Nakajima se encontraba ya a pocas calles de su departamento cuando una mano lo tomó del brazo y lo arrastró a un callejón para luego azotarlo contra la fría pared.Al levantar la vista pudo ver a un hombre el doble de grande que él, esto hizo que se asustará un poco ya que era obvio que esta persona no traía buenas intenciones, y el estaba en total desventaja al no contar aún con su habilidad.
- ¿Que hace un pequeño tan bonito solo a estas horas?.
- ¿Q-que quieres?.
- Solo un poco de diversión contigo~
El agente no comprendió por unos segundos pero al sentir como era arrojado al suelo y despojado de sus prendas ya no cabía duda sobre las intenciones del otro individuo.
- N-no, po-por favor...
Se sentía impotente al no poder defenderse siquiera un poco, sentía que no era nada sin el tigre.
- No seas aburrido, ya verás cómo nos divertiremos~
Que gran mentira, el único que se divirtió fue el, mientras que Atsushi solo agradecía el hecho de que Yuki no se encontrara con el.
Aquel callejón se llenó de gritos y sollozos del albino, mientras que a solo unas calles cierto azabache esperaba impaciente su llegada.
Finalmente aquella tortura había terminado y aquel despreciable individuo lo había dejado abandonado en aquel oscuro lugar.
Caminó con dificultad las calles que le faltaban para llegar a su amado departamento, una vez dentro de este cerro la puerta tras de si y se desmoronó en su mismo lugar, sin darse cuenta de la segunda presencia que se encontraba en la casa.
Mientras que Akutagawa al escuchar la puerta se apresuró a ir a recibir a su Jinko, sin esperar que se encontraría con una imagen algo desgarradora para el.
Ahí estaba la persona que tanto amaba, con la ropa sucia y mal puesta, marcas en su cuerpo y quebrandose en un horrible llanto.
- J-jinko, ¿Que sucedió?- cuestiono preocupado el mafioso sin pensar que podría alterar al contrario aún más.
- A-akutagawa, ¿Que haces a-aqui?- el chico retrocedía asustado, lo único que le faltaba era que el azabache lo estuviera buscando para golpearlo de nuevo.
- Yo... recuperé mis recuerdos y vi-vine para pedirte p-perdon por lo que hice...pero eso no importa ahora...¿que ocurrió?- se acercó a paso lento al contrario para no asustarlo más, hasta que estuvo a poco centímetros de este.
- ¡Ryu!- exclamó el albino para luego arrojarse a los brazos del oji-gris sin pensarlo mucho.
- Shhh, está bien, está bien.
Atsushi quería explicarle a su pareja lo que había pasado, pero no era capaz de articular oraciones coherentes, dejando al contrario aún más confundido y preocupado.
Con el pasar de los minutos el Albino se había calmado y ya creía poder explicar lo que le había ocurrido.
- C-cuando venía para acá un ti-tipo me arrastró a un callejón y-y m-me...- al albino le costaba pronunciar lo último, aún así, el mafioso ya había unido cabos y aunque quisiera pensar que tal vez y solo tal vez el agente se refería a otra cosa, no podía, ahora era muy obvio lo que había pasado.
- Atsushi, mírame, todo esta bien ¿sí?, yo estoy aquí.
Nuevamente el menor quebró en llanto en los brazos del mafioso, mientras que este ya estaba pensando mil maneras de torturar hasta la muerte a aquel desgraciado que se había atrevido a tan solo poner un dedo sobre Nakajima. Akutagawa podía ser un mafioso, un asesino, extorsionador, ladrón y muchas cosas horribles más, pero si había algo que odiaba y repudiaba eran los violadores.
Tal vez este no era el reencuentro algo ¿tierno? que esperaba, habiéndose vuelto en un momento un tanto desgarrador, pero aún así estaba agradecido de poder sentir el calor del albino, lastima que no pueda disfrutar de esta dulce sensación.
𓍊𓋼𓍊𓋼𓍊𓋼𓍊𓋼𓍊𓋼𓍊𓋼
Dudé mucho si dejar el capítulo así, no quería hacer sufrir al Sushi y me sentía mal tocando un tema tan delicado, y cuando al fin me decidí a subirlo tal cual tuve problemas con Wattpad, pero bueno, al fin pude :D.
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Amnesia (Shin Soukoku)
ФанфикCon la aprobación tanto de la AADD como de la Port Mafia, Akutagawa Ryūnosuke y Nakajima Atsushi llevaban una relación de algunos meses, todo parecía ir bien hasta que un accidente puso algunos obstáculos en sus caminos. La historia me pertenece, la...