Dejar de ser víctima

Dejar de ser victima

Los abusos múltiples suponen un ejercicio de poder contra un menor, tienen una dinámica lenta en el que el abusador va preparando el camino seduciendo a su próxima victima, proceso sutil, aparentemente amoroso y puede durar años hasta llegar a la violacion.

Los abusadores, a través de la seducción, las caricias que rasguñan, aseguran un amor profundo, hacen que confíes en esa persona que, además de cuidarlo, lo ama por sobre todas las cosas y aunque no sean agradables se convierten en normales, repitiéndose numeradas veces, y una vez que el abusador consigue la voluntad o el miedo de su victima, repite la agresion sexual, mientras la victima hace silencio por miedo o confusión, miedo de que no le crean, de que la culpen o incluso de perder a su propia familia.

Si mi abusador me dice que soy inteligente y bonita es porque lo soy, no importa lo que diga el resto, porque soy leal a él, y por eso siento culpa. Se fijaba en mi comparándome con otras mujeres, auto daño y promiscuidad, con tales formas de desacreditarme: " Y a vos quien te va a creer si te cogiste a tal...", pierdo credibilidad ante el, ante mi y ante todos.

No era dueña de mi física ni mentalmente, estaba en el círculo de la perversion constante donde mientras tanto el abusador y el entorno habla, actúa y trabaja con total impunidad, pretende hacer a la victima responsable de su propio abuso, utilizando frases de índole " mira como me pones" "mira como estoy", se erotiza y sobreexpone a las mujeres, niñxs y adolescentes.

La sociedad y los medios de comunicación siempre nos dicen a las mujeres y a las jóvenes que tenemos que ser bellas, arregladas, flacas y por supuesto con modales de señorita, pero cuando las mujeres no cumplen con ese estereotipo se las expulsa del sistema de belleza y aceptación, por lo tanto se la discrimina. Cuando se cumple y da con ese paradigma, también se la juzga por su atractivo, como si tuvieran la culpa de atraer, por lo tanto la sociedad hace doble vara de culpabilizacion.

Siempre se va a poner en duda la palabra de la mujer, pero quien realmente vive esto sabe lo que implica el costo de denunciar, económicamente, temporalmente, pero sobre todo emocional, estas situaciones son muy desgastantes para la victima y para todo su entreno de familia y amigos y como todo hecho de violencia sexual es traumático, muy difícil de hablar, agotador y doloroso.

Hoy miro hacia atrás y veo en la mujer que me voy convirtiendo, siento que poco a poco voy rescatando a esa chica que fui, donde estuve sometida y violentada, finalmente como me voy construyendo hoy en día es quien le da respuestas a esa chica sobre lo que vivio.

El me hizo victima, pero yo pudiendo hablar y denunciar dejo de serlo.