.

—Fer, es en serio. —Camino hasta la cama y vuelvo a tomar el libro.

—Vale, vale. —Se sienta en mi escritorio. —Me parece que estás sacando conclusiones equivocadas. —Me mira. —Tienes que hablar con ella primero. —Juega con uno de mis bolis. —Tienes que hablar con ella y que te diga de una vez por todas que es lo que realmente está pasando entre ustedes. —Sentencia.

—Me rindo, no haré nada más por saber que siente. —Chillo. —Sólo me estoy confundiendo y ella no me está dando ningún tipo de señal clara. —Dejo el libro en el escritorio y me siento en la cama.

—Creo que estás loca. —Truena sus dedos y enciende mi laptop. —No sé porque pierdes el tiempo diciéndome todo ésto, cuando sabes que en lo que Mari te escriba estarás de nuevo babeando por ella. —Me mira con fastidio antes de centrar su atención completamente en la pantalla de la laptop.

Fer tiene razón, sé que al primer mensaje ya estaré pensando en volver a verla. Pero es todo muy confuso para mí. No quiero estar haciéndome falsas ilusiones, por no tener una buena conversación al respecto. Es que todo sería más fácil sí tan sólo pudiese saber que pasa por su mente.

Que más da, si sigo dándole vueltas al asunto terminaré más confundida y me sentiré peor. Me tumbo en la cama y cierro los ojos mientras escucho el incesante sonido de la teclas de la laptop.

El Sol en tus Ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora