Una pastilla para dormir.
Mi mente me decía que la tomara, pero la ignoré, después del sueño de anoche no quise tomarla. La verdad es que me daba un poco de miedo lo ocurrido; a otra parte de mi le parecía normal y hasta divertido, es de lo más común tener sueños sin sentido, es más, es raro que los sueños lo tengan. Aunque, esa no era la única razón para no tomarlas, tenía que saber si ahora era capaz de dormir por mi misma.
Cómo supuse, me fue imposible dormir, logré dormir un par de horas en la madrugada. Me enojaba no poder encontrar otra manera que no fueran las pastillas para quitarme el insomnio. Sería otro día con mucho sueño, aunque no me sentía tan mal como antes y eso era porque había podido descansar ya un poco.
...
- Te ves cansada. ¿No dormiste? - Erika sonaba preocupada y yo solo negué con la cabeza. - Más vale que empieces a dormir bien porque mañana tienes tu primer día de trabajo. - Me sonrió para darme ánimos.
- ¿En serio? ¿Tus papás aceptaron?
- Si, les agrada la idea de que haya alguien más de confianza trabajando conmigo.
- Seremos compañeras de trabajo. - Le sonreí. - Te vas a hartar de mi.
- Todo por el bien del negocio familiar. - Bromeó.
- Siguen sin darte los cortes de caja, cierto?
- Por supuesto que no me dan. A este paso todo mi sueldo se irá por estar reponiendo lo que me falta.
Bueno, ya había una cosa menos de la cual preocuparme. Con ese trabajo podría pagar la operación del chico, la cuál pagaron sus papás en el momento y teníamos que darle el dinero a ellos. Solo faltaba buscar una nueva escuela en la que aceptaran a un chico expulsado en el último tercio del año escolar.
Yo salía en una semana, estaba en mis famosos exámenes finales del segundo año. Hace poco más del año de lo ocurrido y seguía sin superarlo, había aprendido que cada quien tiene tiempos diferentes para superar las cosas y está bien utilizar más, con el hecho de hacerlo era más que suficiente. Por lo menos ya no me atormentaba de la misma manera. Esperaba que nadie recordara que había sido ya hace un año y mucho menos que volvieran con su pésame, lástima o burlas.
Volví a casa temprano y me estaba cansando de que mi vida parecía un bucle, día tras día; era una rutina desesperante, con la única diferencia de que ahora iría a trabajar, lo cual me ponía muy nerviosa y sobre todo me estresaba. Pensaba en como haría para estudiar para mis exámenes, hacer los proyectos que me faltaban y ahora trabajar, más la búsqueda de la nueva escuela, reunir papales, ir a hablar con directores. Yo no debería hacerlo, no era mi responsabilidad, pero era mi hermano y lo amaba. Si nuestra mamá no tenía el tiempo, yo me lo haría.
Antes no pude hacer algo por esta familia, me callaba y solo cerraba los ojos ante las cosas difíciles; me negaba a hacer lo mismo que en ese entonces, no quería ser la misma de esa vez....
- ¿Alguna escuela que te interese? - Puse manteles sobre la mesa.
- No realmente, puede ser la que está cerca de tu universidad. La verdad no me importa donde sea. - Colocó los cubiertos.
- ¿Seguro que no importa? - Pregunté para asegurarme.
Había estado extraño desde que llegué, pensé que quizás ya se estaba aburriendo de estar en la casa todo el día solo y sin nadie más, tal y como le dije que le pasaría.
- No hay escuela en este país que no sepa lo que nos pasó, así que si, estoy seguro que no me importa. - Exageró y el ambiente se tensó.
- Oye, para que los demás lo superen, debes superarlo tú primero. Sé que no es fácil lo que te pido, pero siempre hay soluciones. - Tensó la mandíbula y los ojos se le pusieron llorosos. - Dime qué ocurre.
- Llamó... Suspiró con fuerza y me puse ansiosa. - Dijo que nos extrañaba y que había cambiado. - Se sentó e hice lo mismo. - No sé si creerle, me gustaría hacerlo.
- También quisiera poder creerle, pero tú y yo sabemos mejor que nadie que eso no es cierto. - Me miró fijamente mientras una lágrima recorría su mejilla. - Estaremos bien, te lo prometo. No lo necesitamos, no necesitamos de nadie porque nos tenemos nosotros. Yo por ti y tú por mí, lo recuerdas?
Bajó la mirada respondiendo con un ligero "Si". No quise llorar de nuevo por eso, no con él ahí. Cada vez me costaba más fingir que no me pasaba nada malo, que ya estaba bien y que mi vida había vuelto a la normalidad.
Todo era una mentira.
Soy una mentirosa.
La verdad es que me daba miedo no ser lo suficientemente fuerte para poder sostener a Oliver. Mi mayor deseo para él, es que no fuera igual a papá, mi anhelo era que Oliver fuera un buen hombre, realizado y con buenos valores. Eso quería para mí hermano y hacia lo que podía para hacer eso realidad.
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Más allá de los sueños
FantasíaMelissa, una estudiante de psicología cansada y frustrada por varios problemas que la acompañan desde el pasado, opta por tomar pastillas para dormir sin saber que pronto descubriría algo que la hará desear no haberlo hecho. Los sueños son inofensi...