Atando cabos

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La verdad no me había sentido nunca así, creo que en este momento preferiría estar muerta, no sé en dónde estoy.

Solo puedo sentir en mi piel una especie de extraño fluido, veo estrellas y lo que parece ser el planeta a un costado, estoy en algún tipo de habitación transparente, no me he movido ni un centímetro porque a la vez tengo miedo de caer al vacío, ruego a dios si realmente existe que por favor no vuelvan a entrar esos seres extraños, odio su presencia, no puedo mirar sus rostros ni por un segundo.

No dejo de contar los segundos, esto es como un sueño, ya quisiera despertarme y contarles a todos lo que viví, me siento enferma y débil, tengo un zumbido en el cerebro, tiemblo sin parar, tengo una sensación de frio extremo fuera de la piel y calor extremo dentro de la piel, mi mirada se pierde como si estuviera intentando virar ambos ojos en distintas direcciones, haré lo posible por moverme, aunque sea un poquito, despejé mi mente e intenté concentrarme, ¿Qué está sucediendo?, siento que nos estamos moviendo... puede ser que... no quiero pensar en alejarme, esta sensación abrumadora en mi pecho y mi cabeza, no puedo dejar de sentir pánico, comencé a toser, intentaré hablar, no puedo hacer más que quejarme en voz alta, todo lo que he dicho solo lo puedo decir en mis pensamientos que por alguna razón siento que son más profundos.

Estoy escuchando una extraña voz mencionar mi nombre

—Dariana—

—¿Qué? ¿Quién eres? ¿Cómo estás en mi cabeza? — pregunté sin dudarlo

—Mantén la calma niña— respondió aquella voz

—¿en dónde estás? No puedo verte—

—Yo sí puedo verte, estas paralizada con los ojos abiertos, estás delante de mí—

—¿a qué te refieres?, yo no veo nada—

—te entiendo, pero mantén la calma o los seres extraterrestres vendrán por ti, no sé a dónde nos llevan, pero no vienen muy seguido, solo vienen a tocar nuestra frente de vez en cuando o a menos que hagas algo que pueda parecer malo para ellos—

—¿ok, pero como puedes verme y yo a ti no? —

—Dariana, solo tienes que tranquilizarte—

—pero ¿cómo? ¿No ves lo que está pasando? Nos raptaron alienígenas, no quiero ni saber que pueden hacernos, ¿Y cómo es que sabes mi nombre? —

—lo sé, entonces, después de todo si existen, y tu nombre, pues me viene a la mente si piensas mucho en ello, también puedo percibir muchas cosas personales de ti, pero ese no es el tema ahora—

—entiendo, pero por favor ayúdame a salir de aquí—

—es lo que trato de hacer, por eso necesito que te calmes, estas conectada a una especie de tubo en la nuca, escúchame, no pienses en nada, yo intentaré tocar o mover tu cuerpo físico—

—¿Qué demonios? Aun no estoy comprendiendo—

—solamente haz lo que te digo, relájate, tenemos todo el tiempo del mundo—

Intenté no pensar en nada, en ese momento de relajación comencé a sentir que me encontraba en dos lugares al mismo tiempo, luego a mi cabeza llegaron muchas palabras, gritos, dolor, nombres, fechas y un sinfín de información aleatoria, me sentí caer a un abismo y desperté sobresaltada vomitando un líquido asqueroso parecido a leche materna, luego de sentir un dolor en la cabeza y la nuca, delante de mí estaba ese extraño señor desnudo intentando alcanzarme con su pie, es una vista muy bizarra.

—¿eres? ¿Eres tú quien me hablaba? — le pregunté

—no te muevas mucho, perdón por despertarte de esta manera, como puedes ver no puedo mover la boca igual que tú, y aun así puedes escucharme, mi nombre es Jimmy, estoy aquí desde bastante, pero parece que el tiempo no existe—

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