Aaron (PARTE I)

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—Pues nada queda ya de ti, de mí, de ayeeeeeeeeeer, qué pena, nuestra historia pudo ser fantáaaastiiiiiicaaaaa...

Yo ya estaba pensando en que escala de incómodo podría ser esto, pero Luka ya lo llevó a un nuevo nivel.

—En serio ¡¿Quién carajos tiene tantas canciones de Luis Miguel en su playlist?! —se quejó Kira desde el asiento trasero.

—La verdadera pregunta, Japón, sería ¿Quién NO tiene canciones del Luismi en su playlist? —refutó Luka— ¡Aquí viene mi parte favorita! ¡Mienteme con un beeeesoooooo que parezca de amooooooooor! Necesiiiiito creerteeeeee ¡Culpable o nooooooo!

La canción se cortó de golpe cuando, en un rápido movimiento, apagué el estéreo. Suspiré silenciosamente aliviado de no tener la música retumbando en mis oídos cuando noté de reojo que Luka se volteó a verme con un enojo dramático que obviamente se le pasaría a los segundos.

—¡Qué feo que seas así! —se quejó— Jarek no es el único con buenos dotes para el canto y estás celoso de mi talento, lo entiendo, pero no necesitas apagar la música, honey.

—No cantas bien en inglés, menos en español —me limité a decir.

Luka se rió escandalosamente y se encogió de hombros.

—Los haters también son seguidores, así que envídiame todo lo que quieras —soltó Luka en la cumbre de su momento de diva y volvió a prender el estéreo mientras buscaba otra canción—. Si no les gusta las canciones en español entonces iremos con un clásico.

Single ladies de Beyonce comenzó a sonar por los parlantes y yo negué con la cabeza.

—Ay, ya va a comenzar —escuché sisear a Kira desde el asiento trasero.

No sé en qué momento Luka se adueñó del estéreo, pero sí sabía que en cualquier momento pondría esa tediosa canción, no era tediosa porque fuera mala, sino porque era la canción favorita de mi hermano, y cuando a él le gustaba alguna canción la repetía hasta el cansancio. Miré de reojo como Luka hacía eufórico la coreografía en el estribillo y negué con la cabeza, luego levanté la vista hacia el espejo retrovisor para tener una vista completa de Kira, quién se encontraba con los brazos cruzados, la vista perdida en la ventana y con el rostro rojo como un tomate.

Sin pensarlo, Kira levantó la vista hacia el espejo como si supiera que la estaba viendo así que aparté mi vista al instante para volver al frente.

¿Estaba desanimado porque me acababan de rechazar? Sí, me rechazaron como a un pobre perro callejero, ahora, ¿cambiaría mi trato con Kira únicamente porque me rechazó? Para nada, ya no tenemos quince años para estarle haciendo la ley del hielo, pero me apartaría un poco para darle su espacio.

Estaba sorprendido cuando dijo que lo nuestro sería una estupidez, yo no lo creo así, ella me gusta y yo le gusto. Y no digo esto por ser egocéntrico, lo digo porque noto todas las veces que me le acerco como empieza a sonrojarse y decir cosas sin sentido. No hay que tener muchas luces para notar eso.

—¡Vamos canta Aaron! —La voz de Luka me quitó de mis pensamientos y giré la cabeza para ver cómo acercaba su puño a mi cara como si sostuviera un micrófono y bailaba desaforado.

—No me sé esa parte —me limité a contestar mientras volvía la vista al camino.

—Agh, nunca te sabes las partes —reprochó y siguió cantando por su cuenta— ¡If you liked it then put a ring on it, don't be mad once you see that he want it!

***

Una vez que llegamos al centro comercial, Luka había decidido ir a buscar algunas cosas para su cumpleaños. Sus celebraciones no eran tan pequeñas que digamos. A esto me refiero a que desde la secundaria va un centenar de gente a su cumpleaños que es la gran aclamada fiesta antes del fin del verano, por lo que Luka siempre lo hace con una temática distinta cada año.

No me llamo Mulan [Princesas Modernas #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora