𝕰𝖑 𝖉𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖎𝖓𝖛𝖔𝖖𝖚𝖊́

𝕴𝖓𝖛𝖔𝖈𝖆𝖈𝖎𝖔́𝖓 𝖆𝖈𝖈𝖎𝖉𝖊𝖓𝖙𝖆𝖑

Siento el fuego de la invocación llamándome por primera vez en décadas. Algún humano idiota me llama y no tengo más opción que atender, aunque nadie me obliga a interactuar con la persona al otro lado.

Aparezco envuelto en una nube negra con olor a amoniaco, descalzo y desnudo de cintura para arriba, vistiendo un pantalón de piel que probablemente ya pueda ser considerado reliquia dado los siglos de antigüedad que carga encima. Por supuesto no podía faltar mi expresión más macabra.

La primera impresión es la mejor.

Inmediatamente reconozco el lugar. En la antigüedad, hablando más o menos de 250 años atrás, este lugar era usado constantemente por practicantes de magia negra para invocar todo tipo de criaturas. Llegué a venir varias veces, todas y cada una de ellas terminadas en tragedia para aquellos que osaron llamarme.

Busco al infortunado humano que cuyo futuro no tiene pinta de ser muy largo.

Nada, estoy solo.

Bajo mi vista hacia el círculo ritual desgastado y prácticamente escondido entre la maleza. Hay sangre ahí, no es mucha, pero suficiente para invocar a un demonio de mi clase si el ritual se hace como es debido.

Sigo el rastro de sangre, pequeñas gotas intermitentes separadas por metros y metros. ¿Pero que mierda pasó aquí?

Debo admitir que este juego del cazador y la presa me está gustando.

Mis orbes amatista brillan intensamente al reconocer una figura baja a unos metros de mi ubicación, muy probablemente perteneciente al frágil ser que huye de mí.

Murmullos incoherentes se escuchan al acercarme cada vez más a mí presa. No hay nadie más en el lugar, así que decidí desaparecer para jugar un poco más al gato y el ratón.

–Soy un idiota, ¿quién carga con una navaja en el bolsillo y se olvida de ella?– Dice con fuerza tomando la mano envuelta torpemente con un trozo de tela lleno de sangre.– Nahoya va a matarme.–

No comprendo una mierda.

El humano no parece huir, ni siquiera se le ve asustado. Únicamente una mueca de dolor y frustración se refleja en su rostro mientras sigue caminando sin percatarse de mi presencia.

Soy invisible, pero comunmente pueden sentirme a su alrededor.

Lo sigo intentando darle sentido a las palabras que suelta de vez en cuando, permitiéndome llegar a una rápida conclusión: el imbécil debió cortarse con algo provocando que su sangre cayera en el círculo ritual, activando el hechizo que seguramente años atrás alguien dejó inconcluso.

Una casualidad con muy pocas probabilidades de ocurrir, pero posible.

Claramente el humano no tiene idea de lo que hizo, podría ahorrarnos a ambos el mal rato y simplemente regresar de donde vine, ¿pero eso que tiene de divertido? Hace años que no salía del inframundo.

Decido jugar un poco con él, lo hago tropezar varias veces, caer, chocar he incluso soltar palabras contra su voluntad. Debieron ver el rostro de esa anciana cuando la insultó sin razón alguna.

Confundido, golpeado y sangrando, el humano al fin llega a lo que parece ser su hogar. Una pequeña casa con estilo parecido a las que hemos pasado por el camino, esta época comienza a gustarme.

Entra utilizando lo que parece ser una llave mucho más pequeña y pulida de lo que recordaba que fueran. Una vez abierta la puerta, que no parece pesar nada, no puedo evitar quedarme parado en la entrada admirando todo a mi alrededor.

Hay aparatos extraños por doquier, muebles de estilo... ¿moderno? No lo sé, todo es malditamente diferente a como lo recordaba.

Sigo al humano que aún se queja dentro de lo que parece ser el lugar donde se asean y hacen sus necesidades.

–Dios, creo que me estoy desangrado, voy a morir y Nahoya me va a encontrar en el baño. ¿Debería escribir mi testamento mientras puedo seguir moviendo mi otra mano?–

Bueno, algo no ha cambiado, los humanos siguen siendo estúpidamente dramáticos.

–¿Por qué no pruebas con un corte vertical en tu brazo? Seguro eso te matará más rápido que ese pequeño corte del que te quejas tanto.– Digo apareciendo de repente dentro del espejo frente a él, provocando que gritara y cayera dentro del hoyo donde puedo apostar, hacen sus necesidades. Esto es tan divertido que me dan ganas de quedarme por un tiempo.

Desaparezco del espejo y esta vez todo mi cuerpo se materializa a unos pocos centímetros de su lamentablemente ser.

Acerco mi cara a la suya, inspeccionando a mi temblorosa presa por primera vez.

–¿Pero que tenemos aquí?– Mis ojos lilas recorriendo todo su rostro, sin perderme un solo milímetro.– Un mortal con apetecibles labios rosados.– Digo mordiendo mi labio seductoramente. No me pueden culpar, llevo siglos únicamente en compañía de otros demonios, simplemente es demasiado tiempo allí abajo.

–¿Q-quién e-eres?–

Me alegra saber que sigo teniendo el mismo efecto sobre ellos.

–¿Q-quién s-soy?– Lo imito altanero.– Soy el demonio que invocaste, ¿lo recuerdas?–

Toco su labio inferior con mi pulgar esperando a que reaccione. Es suave, demasiado diría yo.

–¿D-demonio? Yo n-no i-nvoqué n-nada...–

–Sí, lo hiciste. Que no te hayas dado cuenta es otra maldita cosa.– Lo interrumpo enojado al confirmar mis sospechas, la primera vez en siglos que me invocan y es por accidente. Si alguien de allí abajo se entera seré la burla del inframundo por décadas.

–Levántate de ahí, maldita sea.– Trueno mis dedos y hago que levite un poco hasta estar nuevamente de pie.– Yo ya estoy aquí, no importa cómo.– Dirijo mi mirada a la ardilla azul temblorosa que tengo enfrente.– Ahora, humano, muéstrame esos aparatos extraños que tienes por todos lados.–

No se mueve y me veo en la necesidad de arrastrarle, no tengo toda la vida para esperar que se le pase el trauma.

¡Hola, solcitos! Como os había mencionado anteriormente, aquí os traigo mi primer fic Ringry 🥰.

Espero que os haya gustado, lo he trabajado todo con mucho cariño para vosotres ( ◜‿◝ )♡. Tendrá actualizaciones un poco lentas... ¡Pero subiré algo siempre que pueda! (๑•﹏•)

Besos y abrazos de mi parte, tened una linda noche o un lindo día <3.