Capítulo 22.

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Narrador omnisciente.

Todos se mantenían sentados en los escombros discutiendo lo que harían a continuación, y se dio que la conversación girara entorno al dúo que llegó rato después que el resto.

"A todo esto, ¿Por qué llegaron ustedes dos después? Con tanta cosa extraña en la isla me estaba preocupando." Dijo Usopp. "Íbamos todos montados en el centauro y de pronto ninguno de ustedes estaba."

Umiko dio una mirada rápida a Zoro y río cuando esté giró la cabeza algo avergonzado.

"Nuestro querido espadachín aquí se quedó dormido y terminó por deslizarse por la cola, cuando me di cuenta ya estábamos algo lejos de él, por lo que no tuve tiempo de avisar."

"¡Una vez más te preocupas demasiado por el marimo de mierda, Umiko-chan! ¡Debiste dejar que se congelará en sus sueños por tarado!" Gritó Sanji celoso en el cuerpo de Nami.

"Sanji." Llamó ella, desviando el tema porque sabía que algo de aquello le sentaba mal y lo qje menos quería era aceptarlo. "¿A dónde fue ese samurái que traías contigo? Ha estado callado desde hace rato."

El cocinero soltó un grito ahogado y miró a su alrededor rápidamente. "Mierda."

"Hace un rato salió corriendo luego de insistir sobre su torso y hacer varias preguntas sobre su ubicación." Contó Brook. "¿Te molesta, Sanji? ¿Debí detenerlo?"

"Es solo que como yo insistí en traerlo, si algo va mal ahora será mi culpa por meterme en sus asuntos. Es un dolor en el culo, pero tendré que ir a buscarlo."

Tras avisar a su capitán que saldría un momento y haya recibido permiso, Sanji estaba por dirigirse fuera, pero fue detenido por Nami cuando vio a su cuerpo correr peligro en compañía de Brook y la mentalidad del cocinero, enviando a Zoro con ellos.

"¡Porque eres un maldito perro caliente me enviaron contigo a buscar a ese estúpido samurái!"

"¡Ni siquiera te quiero acompañándonos! ¡¿Cómo es que no disfrutas de las felicidades de la vida frente a nosotros?! ¡Al menos Umiko-chan también vino para alegrarme un poco!"

"¡Agh, ¿Por qué estás tú también aquí?!" Preguntó Zoro irritado, a lo que solo recibió una sonrisa genuina cómo respuesta.

Por otro lado, en los escombros de los laboratorios, el resto de la tripulación se encontraba con problemas. Todos los niños comenzaron a sentirse mal y pedir unos dulces que les daban todos los días a la misma hora, dulces que resultaban ser estimulantes. Conforme el tiempo pasaba se ponían cada vez más agresivos, exigiendo cosas que los mugiwara no podían, ni querían, conseguir.

Usopp puso a dormir a los menores y mientras algunos los ataban, el resto comenzó a crear un plan para ayudarlos, así como también necesitaban volver a sus cuerpos originales.

Devuelta con Sanji y el resto, los tres chicos fueron derrotados por los hermanos Yeti, asesinos de las montañas nevadas. Kokai, quien se había atrasado un poco por buscar en un rango más amplio, los encontró tirados en la nieve cuando los culpables ya no estaban ahí. "¡Carajo! ¡¿Qué pasó?! ¡Solo los dejé un minuto!"

Ella corrió hasta sus nakamas preocupada y comenzó a girarlos boca arriba uno a uno, revisando sus respectivas respiración y pulso. Una vez que confirmó que solo estaban inconscientes, soltó un suspiro de alivio, pero aún así no se calmó y continuó por tratar de despertarlos.

Interrumpiendo su preocupación, varias personas vestidas de amarrillo se acercaron amenazadoramente mientras hablaban acerca de la recolección de cuerpos, a lo que la chica comprendió más o menos lo que había pasado con sus nakamas, los dejó inconscientes rápidamente y se acercó nuevamente a Zoro y los demás.

El peliverde soltó un quejido y comenzó a despertar, topándose con una cara preocupada muy cerca de si mismo.

 "Oi, Zoro, ¿Qué mierda pasó? ¡Ah, Sanji!" Gritó girándose en dirección a su mejor amigo sin esperar una respuesta. "¿Están todos bien? ¡Solo me fui por un momento y me topo con que los tres están al fondo de un maldito acantilado!"

Sanji, en el cuerpo de Nami, saltó a los brazos de su amiga y comenzó a contar lo sucedido sin dejar de lado el contacto físico. Una vez que todo fue narrado a la chica, esta suspiró cansada y comenzó a ayudarlos a sacudir la nieve de sus ropas como si de niños pequeños se tratara.

"Supongo que aquellos gigantes irán por el resto de la tripulación, así que solo nos queda esperar que no se compliquen aún más con los cambios de cuerpo, nosotros seguiremos camino al torso del samurái." Explicó Kokai.

"No tienes que dar ordenes, es obvio." Rezongó el espadachín de tres espadas mientras desviaba la mirada molesto, a lo que ella simplemente asintió extrañada.

"¿Problemas en el paraíso?" Interrumpió Brook, haciendo que ambos volvieran a enfocarse a lo que iban. "Creo que si vamos por acá será más sencillo llegar a donde vi el torso."

"¡No le hagas caso a ese estúpido marimo, Umiko-chan! ¡Seguro se partió la cabeza en la caída!"

"¡Maldito cocinero, lo único que sucedió por esa caída fue perder el tiempo! ¡Eso pasa por tomar atajos!"

Mientras los tres hombres mantenían una conversación sin fin con insultos y un debate sobre si el abominable monstruo de las nieves existía, la pelirroja divisó a lo lejos el lago, que es por donde informó Brook al samurái que estaría el resto de su cuerpo.

"¡Hey, samurái! ¡Sal de donde estés, ¿o es qué el enemigo ya te atrapó?!"

"Joder, estas rocas de hielo son realmente duras..." Expresó la pesadilla cuando caminó por donde sus nakamas pasaron anteriormente. "Espera, esto no es una roca..."

"¡¿El samurái?!" Gritó Brook sorprendido.

"¡Está congelado totalmente!" Zoro alzó la pierna y golpeó el cuerpo congelado de Kinnemon, quebrando el hielo.

El samurái respiró profundamente y gritó aliviado, ignorando el hecho de que fue salvado. "¡Por alguna extraña razón no podía moverme, creí que moriría!"

"¡Estabas siendo congelado!" Gritó Sanji incrédulo.

"Como sea, vinimos a ayudarte." Explicó Kokai. "¿Viste a tu torso?"

"No es por eso que no me podía mover." Contradijo el azabache. "Mi habilidad tiene un precio y es que no puedo nadar, por eso creo que mi torso a caído al agua."

"En ese caso, si esta mitad sigue viva, entonces los tiburones aún no lo han comido. Sea lo que sea que haya ahí abajo, hay que sacarlo pronto."

"Así es, vayamos." Aceptó Brook.

"¡Pero, tendrán que nadar por ello!"

"Lo sabemos, estúpido samurái."

"¡Pero ustedes son piratas! ¡¿Por qué harían eso por un extraño como yo?!"

"Porque a una parte de mi le pesa la conciencia y quiere saber que pasará, además, tendremos un duelo luego y te patearé el trasero."

"Accedo al duelo... No soy digno..." Accedió cabizbajo Kinnemon ante el reto del otro espadachín.

"Por fin tienes algo de modales, estar congelado sirvió de algo."

Interrumpiendo la escena, gritos sobresalieron a lo lejos, provenientes de quienes los Mugiwara identificaron como los nakamas de Barbamarrón. Estos gritaban asustados acerca de la presencia de un monstruo en la isla que iba destruyendo todo a su paso.

Zoro miró confundido detrás de los bandidos y preguntó a Brook. "Hey, ¿Acaso vienen del lado del lago?"

El esqueleto se sorprendió ante la mínima muestra de orientación del espadachín y asintió mientras confirmaba lo dicho. "¡Que gran deducción, Zoro, así es! ¿Por qué lo dices?"

"Porque no recuerdo que hubiera una montaña allí."

TERROR || Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora