si todo hubiera sido diferente pt 2

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Espero les guste.

Ilenko.

- Eso es lo que hemos avanzado mi Boss - el trabajador de las calderas me da el informe a través de la llamada que hago todas las semanas para saber el labor que se hace en Groenlandia.

- No está mal, pero quiero que sea mejor - termino el puro que me estaba fumando - la próxima semana quiero mejores resultados, no quiero viajar a despegar cabezas - amenazo, escucho como suspiran al otro lado.

- Si mi Boss, espero su llamada la otra semana - cuelgo levantándome del asiento dirigiéndome a mi escritorio.

Me detengo por inercia en la ventana observando el exterior, en el jardín se encuentra la Bruja haciendo ejercicios prenatales, según ella.

Carga una licra en conjunto con un buzo fino, con ella están dos de las cuatro esclavas que tengo aquí, por lo que he visto es amiga de todas, no se lo prohíbo ella puede hacer lo que quiera siempre y cuando no me perjudique a mi ni a lo que lleva en el vientre, al final de cuentas ella es lo mismo, una esclava, mi esclava.

Salta sutilmente sobre una pelota cuando en lo que deveria estar saltando es en mi vergx, llevo dos semanas aquí, semana en donde la mayoría del tiempo nos ignoramos, cuando no lo hacemos es porque estoy tocando a mi hija la cual es muy inquieta ya que se mueve mucho.

Veo como rie de algo que le dicen, esta pálida y con un poco de ojeras pero aun así se ve hermosa.

Que?, eso no lo voy a negar, la maldita es hermosa.

Sigo mi camino llegando al escritorio organizando los documentos, planeando itinerarios y comunicándome con la gente que se quedó conmigo.

Hablo un poco con mi hermana que me informa que nuestra madre está preocupada por lo que a pasado en este último tiempo.

Le hago saber que no deben preocuparse por nada, que si estamos ocultos no es por cobardía, es por estrategia, el maldito Italiano se cree el más inteligente pero no sabe qué a mi me encanta dar sorpresas a la hora de demostrar las cosas.

Paso dos horas más encerrado, termino todo dejando organizados los papeles para mañana, salgo de mi despacho dirigiéndome a mi habitación a tomar un baño.

La habitación de Emma queda frente a la mía, entro sin tocar porque está es mi casa y puedo pasar a donde se me dé la gana.

Esta vacía pero escucho como cae el agua en la ducha, su ropa esta tirada en el piso, todo está ordenado, me siento pendejo estando aquí como un maldito acosador.

Un frasco naranja sobre su velador me hace acercar para ver que es, por lo que se todas sus vitaminas las tienen las esclavas se me hace raro que uno de los frascos esté aquí.

Lo tomo leyendo lo que es, se me hiela la sangre y algo se me atora en la garganta al ver que son pastillas antidepresivas.

Las empuño a tal medida que el frasco se fractura un poco, la ira inunda mi sistema haciéndome salir de inmediato para no matarla ahora mismo.

Me baño con miles de dudas, ella nunca a mostrado indicios de depresion por lo tanto no entiendo porque anda tomando estas mierdas y aún más sabiendo que lleva a mi hija dentro suyo.

Bajo al comedor en donde ya está comiendo, tiene el móvil en la mano.

- Salgan todos ahora - pido tratando de mantener la calma, me miran sin cumplir la orden - QUE SE LARGUEN YA O EMPIEZO A REPARTIR TIROS - grito haciendo que el león se pare y que todos salgan dejándome solo con la maldita que me mira con el ceño fruncido.

Saco el frasco del bolsillo lanzandolo con fuerza a la mesa logrando que se rompa por completo exparciendo las pastillas que contenía.

Abre los ojos con horror mirando el contenido regado sobre la mesa.

- Explicame qué es esta mierda - la paro de la silla.

Empieza a lagrimear sin mirarme a la cara.

- HABLA YA - la tomó del mentón por la fuerza.

- Las necesito - habla en un susurro empezando a sollozar.

- No le vengas con esas mierdas que no te quedan - la suelto sintiendo el corage que quema mis venas.

- No entiendes - trata de explicar pero no me interesa nada.

- No entiendo que?, que eres una loca que está tomando mierdas que dañan a mi hija - niega bajando la mirada - sabrás ya que tienes prohibido volver a tomar cualquiera de esas porquerias, si tanta depresión tienes según tu puedes matarte luego de haber parido a mi hija mientras tanto si algo le llega a pasar creeme que si te arrepentirás de haber nacido - llora más fuerte callendo de rodillas al piso, el león se le acerca y ella lo abraza descargandose en el.

- Ahora largate que no te quiero ver - quiero que se valla para no sentir el puto remordimiento que me toma, soy el Boss a mi nada debe causarme este tipo de sentimiento.

Trata de levantarse pero falla, lo vuelve a intentar deteniéndose cuando varios boyevickis entran ayudarla, nisiquiera me molesto en gritar más, tomó una botella de whisky dirigiéndome al despacho.

No me importa Emma James, solo me importa mi hija y su integridad, trato de convenserme repitiendo esa frase una y otra vez en mi cabeza.

Paso la noche encerrado sin poder dormir, vine en busca de un poco de paz y lo único que e encontrado son más problemas.

Emma

Duele, me duele mucho el alma pero nada se compara a este roto corazón.

Yo jamás quise hacerle daño a mi bebé, solo recurría a las pastillas en los momentos más difíciles, solo no quería sentirme de esa manera que lastima todo tu ser.

Los ataques depresivos me tomaban de sorpresa, podría estar riendo y de la nada sentir un pozo inmenso dentro de mi, la respiración se me volvía pesada, mi mente me jugaba en contra, sobrepensaba las cosas llevándome a ese oscuro hueco de la depresión.

Llorar no me aliviaba pero aún así no podía evitarlo, no quiero sentirme más así.

- Gracias - seco las lágrimas cuando los boyevickis me dejan sobre mi cama.

- Necesita algo - me pregunta uno de los varios hombres, son de los que me han cuidado desde que llegue aquí.

- Ya no están enojados conmigo - pregunto hipando.

Todos niegan sonriendomen, acción que le regala un poco de calidez a mi fría alma.

- Solo quiero dormir - les digo para que me dejen sola.

- Estaremos afuera - cierran la puerta dejándome en la soledad de la trizteza que recorre mi ser.

Toco mi vientre recordando la fuerza que debo tener, mi bebé no se merece esto.

- Te amo mucho - le digo sonriendo, ella es el motivo de todas mis sonrisas, ella es mi cura.

En poco cumpliré cinco meses de embarazo, aún así no puedo asimilarlo, sigo sin creerlo es como si estuviera viviendo en un sueño, tendré un bebé, seré madre.

Yo estaba consciente de que si quería ser madre algún día, no lo esperaba a esta edad y mucho menos en esta situación.

Pero pasó y ahora soy una mujer que desea a esta niña como a nada en su vida, Amelie es la esperanza que necesitaba.

Amelie, nombre que me encanta el cual desde ya se que no será el que porte esta pequeña bebé, el padre es tan egoísta que no me dejara escoger su nombre, si antes me odiaba ahora estara planeando mi muerte seguramente.

Paso dos horas dando vueltas en la cama, no logro dormir así que me siento sacando el pequeño cuaderno que tengo guardado en el cajón, aprendí un método muy bueno a modo de terapia.

Escribir, lo empeze a hacer desde que me entere que estaba embarazada, llevo un poco menos de la mitad escrito, aquí plasmo mis sentimientos y también le escribo a mi bebé.

Son la una cuarenta de la mañana cuando bostezo, escribí cuatro páginas, llore y también reí mientras lo hacía, que les digo creo que realmente si estoy loca.

Pongo punto final guardando todo en el cajón, apago la lámpara acostandome de lado, me acurruco con las sábanas tibias que me confortan.

Cierro los ojos pensando en que mañana será un nuevo día, mañana también saldrá el sol.
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Mi Hermosa BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora