Era una mañana lluviosa de abril. A penas eran las 7:30 de la mañana y ella estaba ahí, parada en la puerta de un completo extraño, en aquella casa sin luces, sin pintura y sin más nadie que el.
Ella lo había visto antes en el barrio, pero jamás se había fijado en el de ninguna manera. Sólo se pasaban por el lado, quizás. Pero ninguno notaba al otro.
A sus 18 años y medio, su vida era bastante aburrida. La monotonía a la que estaba obligada la tenía bien jodida emocionalmente. Vivía solo con su padre, y era bueno, pero bastante controlador. Estaba estrictamente prohibido salir a menos que no sea lo de siempre; la escuela. Sus días eran algo como - me levanto a la cinco treinta, me alisto para las siete, subo al techo y público unas historias del cielo en Instagram y me voy la escuela hasta las cuatro de la tarde - Y todos los días era igual.
Sentía deseos de libertad, de hacer lo que ella decida que hará, pero no había manera. Habían decidido que viviría con su padre por la escuela, siempre se recordaba así misma que no podía fallarle a su familia. Porque fallarles a ellos, sería de igual manera, quedarse mal así misma.
Por las noches, dejaba volar sus deseos con el único escape que le era posible; la imaginación. Leía algunas historias en Wattpad, algunos libros físicos y, aquella página en Instagram de algún escritor anónimo. Todas las noches entraba a leer lo que haya publicado aquel tipo o, tipa. Le daba like, compartía una que otra cosa de esa página, pero nunca comentó nada. Una noche, al entrar, encontró un mensaje que decía: gracias por leerme y compartirme. Se emocionó al leer eso que venía de parte de esa página que tanto le gustaba. Empezó hacer preguntas, insistió para que le contestarán, hasta que logró lo que quería. - Aquel escrito anónimo era hombre wau!!!
Cada día se conectaba para hacer más y más preguntas. Le encantaba cuando aquel personaje la llamaba: niña curiosa.
La vida es cortita y el mundo es pequeñito. No creería nunca en la vida que, aquella persona detrás de esas letras, vivía en su misma ciudad. Que conociera a casi toda su familia, que no la haya notado a ella antes...
Empezó a sentir más curiosidad, pero también más miedo. Pero igual deseaba conocer aquel escritor. Tenía que ver con sus propios ojos, aquella persona que tantas cosas escribía, que la identificaban a ella.
Entre tantas conversaciones con aquella persona, le había dicho que, en su trabajo de vida real, tenía los jueves libres, así que, al siguiente jueves, al salir de la escuela, pasó por aquella dirección que le había dado. No lo encontró.
Cuando volvió a comunicarse, el le había dicho que se quedó esperando hasta equis hora. Pero es que ella pasó minutos más tarde... Había otra manera de verlo, y el lo sabía, así que, una noche cualquiera el fue quien pasó por su calle. Ella esperaba fuera, mientras se hablaban por mensajes, estaba pendiente a cuando pasara. Estaba oscuro, pero si el le escribió que justo estaba pasando, pues tendría que imaginar lo que no puedo ver muy bien. - "lo imaginé más alto, más fuerte". - se imaginó mientras lo veía pasar.
No volvieron hablar hasta el otro día. Cuando vio los mensajes, el le decía cosas como: - Había visto tus fotos, pero en persona ese culo está más grande... Me gusta tu cabello riso... Estás más bonita en persona...
Dios! Ese niño me atrae y ni si quiera se lo que tiene para hacerlo. Habiendo leído esas palabras recordó... Aquella primera vez que se escribieron, tardaron hasta las tres de la mañana para despedirse. Aquella magia que colgaba de aquella conversación era especial. Hablaron de todo, ella preguntó de todo. Le encantó que él era sutil, pero igual pervertido. Recordó que aquella noche, el hizo que se masturbara a su nombre, sin haberlo visto nunca, solo con palabras escritas.
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Mis cortas historias
AdventureContar las cosas que suceden a tu alrededor, mirar desde fuera, desde otro punto de vista, te da una visión más amplia de todo.