DIOSAS libró #1: Amatista -Diosa del Apocalipsis-

Amatista: el origen de la trajedia

Hace muchos mundos, a base de energía demoniaca y angelical, nacio en el infierno un ser diferente a todos los que se encuentran ahí, este ser no era un demonio horrible como los demás, ni una aura maligna sin razón, ni corazón, esta creatura de cabello morado y unos cuantos cabellos rojizos, era la hija del mal encarnado, el rey de reyes en el infierno, de la representación completamente opuesta a dios, Satan mismo, ¿como un monstruo como el, pudo tener a una creatura de apariencia tan inocente y sobre todo, tan humana?, ¿como pudo siquiera crearla? Eso es algo que solo el y sus hijos más allegados sabían, dos de ellos eran Abadon; el demonio destinado a llevar el apocalipsis al mundo, y Lilith; la primera mujer de adan, la primera súcubo del infierno. Los seis príncipes del infierno restantes también sabían de la creación y próximamente llegada de su nueva pequeña hermana, solo a esta pequeña cantidad de demonios se les permitió saber de la creación que el rey del infierno estaba haciendo en las sombras de su castillo, fuera del conocimiento del resto de sus súbditos e incluso de Dios, los siete príncipes tenían que saber lo que su padre hacía pues debían ayudarlo a mantener el infierno en orden, mientras él estaba trabajando en la creación de la que hasta ahora sería su hermana más poderosa, debían mantener dicha creación en secreto incluso para sus propios súbditos, pues las noticias corren a una velocidad mayor a la del sonido cuando un nuevo demonio o ángel se une a las filas de diós o de satan respectivamente.

El día en que por fin la creación de satan saldría de esa incubadora de piedra rojiza rodeada de lava y oro los siete príncipes del infierno, junto con abadon y lilith tomaron muchas precauciones, los seis príncipes recluyeron en sus círculos a la mayoría de demonios en el infierno, incluso se repartieron a aquellos que pertenecían al círculo de su padre, los del círculo de la ira, para mantener el castillo y sus alrededores lo más apacibles posible. Mientras que lilith y abadon acompañaban al jefe del círculo de la ira, para precenciar el nacimiento de la nueva criatura.

Ese dia ellos tres estaban reunidos en el castillo del rey, en una de las zonas mas secretas que había en ese enorme lugar, ningún demonio conocía al 100% ese castillo, nadie mas que el dueño de este.

La piedra rojiza que fungia como incubadora se rompió y sobre su interior calló la lava y El Oro que la cubrían, la lava calento al ser que había dentro dotándolo de una piel fuerte a la vez que suave y El Oro perfeccionó los detalles de su rostro y cuerpo dotándolo de una hermosura sin igual, de facciones finas y suaves cual porcelana, cuando el oro y la lava terminaron de cubrir al ser dentro de la incubadora, este fue removido de su lugar por el rey del infierno, descubriendo en seguida que la criatura de tan bellas facciones era una niña, con cuidado de no despertarla de su sueño la tomó en brazos y la cubrió con una manta de seda negra, luego extendió a la bebe hacia lilith la cual con algo de inseguridad y repulsión la tomó entre sus brazos.

- llévenla a la torre mas alta del castillo -dijo con voz sombría, al par de demonios que había frente a el -si queremos que se mantenga inocente hasta que sea mayor, debe de estar lejos de todo los demonios a su alrededor... sobre todo de sus hermanos...

El par de demonios asintieron con la cabeza, luego el demonio mas alto, de alas negras y apariencia mostruosa, tomo a la bebe, quitándosela de los brazos a lilith de la cual noto su incomodidad al cargar a dicha bebé, el rey de infierno toco la frente de la que seria su nueva hija y dijo:

- necesitara mas energía de angeles caidos, aun predomina mi energía en ella, y debe haber un equilibrio... también les recomiendo que usen su forma humana, asi ella no les tendrá miedo, y no se preguntara cosas inesesarias

- ¿quieres decir que tu no la criaras? ¿Lo haremos nosotros?

Dijo Lilith, la cual se mostraba algo molesta por ello, sin embargo basto una mirada amenazante del rey para callar a la súcubo.