Steve Rogers

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Primera parte

—¿¡Pero que mierda, Steve!? -la castaña estaba llorando, mirando esos ojos azules.

—Amor, por favor solo déjame explicarte.

—¿Y qué mierda me vas a explicar, ah? ¿Me vas a decir que estoy loca?

—No, solo... por favor hablemos las cosas.

—Eres un mentiroso, eres un idiota, Rogers.

Caminó en dirección a la puerta para salir del departamento, Steve la tomó para que no continuara con su recorrido. Pero la mujer trató con todas sus fuerzas deshacerse de su agarre.

—Cariño, por favor -suplicó el rubio.

Término soltando a su prometida cuando está dejó de llorar y sólo atinó a echarse a llorar como niña pequeña. Se dejó caer al suelo destrozada completamente, Steve por su parte se agachó hasta quedar junto a ella, abrazando y tratando de consolar a esa bella mujer de ojos castaños.

—No... no quiero... que me... toques, por favor, no quiero, no puedo ni siquiera... verte ahora.

—_________

—¡Un mes! Falta un mes para nuestra boda, Steve, ¿y tú...?

—Cielo solo déjame explicarte.

—Yo lo vi, yo lo vi, Steve. Ahora entiendo porque no querías que la tomara, ahora entiendo porque te alterabas cuando me veías agarrarla.

—_______... yo....

—¿Por qué mierda tenías una foto de ella en tu brújula, Steve?

Pero él no dijo nada, solo atinaba observar los ojos irritados de su prometida. Trataba de hablar, pero las palabras morían en su boca antes de poder nacer por sus labios.

—Un mes, Steve, falta un mes para casarnos... y encuentro esto...

—Amor.

—No.

Pero una risa masculina hizo que la castaña confundida y enojada, con la cara empadada en lágrimas volteara a ver al hombre que tenía frente a ella.

—Me alegra que toda esta situación te cause gracia, Rogers.

—Amor, ¿estás celosa?

—Pero claro que estoy celosa, enojada, decepcionada y...

Pero Steve volvió a reír, la sangre comenzaba a hervir en pequeño cuerpo de la mujer de cabellos color chocolate, se levantó y caminó rápidamente hasta el cuarto, cerró la puerta, pero Rogers iba tras ella, abriendo la puerta que segundos atrás su prometida acababa de cerrar.

—Suéltame, Steve -dijo la joven al sentir la mano de Rogers en su cintura.

—No me río de ti, amor, me río porque... nunca fuiste una persona celosa, o al menos jamás me hiciste una escena de celos como ahora.

La femenina volteó a mirarlo. Estaba por hablar, pero el rubio de ojos azules se le adelantó.

—Esa brújula no es la mía, amor, es de un soldado, llamado James, yo había dejado la mía en la sala de entrenamiento ese día, él y la agente Carter tienen una relación de más de tres años. ¿De verdad me crees tan idiota como para cometer un error así?

El rubio esperaba pacientemente a que su novia le diera la respuesta, pero al ver que ella no trnia intención alguna de hablar, o de decir lo que era claro, él continuó.

—Al parecer, si. Amor, escucha, hemos estado juntos desde niños, tú más que nadie sabe que antes del suero las mujeres no me volteaba a ver ni por error, pero por alguna extraña razón que aún desconozco, tú te enamoraste de mí, y, amor, eres la mujer más bella, increíble, noble, inteligente, buena, cariñosa y perfecta de absolutamente todo el mundo.
Soy muy afortunado de tenerte en mi vida, créeme cuando te digo que yo jamás podría engañarte. Antes jamás sufriste de celos, porque de alguna manera sabías que las demás no veían atractivo alguno en mí, y no las culpo, era yo el que siempre sentía celos de tus amigos, o de cualquier tipo que se te acercana o hablaba, porque mírate tú y mírame a mí... eres mucho para mí, y si, sé que ahora con este cambio físico las chicas me voltean a ver más de lo que alguna vez imaginé, pero eso no me interesa en lo más mínimo, porque sé que solo me hablan por eso, por el físico, en cambio tú, tú me conoces en niveles más importantes que solo el quitarme la playera.
Llevamos años juntos, amor, y entiendo que todo esto ahora sea nuevo, difícil y complicado para ti, pero... lo único que ha cambiado es mi apariencia, porque el amor, el respeto, la fidelidad y el cariño que te tengo eso sigue intacto, amor, no hay mujer con la que prefiera estar que no sea contigo. Te pertenezco no solo físicamente, sino emocional y hasta espiritualmente hablando, te amo con mi corazón y te amo con el alma.
Solo te pido, amor, que... después de todo este tiempo juntos, que me brindaras un poco de confianza, un poco de credibilidad... porque te aseguro que con quien quiero compartir una vida es junto a ti.

One Shots. (Steve Rogers/ Chris Evans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora