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Perxitaa levanta el arma, cierra un ojo y sujeta un momento. Mantener el brazo firme es fácil, por su entrenamiento como bombero, el problema viene cuando dispara.

Su brazo se va hacia un lado por la reculada del arma, es más fuerte de lo que pensó. Al levantar la mirada el objetivo tiene algunas marcas, pero ninguna en los lugares de puntaje. Lo enfurece.

— ¿Qué quieres? -Saca el cargador del arma para revisar sus disparos, olvida que tiene que ir contándolos. Mueve la orejera hacia arriba para liberarse una oreja.

— No creí que fueras a escucharme con las orejeras contra ruido puestas.

— No te escuché, tu colonia está por todos lados ahora. Es muy tú. Podría olerte desde lejos -Baja su pistola rosa y mira hacia atrás para ver a Volkov- ¿me debería impresionar que supieras donde estaba?

— No.

— ¿Me pusiste un localizador? Quiero que me digas la verdad.

— No -se cruza de brazos y se recarga contra la pared de división- pero estás en un campo de tiro, tío. estas cosas están reguladas y vigiladas, alguien te vio acá y me mando un mensaje, desde el momento que entraste aquí.

— No hice nada ilegal tampoco.

— Nunca dije que lo hicieras, estar aquí desde las 7 am no es ilegal, has pagado por todas tus rondas. Solo estaba esperando que me enviaras un mensaje diciendo algo, ¿si sabes que todos se enteraron de la llamada a tu superior? Lo de la renuncia y todo eso.

— Es difícil de explicar, pero no quiero estar ahí nunca más.

Se prepara para apuntar otra vez. Volkov se pone a su lado, esperando.

— Hazte más atrás, te voy a golpear su, se mueve mi brazo.

— Te estás parando mal -Mete su pierna entre las suyas para separarlas- detrás adelante, diagonal. Así. Sube los hombros, pero relaja el cuello.

— Ugh, si sabes tanto. Hazlo tú -Le pasa la pistola para que él lo haga.

El ruso la toma entre sus manos. Saca uno de los cargadores de la caja, haciendo el cambio en 3 segundos. Levanta y dispara sin hacer el amago de apuntar como lo hacía Perxitaa. Dispara 6 balas continuas.

El bombero aprieta los labios cuando ve que los seis impactos golpearon directamente el centro de la diana.

— Ni siquiera te pusiste en posiciones idiotas, no apuntaste, no hiciste nada de eso, ¿cómo me puedes decir a mí que lo haga?

— Tu brotecito, yo jardín.

— ¿Eh?

— No suena como en ruso. Tu inexperto, yo experto. Yo puedo hacer eso por la experiencia, tal vez algún día me superes -Le extiende de regreso el arma rosa.

— ¿Y vas a ayudarme? -Pregunta un poco tímido, menos a la defensiva- ¿a disparar así?

— El lugar está por cerrar -Mira toda la basura de comida que tenía ahí- y seguramente estás lleno, pero aun así creo que puedo llevarte a un lugar seguro a practicar.

— No me juzgues por comerme mis problemas.

— Salgamos de aquí, te voy a enseñar a tirarle a algo en movimiento -Se agacha para recoger un poco de la basura.

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Orslok se estaba comiendo un tazón de cereal en medio de la cocina, murmullando una canción, cuando Willy regreso a casa esa noche. Venía cargando su abrigo verde esmeralda.

Un dorama de bomberos | MultishipingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora