¡Oh! Llamada telefónica.

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El escabroso asunto de las deudas le martillaba la cabeza, además hace un instante le llamaron para comunicarle que tenía recibos pendientes por pagar. Estaban escasos de pecunia por ahora... pero de tan sólo recordar que tenía trabajo asegurado, dos símbolos de dólar se adherían a sus orbes café reflejándose tan refulgentes que nada pareció apagarle el brillo.

Fue un gran alivio que Daeho y Taehyung hayan comprendido a la perfección acerca del viaje que realizará fuera del estado por motivos de trabajo, se quitaba un peso de encima y se ahorró una superflua discusión con sus hijos.

Absorta, Hana tamborileaba sus dedos sobre la superficie de cristal esperando a que sus hijos bajasen a almorzar. Había preparado huevos con arroz y lentejas, quizás no era el platillo preferido de los tres, pero deberían conformarse con al menos no estar pasando hambre en estos momentos y procurar alimentarse sin despreciar la comida.

Las pisadas revoltosas de sus hijos hicieron crujir la madera de los peldaños, como si pertenecieran a unos gigantescos leones corriendo frenéticos para aprisionar a su cándido y desdichado objetivo a la lejanía. Sus zapatos se visualizaron primero, después las piernas y por último el cuerpo completo de sus retoños. Presurosos, tomaron asiento a la mesa sin cortar su conversación; Taehyung sirvió en los tres vasos jugo de naranja de la jarra, todos agradecieron a Dios por la comida de día y procedieron a comer sumergiéndose en un silencio sepulcral que pareció querer tragarse viva a la familia.

"Mami, ¿cómo se llama la persona que me cuidará?", preguntó Daeho curioso. En pequeña proporción estaba nervioso, temía desagradarle a su niñera o niñero y causar problemas que en un futuro harían impacientar a su madre. Y a través de sutiles preguntas, podría averiguar más acerca de dicha persona y plantear cómo debe comportarse ante ella.

"Mm... me agarraste. Sinceramente, no recuerdo su nombre, pero es un chico", aclaró Hana dándole un gran mordisco al huevo. Taehyung los observaba de soslayo con la ceja enarcada, extrañado por la pregunta de su hermano, generalmente Daeho detestaba ser cuidado por alguien que no sea su propia madre o su hermano debido a que se sentía completamente capaz de cuidar de sí mismo como para que un completo desconocido se haga cargo de él; aparentemente, aprobaba el hecho de tener un niñero a su disposición.

"Mami, tengo un poco de miedo porque nunca había sido cuidado por un niñero", expresó el niño con intención de recibir aliento alguno de parte de los mayores.

"Dae, tranquilo, no hay de qué temer. Estaremos en comunicación y si tú y el niñero llegan a tener algún inconveniente te conseguimos a alguien más" pronunció Hana con voz serena, trasmitiéndole seguridad.

"Está bien, mami", sonrió levemente.

Hana suspiró y bebió jugo. Taehyung enmudeció porque su madre intervino en su lugar; el celular de Hana emitió el típico tono de llamada, cuya llamada provino de un número desconocido, resonó por la habitación con fuerza impeliendo a que la castaña se ponga de pie y conteste. Las manos de Taehyung se volvieron escurridizas y palmeaba sus piernas constantemente.

Hana se levantó y tomó el celular que yacía bajo un cojín del sofá. ¿Por qué diablos lo dejó allí? Aquella pregunta rondó por la mente de Hana, pero no le dio más vueltas al asunto y descolgó la llamada ansiosa por dejar de escuchar el tono molesto.

"¿Aló? ¿Quién es?", formuló en voz baja mientras ingresaba a la cocina para mayor privacidad. Taehyung no despegó la vista de su madre en ningún momento, le generó cierta curiosidad saber quién estaba llamándola desde la otra línea.

salvatore › taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora