Ya Escapamos Del Infierno

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Ya es el día, el día más ansiado y esperado por las cuatro, todo estaba bien planeado, esta vez nada va a fallar, lo sé, se que pronto vamos a salir de este infierno.

Me levante, ya era hora de ir al baño.
Pero, antes de salir del baño, Catalina y yo nos miramos dando la señal de iniciar nuestro plan.

—¡Hey! Zanahoria con pecas.

—Disculpa ¿cómo me llamaste?

—¿Querés que te lo deletrée o sos estúpida?

—Mira conchuda de mierda. Me volves a decir de nuevo así y te reviento.

—Hace la prueba. Dale —la empuja.

—Vos te la buscaste —se abalanza hacia a ella —.Y comenzó la pelea entre las dos tirándose al piso dando trompadas y agarrándose de los pelos.

—¡¿Pero qué está pasando acá?! ¡¿por qué tanto drama?!

—Catalina comenzó a insultarla y las dos empezaron a pelear —dice Sabrina

—¡Nenas por favor paren! —intenta separarlas, pero es inútil —.Tendré que llamar a la hermana Estela —se levanta y sale a buscarla.

Le guiño el ojo a Sabrina y Catalina; ellas me de vuelven la seña.

—¡Ya basta de pelearse! ¡ahora! —dice furiosa —,y las dos se detienen.

—Catalina fue la que empezó a insultarme y luego a pegarme. Juro que yo no hice nada hermana Estela —dice acusándola, con su voz agitada, desesperada por salvarse.

—Sí, es cierto yo comencé todo.

—¡Ah! Mira vos. Ya que sos tan viva para pelear, vas a tener la misma viveza para estar todo el día encerrada en el sótano —le dice con ironía mientras se le acerca y la agarra del brazo llevándola a la rastras —.Nuestro primer paso del plan listo.

—Bien, ya todo terminó. Todas afuera haciendo fila para desayunar. — Hicimos caso a la monjita y, con Sabrina y Tamara nos miramos dando una sonrisita de victoria.

Terminamos de desayunar y luego salimos a hacer nuestros deberes.

—Lucía tengo que decirte algo muy importante —le digo susurrando.

—¿Por qué susurras? —La miro para que hable bajo. —decíme.

—Me voy hoy. Ya sabes lo que tenes que hacer, el plan no cambio mucho. Debajo de tu almohada deje una cartita, es para todas —.Lucía se me queda viendo y luego hace una sonrisa.

—Vos nunca te rendís. Siempre tan valiente, ojalá fuéramos como vos —mantiene su sonrisa —.No te preocupes voy a eliminar todas las pruebas.

—Bien. Gracias. El cuaderno esta debajo de tu colchón. No quiero dejar nada.

—Esta bien.

Seguimos limpiando mientras le daba las últimas indicaciones a mi cómplice.
Salí un rato al patio a tomar aire, debajo del árbol le rogué a Dios que me ayude a salir de este infierno y que al salir mi vida esta en sus manos solo él sabe mi destino y qué destino me dará.
Salió la Monjita a los gritos a dar aviso de que era la hora de prepararnos para la fiesta de cumpleaños de Micaela.

—Melu ¿te gusta el vestido que me puse?

—Sí, esta muy lindo.

—Viste. Yo te dije, la cumpleañera debe lucirse —nos mira las dos.

—Bueno, mis niñas. Todas al comedor.

Ya era hora, estaba muy ansiosa y nerviosa, antes de salir respire hondo y cerré mis ojos, hasta que mis nervios lograron calmarse.
Entramos al comedor; probando una cosa y la otra, mis nervios volvieron tome una buena bocanada de aire pero no hizo efecto del todo, pero la comida si, baile con mis amigas y reí.
Mientras bailaba, observo como entra la hermana Estela y el padre Benicio.
La hermana Estela se acerca a la Monjita hablando al oído, mientras está asiente con la cabeza y se va. Miro a Sabrina y ella a mi, el siguiente paso se acerca.
Al rato, llega la Monjita con otra, con la torta cantando el feliz cumpleaños, Sabrina salió y, yo y Tamara nos fuimos acercando a la puerta mientras las demás se acercaban, llegan las otras dos monjas y nosotras salimos lo más rápido que pudimos por la puerta. Solo espero que Catalina haya logrado salir del sótano.

Las Cuatro ReinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora